Rapapolvo a Al¨²mina
EL FALLO del magistrado de Lugo declarando nulos los despidos de los trabajadores de Al¨²mina-Aluminio constituye un rapapolvo en toda regla a la direcci¨®n de esta empresa p¨²blica. La sentencia judicial no se pronuncia sobre los hechos grav¨ªsimos que llevaron a la paralizaci¨®n del proceso productivo del importante complejo industrial de San Olpri¨¢n, en el clima de histeria colectiva generado en Galicia con el embarrancamiento del buque Cason. Se centra exclusivamente en el hecho de que se ha conculcado toda una serie de tr¨¢mites legales que, aunque de car¨¢cter formal, son de obligado cumplimiento cuando se trata de imponer una sanci¨®n tan grave corno es la del despido. La direcci¨®n de la empresa, ni respet¨® la audiencia previa debida al comit¨¦ de empresa ni la igualdad constitucional ante la ley al sancionar a unos trabajadores y exculpar a otros, cuando, sin embargo, todos ellos hab¨ªan actuado de igual manera.La decisi¨®n del magistrado ha sido acogida con j¨²bilo por los sindicatos y ha sido calificada de "sorprendente" por la direcci¨®n de la empresa. Sin embargo, los primeros no deber¨ªan echar alegremente las campanas al vuelo, pues la responsabilidad de los trabajadores en la destrucci¨®n de una factor¨ªa de extrema importancia para la econom¨ªa nacional queda en pie tras la sentencia. Ni much¨ªsimo menos el fallo judicial autoriza a sindicatos y trabajadores a pasar la p¨¢gina sobre uno de los hechos m¨¢s incre¨ªbles en la historia de las relaciones industriales de este pa¨ªs. La satisfacci¨®n por la readmisi¨®n de los despedidos es l¨®gica, pero no deber¨ªa embotar la conciencia de los trabajadores y de sus representantes hasta el punto de no sacar las consecuencias debidas de un proceder tan alocado, que ha costado al erario p¨²blico la tolera de m¨¢s de 16.000 millones de pesetas.
Tampoco la direcci¨®n de la empresa deber¨ªa sentirse tan sorprendida de que el juez se?ale las grav¨ªsimas carencias de que ha adolecido su forma de actuaci¨®n en el despido de los trabajadores. Aunque se creyera con toda la raz¨®n del mundo para proceder a los despidos, ello no la autorizaba a actuar como caballo en una cacharrer¨ªa en asunto tan vital para los trabajadores, para los que el puesto de trabajo es el m¨¢s preciado bien.
El respeto por las formalidades legales, por m¨¢s nimias que puedan parecer, es esencial en aquellas sociedades que tienen por base y fundamento de su convivencia el derecho y la ley. En este sentido, no le falta raz¨®n al magistrado cuando atribuye a la direcci¨®n de la empresa "precipitaci¨®n" en los despidos. A la postre, se ha visto que la histeria provocada entre la poblaci¨®n de Galicia por el cercano y a la vez desconocido peligro que encerraba el buque Cason tambi¨¦n prendi¨® en la direcci¨®n de la factor¨ªa de Al¨²mina-Aluminio, y no s¨®lo en los trabajadores.
En todo caso, el fallo de la Magistratura de Trabajo de Lugo s¨®lo constituye un alto provisional en un duelo que sus propios protagonistas consideran decisivo para la definici¨®n del modelo que ha de regir en los a?os pr¨®ximos las relaciones capital-trabajo. No es extra?o, por ello, que hayan echado mano de su mejor artiller¨ªa legal y propagand¨ªstica, y que la parte por el momento perdedora haya decidido llevar la batalla hasta el mismo Tribunal Supremo. Mientras tanto, el fallo del magistrado de Lugo, aunque te?ido de provisionalidad, ha producido un ben¨¦fico efecto pacificador en el clima de crispaci¨®n que todav¨ªa perdura en Galicia a los tres meses del incidente del Cason.
Sin entrar a valorar legalmente la conducta de los trabajadores de Al¨²mina-Aluminio -extremo sobre el que, en ¨²ltimo t¨¦rmino, ya se pronunciar¨¢ el Supremo-, no cabe duda que castigar s¨®lo a ¨¦stos y eximir a los pol¨ªticos y autoridades que tan ineptamente manejaron la crisis provocada por el Cason es una indignidad y un abuso. Pues, que se sepa, no ha habido la m¨¢s somera encuesta para determinar, en el ¨¢mbito auton¨®mico y estatal, las responsabilidades pol¨ªticas habidas en el caso. Tampoco el Gobierno ha procedido a ning¨²n cese, con lo que, de hecho, ha venido a proteger a quienes propiciaron el caos y el p¨¢nico que, en ¨²ltimo termino, explica, aunque no justifica, la irresponsable respuesta de los trabajadores de Al¨²mina-Aluminio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.