Los factores de competitividad de econom¨ªas regionales espa?oles
En relaci¨®n al an¨¢lisis del programa de lo que va a ser el II Congreso de Econom¨ªa de Catalu?a -cuya celebraci¨®n tendr¨¢ lugar los pr¨®ximos d¨ªas 18, 19 y 20 de febrero en Barcelona-, el autor hace una reflexi¨®n sobre lo que Catalu?a supone en el contexto de la econom¨ªa espa?ola y sobre lo que debe avanzarse en el conocimiento de las econom¨ªas regionales espa?olas.
No es ciertamente este el marco m¨¢s apropiado para hacer un an¨¢lisis en profundidad sobre lo que Catalu?a ha supuesto y supone actualmente para la econom¨ªa espa?ola.Una parte del debate que a lo largo del siglo XIX mantuvieron librecambistas y proteccionistas espa?oles tuvo su campo de batalla m¨¢s claro en Catalu?a, que era por aquel entonces una de las pocas zonas espa?olas en las que el grado de industrializaci¨®n hab¨ªa permitido la existencia de una cultura econ¨®mica y unos grupos de presi¨®n de uno u otro signo que dif¨ªcilmente hubieran podido surgir en muchos otros lugares do Espa?a.
Un ministro de Hacienda catal¨¢n, Laureano Figuerola, cre¨® la peseta y desencaden¨® las iras de los proteccionistas con su arancel librecambista. En Catalu?a, los movimientos patronales y sindicales adquirieron carta de naturaleza. Varias recientes exposiciones vertebradas en tomo al centenario de las C¨¢maras de Comercio, Industria y Navegaci¨®n y en tomo a la ¨²ltima etapa de la industrializaci¨®n espa?ola nos han recordado -recientemente- estos y algunos otros hechos que evidencian que por su posici¨®n geogr¨¢fica Catalu?a actu¨® en muchos momentos de la historia econ¨®mica espa?ola reciente como cord¨®n umbilical entre la Pen¨ªnsula y el resto de Europa.
Ahora que el Banco de Espa?a est¨¢ rindiendo homenaje al profesor Joan Sard¨¢ y que la Generalitat de Catalu?a y el Colegio de Economistas de Catalu?a han hecho tambi¨¦n lo propio en reconocimiento de lo mucho que hizo este profesor catal¨¢n para conectar la econom¨ªa espa?ola a la econom¨ªa mundial con ocasi¨®n del plan de estabilizaci¨®n del que fue protagonista econ¨®mico singular, podr¨ªamos decir tambi¨¦n que algunos catalanes ilustres han colaborado a forjar ciertas l¨ªneas de gesti¨®n y an¨¢lisis de la econom¨ªa espa?ola que est¨¢n en la mente -un poco- de quienes se dedican a las cuestiones econ¨®micas.
Catalu?a representa hoy, con sus seis millones de habitantes, el 20% del producto espa?ol, el 22% de las exportaciones y el 29% de las importaciones espa?olas, y porcentajes bastante m¨¢s altos de lo que es el potencial industrial espa?ol en muchos sectores. Su participaci¨®n en muchos subsectores de servicios es tambi¨¦n notable, como notable es tambi¨¦n su participaci¨®n -mucho menos conocida- en el conjunto de la ganader¨ªa peninsular como consecuencia de un patr¨®n ganadero ahora seriamente comprometido tras la adopci¨®n de la pol¨ªtica agraria comunitaria y su subsiguiente aplicaci¨®n al suministro de ma¨ªz americano en condiciones fluidas.
Sentido de identidad
Estos indicadores y el fuerte sentido de identidad caracter¨ªstico de Catalu?a han hecho que la econom¨ªa catalana haya recibido atenci¨®n especial por parte de muchos estudiosos de la econom¨ªa espa?ola a lo largo de los ¨²ltimos a?os. Tres n¨²meros de la prestigiosa revista Informaci¨®n Comercial Espa?ola (en 1962, 1968 y 1981) se han consagrado a la econom¨ªa catalana, al tiempo que el Banco de Bilbao -pionero en Espa?a de los estudios de car¨¢cter regional- lleva ya patrocinados dos libros sobre la econom¨ªa catalana, y al tiempo que son casi innumerables las ponencias que se han presentado a las reuniones peri¨®dicas de la Asociaci¨®n de Ciencia Regional contemplando cuestiones diversas de la econom¨ªa catalana de nuestros d¨ªas.
