Alma de porcelana negra

En los ¨²ltimos dos a?os, la m¨²sica inglesa busca inspiraci¨®n en las ra¨ªces negras. Blues, jazz, rock y soul se mezclan en las dosis precisas y emerge un estilo musical generalmente bien realizado e interpretado.Carmel McCourt podr¨ªa enmarcarse dentro de este movimiento, pero han bastado dos discos y algunos conciertos en directo para demostrar que es algo m¨¢s, porque no se ha limitado a recoger influencias superficiales. Ha buceado hasta lo m¨¢s profundo, llegando al gospel y al espiritual negro, a la m¨²sica de las grandes orquestas de jazz y, lejos de limitarse a copiar, plantea una m¨²sica original, arriesgada y dif¨ªcil. Las composiciones de Carmel son complejas, arregladas con imaginaci¨®n y con algunas aportaciones interesantes, como la del tr¨ªo de ritmo (bater¨ªa, bajo y percusi¨®n) que proporciona una peculiar tensi¨®n de influencia latina y desmarca a la cantante brit¨¢nica de planteamientos trillados.

Es una m¨²sica magn¨ªficamente elaborada con cierto aire de orquesta de Duke Elligton, interpretada por una mujer menuda, con fragilidad de porcelana, enfundada en un escueto maillot negro, capaz de llevar adelante un concierto con una magn¨ªfica voz, especialmente brillante en registros medios, y una admirable sutilidad. La m¨²sica de Carmel est¨¢ repleta de matices que hay que descubrir poco a poco, hasta llegar a conocer sus gui?os, su ternura y las posibilidades para que el p¨²blico adopte una posic¨ª¨®n activa ante aquello que no se ofrece ya preparado para una f¨¢cil asimilaci¨®n.

Su ¨¦xito llega a trav¨¦s de un planteamiento estrictamente musical, valiente y sin concesiones, intentando demostrar que, como el t¨ªtulo de su segundo disco, todos tenemos un poco de alma. El soul blanco de Carmel puede hacer despertar m¨²sicas dormidas porque es de sutil porcelana negra.