Traductores ignorados
JES?S DE LA SERNAEl escritor Manuel Serrat Crespo es el traductor de El buscador de oro, obra del franc¨¦s Le Cl¨¦zio que narra "la extra?a aventura" de un abuelo suyo,, "que dedic¨® gran parte de su vida a la b¨²squeda del misterioso tesoro de un corsario en la isla mascare?a de Rodrigues, en el Indico". De esta novela, escrita en franc¨¦s, trataba la cr¨ªtica de Rafael Conte titulada Iluminaci¨®n silvestre, publicada en EL PA?S el pasado d¨ªa 7.
Manuel Serrat escribe al defensor de los lectores para formular una "en¨¦rgica protesta": en la ficha del libro de Le Cl¨¦z?o se omit¨ªa el nombre del traductor. Serrat piensa que se trata de un "evidente ol¨ªmpico desprecio que el se?or Conte muestra hacia el colectivo literario de los traductores, cuya labor es, sin embargo, imprescindible y meritoria". En su queja alude a otras cr¨ªticas del mismo periodista en las que tambi¨¦n faltaba en la ficha el dato del traductor. "Creo", escribe, "que es hora ya de que tales desafueros terminen; creo que EL PA?S, con su impecable trayectoria, no debe seguir auspiciando un menosprecio que perjudica tanto al traductor de la obra que se critica como al lector, que se ve privado de una informaci¨®n esencial en la selecci¨®n de sus lecturas". Serrat reclama: "El traductor es autor de pleno derecho con respecto a su traducci¨®n, y el reconocimiento de este derecho -para m¨ª y para todos mis colegas- me parece algo debido a lajusticia m¨¢s elemental, justicia que EL PA1 S se empecina en negarnos".
Conte explica al ombuds7nan: "Tengo tanto respeto por la profesi¨®n de traductor-que s¨®lo ha-. blo de las traducciones que me gustan y prefiero no hablar de las imperfectas. Esto es subjetivo y si me equivoco los lectores lo dir¨¢n. En efecto, dadas las m¨ªserables tarifas que los editores espa?oles pagan a sus heroicos y esforzados traductores, me niego a hablar mal de ninguno de ellos. Prefiero en todo caso hablar solamente de las traducciones que me gustan".Conte ha mantenido de antiguo la defensa de la labor de los traductores, y como muestra de su deseo de s¨®lo hablar de las traducciones que le gustan recuerda que, en recientes cr¨ªticas de libros, ha alabado las traducciones de Albi?ana (de Albert Cohen), de Carlos Manzano (de C¨¦line), de Cansinos Assens (de Balzac) o de Mart¨ªnez Sarri¨®n (de Musset). "Laniento", dice, .no haber podido extenderme m¨¢s. S¨ª a un traductor como m¨¢ximo le pagan 1.000 pesetas el folio, si para traducir bien puede hacer cuatro folios al d¨ªa, por ocho horas de trabajo, y si contamos 40 horas de trabajo por semana, eso dar¨ªa un salario mensual de 80.000 pesetas. Traducir m¨¢s es inhumano y posiblemente imperfecto. ?Pero qui¨¦n vive con eso? Yo tambi¨¦n he traducido -al marqu¨¦s de Sade, a Sempr¨²n, a Blanchot, a Grack y Toum¨ªer-, y lo har¨¦ siempre que pueda y tenga tiempo y dinero que perder, por amor a la cultura y a la literatura, pero creo que ser'un traductor profesional es ser un siervo de la gleba. De eso no se puede vivir, y si alguien vive bien de eso lo hace a costa de hacerlo mal, y adem¨¢s ¨¦l no tiene la culpa".
El criterio general de Conte en tomo a las traducciones y los traductores queda claro. No obstante, resulta justa la queja que formula Manuel Serrat. Porque en el peri¨®dico est¨¢ es~ tablecido que -al margen de la opini¨®n que los cr¨ªticos expongan sobre el contenido de la obra o lo que crean oportuno decir de la editorial, la calidad del papel, la impresi¨®n o el precio del libro- en la ficha que precede a la cr¨ªtica, adem¨¢s de la firma editorial, el a?o de la edici¨®n y lo que cuesta el ejemplar, ha de figurar el nombre del traductor si de una traducci¨®nse trata. Mas una "informaci¨®n esencial", como acertadamente Serrat califica estos datos, no se ha facilitado completa en este caso y en otros.Las matronas, enfadadasLa presidenta de la Asociaci¨®n de Matronas de Espa?a, Mar¨ªa ?ngeles Rodr¨ªguez, est¨¢ enfadada desde hace tiempo: considera negativo el diagn¨®stico que Carmen Holgueras hizo de los servicios de maternidad de La Paz en su trabajo Parir en Madrid (EL PAIS, enero de 1988). Se - trataba de un extenso reportaje acerca de c¨®mo son atendidas las mujeres que dan a luz en tres grandes centros hospitalarios de la capital. De su lectura, Mar¨ªa ?ngeles Rodr¨ªguez deduce que resulta injustamente da?ada la imagen de las matronas de la residencia sanitaria. La Paz "ha sido pionera y escuela", dice, "para todos los centros que afortunadamente hoy pue,den prestar una atenci¨®n integral, de acuerdo con la obstetricia moderna y respondiendo' a las mayores exigencias sociales".
