La retirada de Afganist¨¢n
EL ANUNCIO de Mijail Gorbachov de que la Uni¨®n Sovi¨¦tica empezar¨¢ a retirar sus tropas de Afganist¨¢n el 15 de mayo ha causado sensaci¨®n. En opini¨®n del secretario de Estado George Shultz, es una indicaci¨®n de que la URSS tiene una "intenci¨®n seria de retirarse". El l¨ªder sovi¨¦tico ha asumido ese compromiso concreto en un momento en que, gracias sobre todo a largas y complejas gestiones llevadas a cabo entre Kabul e Islamabad por el mediador de la ONU, Diego Cordovez, est¨¢n bastante avanzados los preparativos para que la retirada pueda llevarse a cabo.El plan prev¨¦ que Afganist¨¢n y Pakist¨¢n formalicen, en Ginebra, durante la primera mitad de marzo, la fecha y los plazos de la evacuaci¨®n. Adem¨¢s, Gorbachov ha aceptado que, desde el inicio, salga el grueso de las tropas. Es una concesi¨®n esencial para EE UU, que se ha comprometido a cortar su ayuda a la resistencia afgana desde el inicio de la retirada sovi¨¦tica. Por otra parte, Diego Cordovez ha confirmado que la ONU verificar¨¢ la efectividad de la salida.
Queda otro problema decisivo: ?qu¨¦ Gobierno ocupar¨¢ el poder cuando se vayan los sovi¨¦ticos? El mediador de la ONU ha hablado de un consenso entre las partes sobre la formaci¨®n de un "Gobierno ampliado" en Kabul para facilitar la retirada. Pero en este tema subsisten serias dificultades, agravadas por las contradicciones en la resistencia afgana, estructurada sobre una base tribal En todo caso, Gorbachov ha dicho cosas radicalmente nuevas en relaci¨®n con el futuro Gobierno afgano. Ha afirmado que la retirada es independiente del Gobierno que se instale en Kabul y que la URSS no quiere intervenir en el tema del Gobierno. Agreg¨® que, ante eventuales conflictos, cabr¨ªa recurrir al Consejo de Seguridad de la ONU.
Tomar al pie de la letra este distanciamiento ser¨ªa ingenuo. Las visitas de dos viceministros sovi¨¦ticos de Exteriores, uno a Teher¨¢n y otro a Islamabad, est¨¢n ligadas a las negociaciones en curso sobre el Gobierno que, al marcharse los sovi¨¦ticos, pueda establecerse en Kabul. La URSS tiene un inter¨¦s l¨®gico en que ¨¦ste, como m¨ªnimo, no sea antisovi¨¦tico. Ello no resta valor a las palabras de Gorbachov. El anuncio de la retirada sin condiciones en cuanto al futuro Gobierno de Kabul significa un viraje de la pol¨ªtica sovi¨¦tica en un tema decisivo.
Adem¨¢s de los factores internacionales obvios que han presionado a la URSS para que adopte esta nueva actitud, han actuado tambi¨¦n factores interiores. En primer t¨¦rmino, la llegada al poder del equipo de Gorbachov ha disminuido, sin duda, considerablemente el peso en la cumbre de la URSS de los sectores que se gu¨ªan s¨®lo por consideraciones militares y para los cuales Afganist¨¢n es, sobre todo, una base m¨¢s cercana para amenazar a Occidente en el Golfo. Por otra parte, los reveses y las bajas sufridas por los sovi¨¦ticos han causado un creciente descontento en la poblaci¨®n. El acad¨¦mico Sajarov, en su actitud de apoyo cr¨ªtico a la perestroika, ha presentado a Gorbachov dos demandas apremiantes: la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos a¨²n encarcelados y la retirada de Afganist¨¢n.
Afganist¨¢n se ha convertido en un punto clave para medir hasta qu¨¦ punto Gorbachov es capaz de superar tradiciones nefastas y de introducir cambios sustanciales en la pol¨ªtica exterior de la URSS. La URSS nunca se ha retirado de ning¨²n pa¨ªs al que han llegado sus tropas. Los casos de Finlandia y Austria no son un desmentido suficiente por su ligaz¨®n directa con la Segunda Guerra Mundial. Ese principio de no retirada es el que ahora debe quebrarse. Es una "herencia" -por emplear un t¨¦rmino de Shevardnadze- a la que Gorbachov quiere renunciar. A¨²n hay muchos obst¨¢culos en el camino que debe llevar a una independencia efectiva de Afganist¨¢n. Pero la nueva colocaci¨®n de la URSS ante ese conflicto confirma que Gorbachov representa para Occidente un reto al que no cabe responder con la vieja estrategia que ha funcionado desde la Segunda Guerra Mundial.
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