Si a todo ello a?adimos los estudios permanentes de las c¨¢maras de comercio catalanas y de ciertas instituciones financieras catalanas sobre la econom¨ªa del Principado, y si a ello a?adimos a¨²n el esfuerzo que la Generafitat ha reemprendido desde su restablecimiento -siguiendo, por cierto, con la trayectoria iniciada en este sentido por la Generalitat de Catalu?a de la etapa republicana, a trav¨¦s, sobre todo, de su Instituto de Investigaciones Econ¨®micas-, podemos pensar que es mucho lo que se lleva ya estudiado sobre la econom¨ªa catalana y sobre lo que ella ha supuesto y supone para la econom¨ªa espa?ola, as¨ª como sus potencialidades y fragilidades y carencias m¨¢s evidentes y m¨¢s caracter¨ªsticas.
En esta perspectiva, y siguiendo una tradici¨®n inaugurada cuando en 1908 la Sociedad de Estudios Econ¨®micos de Barcelona convoc¨® el l Congreso Catal¨¢n de Econom¨ªa, el Colegio de Economistas de Catalu?a ha convocado para los d¨ªas 18, 19 y 20 de febrero el II Congreso de Econom¨ªa de Catalu?a, despu¨¦s de que en el a?o de 1979 se realizara -por cierto, con notable ¨¦xito- un l Congreso de Econom¨ªa y Economistas de Catalu?a. En unos momentos en que Barcelona y Catalu?a parecen salir de la somnolencia en que algunos han interpretado ha estado en los ¨²ltimos tiempos, la convocatoria del congreso puede ayudar a discutir muchos temas que pueden, me parece, marcar la pauta sobre los estudios regionales futuros que deben irse realizando en la Espa?a de las autonom¨ªas, y hasta es posible que de las conclusiones del congreso se deduzcan ciertas l¨ªneas de informaci¨®n y regionalizaci¨®n de la informaci¨®n econ¨®mica espa?ola, hasta ahora, a decir verdad, excesivamente centralizada en muchos aspectos.
Cultura y tradici¨®n
Catalu?a no tiene los mismos problemas ni est¨¢ rodeada por las mismas circunstancias que caracterizan a otras comunidades aut¨®nomas espa?olas. Esto se hace evidente con s¨®lo recordar las perspectivas abiertas por la realizaci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992 o por el impacto diferenciado que el ingreso en la Comunidad Europea est¨¢ teniendo en Catalu?a en relaci¨®n al que est¨¢ teniendo en otras zonas de Espa?a con diferente composici¨®n de sus producciones o con diferente especializaci¨®n econ¨®mica y hasta diferente grado de cultura y diferenciada tradici¨®n industrial.
El mismo papel de las instituciones p¨²blicas -a sus niveles de Bruselas, Madrid o Barcelona- no supone seguramente lo mismo para Catalu?a que para otras comunidades aut¨®nomas determinadas.
Pese a ello, estoy seguro de que un debate sobre Los factores de competitividad de la econom¨ªa catalana -advocaci¨®n bajo la que el Colegio de Economistas de Catalu?a ha convocado este II Congreso de Econom¨ªa de Catalu?a- puede arrojar luz sobre algo que preocupa, en estos momentos m¨¢s que en otros (v¨¦ase ini art¨ªculo La avalancha de importaciones y el futuro exportador, en EL PA?S de 5 de febrero), en todas las comunidades aut¨®nomas espa?olas.
Discutir sobre la formaci¨®n de los economistas y los empresarios; sobre el papel que las administraciones p¨²blicas ejercen sobre la competitividad de la econom¨ªa; sobre las deficiencias en la informaci¨®n econ¨®mica regional; sobre el impacto de las nuevas tecnolog¨ªas, los nuevos vectores de comunicaci¨®n, el sistema financiero o el sistema fiscal; sobre la competitividad de las empresas, o debatir las caracter¨ªsticas de la especializaci¨®n productiva y exportadora permitir¨¢ llegar a unas conclusiones que no s¨®lo interesan a Catalu?a, sino qu¨¦ van a interesar, a buen seguro, a cualquier analista de la econom¨ªa de la Espa?a de las autonom¨ªas y de la econom¨ªa de las empresas, que deben contar -m¨¢s que nunca- con su entorno de interacciones econ¨®micas e institucionales.
El despertar regional es un hecho irreversible en toda Europa, y resulta necesario que el conocimiento de las econom¨ªas de Ias regiones espa?olas avance al mismo ritmo, al menos, que el debate pol¨ªtico, que s¨ª cuenta, ya, con m¨¢s datos de an¨¢lisis que las cuestiones econ¨®micas.
es catedr¨¢tico de Organizaci¨®n Econ¨®mica Internacional en la universidad de Barcelona. Es autor de una de las ponencias del Il Congreso de Econom¨ªa de Catalu?a.
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