En Parir en Madrid, Holgueras escrib¨ªa, al referirse a la maternidad de La Paz, que una mujer que permanec¨ªa sola en la. sala de dilataci¨®n y que no hab¨ªa realizado preparaci¨®n al parto, en las cuatro horas que llevaba all¨ª "ninguna matrona le hab¨ªa explicado c¨®mo respirar". Mencionaba tambi¨¦n a otra parturienta que dijo encontrase sola. Mientras, describ¨ªa la periodista, "en el pasillo, a escasa distancia, una matrona lee el peri¨®dico, otra practica la manicura y una tercera teje un j ersei: son el turno de trabajo de la tarde".
Holgueras asegura, a requerimiento del defensor de los lectores, que en su reportaje describe las distintas formas de actuar en cada hospital que, por supuesto, ella presenci¨®, sin entrar en la valoraci¨®n de cada situaci¨®n, "que corresponde a otras esferas".
Mar¨ªa ?ngeles Rodr¨ªguez defiende a sus compa?eras: "Las matronas de La Paz son aut¨¦nticas profesionales y, por supuesto, las labores de tejer las realizan en su casa. Tambi¨¦n la manicura. Al centro de trabajo van a cuidar de que la madre y el hijo que espera se encuentren lo m¨¢s felizmente posible, a tratar de aliviar el ancestral par¨²;¨¢s con dolor, manteni¨¦ndose & pie como los ¨¢rboles aunque se est¨¦n muriendo de cansancio despu¨¦s de atender varios partos".
"Las matronas de La Paz", asegura, "al igual que las de otros hospitales, podemos sentir just¨ªficado orgullo de haber realizado una importante tarea social y sanitaria atendiendo al 90% de los nacimientos de todo el pa¨ªs y haber conseguido que, con el esfuerzo que exige el bien hecho, los ¨ªndices de morbimortalidad materna y fetal desciendan a cifras casi irreductibles".
La presidenta de las matronas considera que si la autora del reportaje se hubiera documentado "probablemente su pluma verter¨ªa mejores tintas". Y cita una encuesta entre los ciudadanos, llevada a cabo por la empresa Emop¨²blica (Diario 16, 5 de octubre de 1987), seg¨²n la cual la residencia sanitaria La Paz resulta el centro hospitalario de m¨¢s prestigio de Madrid.
Por su parte, y en cuanto a documentaci¨®n sobre el funcionamiento de las maternidades, Holgueras dice que "en Espa?a apenas existen datos"; afirma que en el informe Tener un ni?o en Europa, publicado en 1986 por la Organizaci¨®n Mundial dela Salud, no se hace ninguna referencia a Espa?a; que en la encuesta que realiz¨® el Insalud en 1985 entre los usuarios de la sanidad p¨²blica "no se hac¨ªa ninguna pregunta espec¨ªfica sobre el parto o las matronas", y que tampoco se menciona esta materia en la reciente Encuesta Nacional de la Salud. S¨ª hay estad¨ªsticas sobre los partos en Espa?a: en el documento La mujer en c#ras, editado por el Instituto de la Mujer, se aporta el dato de que el 99,28% de los partos son atendidos por "personal capacitado" y se especifica que el 83,03% tiene lugar en centros sanitarios.
Carmen Holgueras dec¨ªa en su reportaje que algunos comportamientos de las matronas en su trato con las madres se deb¨ªan, seg¨²n personal de La Paz, a la "sobresaturaci¨®n y la falta de ?nedios". Mar¨ªa ?ngeles Rodr¨ªguez asegura al respecto que "en este momento, gracias a la apertura de otros hospitales", en La Paz se atiende una media de 35 partos por d¨ªa, frente a los 100 de hace 10 a?os.
Holgueras explica que las normas de funcionamiemto de La Paz no son responsabilidad de las matronas. "Por problemas de espacio", justifica, "no tuvieron entrada en el reportaje dos anotaciones". "La frase de una profesional de U Paz 'sobresaturaci¨®n y falta de medios' responde a una conversaci¨®n m¨¢s larga en la que se calificaba el trato que se da a las usuarias de 'correcto pero distante', atribuyendo el problema, de un trabajo al que se refer¨ªa como mec¨¢nico, a la falta de defin¨ªci¨®n de las funciones". La aludida profesional hab¨ªa aclarado a Holgueras:. "" saturaci¨®n por un lado, con turnos de 12 horas y tres o cuatro partos por matrona, y la rutina en tareas que nadie ha delimitado, hacen que se produzcan situaciones extrafi¨¢s". Para esta trabajadora, concluye la autora del reportaje, "las matronas que acceden al hospital quiz¨¢ sean las que lleguen con mayor ilusi¨®n, pero opinaba que el m¨¦todo impuesto acaba pronto con ella".
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