Joan Baez, reina y santa
La cantante publica su autobiograf¨ªa
Siempre hubo dos curiosos opuestos en la cantante Joan Baez. Algo que tiene que ver con la mezcla de sus enormes ojos tristes y su sonrisa brillante y dispuesta. Uno de ellos fue llamado santa Joan, y es el referido a su actividad p¨²blica. El otro es el de reina Joan, y tiene que ver con su lado festivo. Se publica ahora su autobiograf¨ªa, Y una voz para cantar (Seix Barral), rebosante de pasi¨®n por la paz y la libertad, y por una vida de DIVERSI?N (las may¨²sculas son suyas) vivida m¨¢s privadamente tras los escenarios.
Del conflicto entre santa Joan y la reina Joan trata el libro, as¨ª como la relaci¨®n entre Baez y su m¨²sica, su pol¨ªtica, sus amantes y su breve matrimonio.Cantaba canciones folk y espirituales, adoraba a sus padres, dirig¨ªa manifestaciones, trabajaba con Martin Luther King, se cas¨® con un l¨ªder del movimiento contra el alistamiento forzoso, estuvo dos veces en prisi¨®n por su pacifismo, vio el bombardeo de Hanoi desde abajo. ?ltimamente ha trabajado con las Madres argentinas, cantado a los huelguistas de Solidaridad, fundado una asociaci¨®n en favor de los derechos humanos, Humanitas, surgida de una rama de Amnist¨ªa Internacional, a la que destina buena parte de sus beneficios. Dirige campa?as en favor de los disidentes sovi¨¦ticos y se considera 'una disidente en mi propio pa¨ªs".
Su otro lado es el la reina Joan. Mientras escrib¨ªa su libro sobre la gira del Rolling Thunder con Bob Dylan en los setenta, Sam Shepard la vio bailar. "Era incre¨ªble verla. Nunca la hab¨ªa considerado sexy antes, pero lo es. Se acab¨® toda esa historia de balada escocesa pac¨ªfico-folk. Joan se transforma en una de esas bailarinas mexicanas de discoteca con el pelo corto".
La reina del Jack de Bob Dylan hab¨ªa vivido en el borde del escenario de la droga dura en Nueva York, ligaba y amaba las joyas. Recientemente ha cenado con el presidente Mitterrand, ha encontrado un compa?ero que posee un castillo en Normand¨ªa y dice que no podr¨ªa vivir sin bailar. Adem¨¢s, conquist¨® a un alem¨¢n en la sala de un aeropuerto y se lo llev¨® con ella de gira. Despu¨¦s del libro aparecer¨¢ su primer disco en seis a?os, en el cual hay lugar para las dos Joan.
La lucha de la reina contra la santa comenz¨® en su juventud. Era alegre y segura de s¨ª misma, pero tambi¨¦n pose¨ªda por lo que ella llama "demonios" -miedo a volar, por ejemplo- "Sigo siendo as¨ª".
"Creo que todas nuestras fobias y demonios son sustitutos del temor real a desintegrarnos, desaparecer y morir o evaporarnos; en definitiva, miedo a la muerte en todas sus formas". Ha estado sometida a psicoterapia y an¨¢lisis espor¨¢dicamente durante 20 a?os.
Se ve claro que una Joan alimenta a la otra. "Los demonios tienen que venir del sentimiento de culpa y del temor principalmente...". Fue un alivio cuando, por ejemplo, se encontr¨® con que el gran Martin Luther King tambi¨¦n se emborrachaba y ten¨ªa una mujer en el dormitorio una noche durante una campa?a.
Sin cambios
Joan Bacz, de 47 a?os, es la imagen m¨¢s duradera del idealismo de los sesenta. La suya fue siempre la fuerza de la clase que ha perdido algo de su potencia en la cultura del rock laserizado y la actual pol¨ªtica del ego¨ªsmo. Pero su mensaje pacifista y humanitario ha permanecido sin cambios.Tambi¨¦n habla el libro de sus relaciones con Bob Dylan, que no la tom¨® en serio. En la habitaci¨®n de un hotel, un Dylan borracho trata de abrirse la mu?eca con una hoja de afeitar sucia para que Joan y ¨¦l puedan hacerse hermanos de sangre. Baez cambia la hoja y llega al final.
En el libro, ella es dura cuando se dirige a ¨¦l: "Estabas lleno de elogios, perseguido por fans hist¨¦ricas, gustabas a los liberales, a los intelectuales, a los pol¨ªticos, a la Prensa, y eras adorado ingenuamente por tontos como yo; realmente, creo que no te recuperaste nunca".
Copyright The Guardian.
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