Distensi¨®n en el 'polvor¨ªn' de Europa
La cumbre balc¨¢nica celebrada en Belgrado la pasada semana fue un acontecimiento pol¨ªtico sin precedentes. El encuentro en s¨ª y los resultados del mismo, que auguran la continuidad del di¨¢logo balc¨¢nico, son prueba de que tambi¨¦n en esta conflictiva regi¨®n se registran ya los efectos favorables de la nueva situaci¨®n internacional creada por el di¨¢logo entre las superpotencias y por el proceso de reformas internas de los pa¨ªses socialistas impulsado por la Uni¨®n Sovi¨¦tica.Los seis pa¨ªses de la regi¨®n, Albania, Grecia, Ruman¨ªa, Bulgaria, Turquia y Yugoslavia mostraron en Belgrado su voluntad pol¨ªtica de estrechar sus relaciones, pese a los numerosos contenciosos y problemas que los enfrentan. Por primera vez en la historia, estos seis Estados reconocen la necesidad de una cooperaci¨®n multilateral para sacar a la regi¨®n de su subdesarrollo.
Cuando el proceso de integraci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica en Europa Occidental se encuentra ya en su fase final hacia el mercado interno y la Uni¨®n Sovi¨¦tica presiona a sus aliados a comprometerse a fondo en un proceso de cohesi¨®n de sus econom¨ªas, la regi¨®n balc¨¢nica no puede quedarse como reducto de hostilidades ideol¨®gicas, religiosas y nacionalistas decimon¨®nicas.
Los conflictos entre estos pa¨ªses son innumerables. Desde el trato a las minor¨ªas, ya sea la albanesa en Yugoslavia o la turca en Bulgaria, hasta contenciosos territoriales, como el conflicto chipriota entre Ankara y Atenas, es dif¨ªcil encontrar en el mundo un entramado de tiranteces como el existente en esta regi¨®n.
La mera convocatoria de la cumbre de Belgrado ya hab¨ªa sido una sorpresa y un ¨¦xito pol¨ªtico para el Gobierno yugoslavo y especialmente para su actual vicepresidente, Raif Dizdarevic. Como anterior ministro de Exteriores hab¨ªa logrado, en laboriosas negociaciones, sentar a todos los Estados de la regi¨®n en una mesa.
La participaci¨®n de Albania, que desde 1968 se hab¨ªa negado a participar en ninguna reuni¨®n multilateral, con excepci¨®n de las Naciones Unidas, supon¨ªa ya un importante cambio de actitud. El discurso de su ministro Reis Malile en Belgrado, ofreciendo a sus vecinos una amplia cooperaci¨®n, es la primera confirmaci¨®n oficial de un proceso de reformas internas del r¨¦gimen de Tirana, cuyo resultado tiene que ser por fuerza el fin de su aislamiento autoimpuesto.
El lento proceso de apertura de Albania es seguido con gran atenci¨®n por los observadores de Europa Oriental. Es dif¨ªcil determinar cu¨¢l es la actual correlaci¨®n de fuerzas entre ortodoxos inmovilistas y los renovadores en la direcci¨®n del partido comunista alban¨¦s. Parece claro, sin embargo, que ¨¦sta se inclina lentamente a favor del sector que considera anacr¨®nica e inviable la bunquerizaci¨®n del pa¨ªs.
Confianza mutua
El principal objetivo de este primer encuentro era establecer un foro de di¨¢logo regular para la creaci¨®n de confianza mutua en la regi¨®n. Solo as¨ª pueden esperarse avances en la soluci¨®n bilateral de los diversos contenciosos.
La firma de un protocolo entre Ankara y Sof¨ªa para mejorar las tensas relaciones entre estos dos pa¨ªses, a causa de la asimilaci¨®n forzosa de la minor¨ªa turca en Bulgaria, fue uno de los primeros logros de la cumbre de Belgrado.
Sin embargo, el hecho de que los resultados de la cumbre de Belgrado superaran con creces las expectativas m¨¢s optimistas no debe hacer olvidar que los problemas que originan la tensi¨®n persisten. Los Balcanes a¨²n no han dejado de ser el polvor¨ªn de Europa. Los bloques persisten. La desnuclearizaci¨®n de la zona no tiene perspectivas de ¨¦xito. La situaci¨®n econ¨®mica de algunos participantes, como Yugsolavia y Ruman¨ªa, es alarmante.
En Belgrado el nacionalismo serbio est¨¢ en plena ofensiva propagand¨ªstica contra los albaneses de Kosovo. La tensi¨®n social en las rep¨²blicas yugoslavas es uno de los problemas m¨¢s graves. Europa Occidental tiene un inter¨¦s especial en que este pa¨ªs no alineado no sufra una desestabilizaci¨®n grave.
Todos los participantes en Belgrado han declarado compartir este inter¨¦s por la estabilidad. Grecia y Turqu¨ªa han tenido un papel importante en la mediaci¨®n entre Tirana y Belgrado. Tambi¨¦n Bulgaria ha demostrado que relega sus diferencias con su vecino meridional al inter¨¦s com¨²n en el desarrollo de la cooperaci¨®n econ¨®mica.
Tan s¨®lo Ruman¨ªa, con su intento de presentar la conferencia de Belgrado como una reuni¨®n previa a una supuesta cumbre en Bucarest de los jefes de Estado de los Balcanes, bajo la presidencia de Nicolae Ceaucescu, ha vuelto a demostrar que hoy no puede esperarse nada de Bucarest que no sean intentos -bald¨ªos- por encumbrar a su caudillo a un prestigio internacional que, explotado por la propaganda interna, haga creer a los rumanos que la miseria y represi¨®n en la que viven es el coste necesario de glorias rumanas en el escenario internacional.
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