Derechos
Estados Unidos selecciona a sus mejores deportistas para los Juegos de la Olimpiada, explora el espacio con los cohetes m¨¢s refinados, tiene en sus laboratorios a los mejores cient¨ªficos, ilustra al resto del mundo con los artistas m¨¢s exquisitos, pero a la hora de defender los derechos humanos elige de representante a un piernas de tercera llamado Valladares, falso paral¨ªtico, falso poeta. No tengo nada contra este se?or, excepto que escriba versos. Si un d¨ªa fue polic¨ªa de Batista y call¨®, lo comprendo; si luego intent¨® hacerse terrorista contra Fidel Castro y no pudo, lo perdono; si al final se burl¨® de mi compasi¨®n echando a correr desde una silla de ruedas sin haber ido a Lourdes, sonr¨ªo con cierta ternura, pero detesto que se llame poeta este mal fabricante de pareados y que me humille al encarnar los derechos humanos de Occidente llevado de la mano de Norteam¨¦rica. ?Acaso Reagan no encontr¨® un intelectual misilero, un investigador de ma¨ªz h¨ªbrido o un polvoriento vendedor de biblias, conforme a una causa tan sagrada? Al parecer, Ronald Reagan, que es ya un Diocleciano en estado residual, s¨®lo conf¨ªa en la escuela espiritual de Miami.Por lo dem¨¢s, la cuesti¨®n es la misma de anta?o. Los habitantes de este planeta se dividen en dos: unos aspiran a no morirse de hambre, a tener la mitad de derechos que un perro en Niza, a vivir sin el higo chumbo pegado al trasero, a no ver a los hijos con la barriga hinchada y las patas flacas; otros quieren, ante todo, leer Le Monde, ser propietarios de un pasaporte en regla, comer el fais¨¢n en su punto, gozar del placer de un abogado en la comisar¨ªa, dormir en s¨¢banas limpias, hacerse la manicura cada semana. ?A qu¨¦ llamamos derechos humanos? Tal vez a la necesidad de matar para sacudirse la miseria de encima, tal vez al valor de morir en defensa de la libertad. Ignoro qu¨¦ aspecto de la cuesti¨®n se debate estos d¨ªas en Ginebra. All¨ª est¨¢ como palad¨ªn de la libertad un ex polic¨ªa, falso poeta, falso paral¨ªtico, que confunde los derechos humanos con la propaganda pol¨ªtica o con la caridad internacional de leche en polvo.
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