Unos 10.000 austriacos piden la dimisi¨®n de Waldheim ante el palacio presidencial

Una nueva manifestaci¨®n, de unas 10.000 personas, contra el actual jefe del Estado austriaco, Kurt Waldheim, ante la sede de la presidencia de la Rep¨²blica y una gran concentraci¨®n del movimiento Paneuropa de Otto de Habsburgo, hijo del ¨²ltimo emperador austro-hungaro, dominaron ayer la segunda jornada conmemorativa del 50? aniversario de la anexi¨®n de Austria a la Alemania nazi.

Los actos conmemorativos concluyen hoy con una concentraci¨®n organizada por la comunidad jud¨ªa de Viena ante la sinagoga y una marcha hacia la cercana plaza Morzin, donde desde 1938 a 1945 se hallaba el cuartel general de la Gestapo, polic¨ªa secreta nazi.Ante el palacio presidencial, y pese al fuerte aguacero que ca¨ªa al mediod¨ªa sobre Viena, los manifestantes se reunieron ayer para pedir la dimisi¨®n de Waldheim. Rosa Jochmann, la gran dama de la socialdemocracia austr¨ªaca, pidi¨® el cese de Waldheim, al igual que la historiadora conservadora Erika Weinzierl, miembro del Partido Popular (OEVP), cuya direcci¨®n sigue apoyando al jefe del Estado.

En los barrios de Viena se celebraron tambi¨¦n diversas concentraciones, auspiciadas en su mayor¨ªa por organizaciones socialistas, que se convirtieron en manifestaciones anti-Waldheim. Pero el acto m¨¢s sorprendente ayer en la capital austriaca fue la reuni¨®n del movimiento Paneuropa, que demostr¨® una capacidad de convocatoria inusitada. Otto de Habsburgo, el hijo del ¨²ltimo emperador austro-h¨²ngaro y uno de los primeros perseguidos por el aparato policial nacionalsocialista tras la anexi¨®n de Austria y actual parlamentario europeo por Baviera, hab¨ªa convocado a una misa en la catedral de San Esteban y a un acto antinazi y europe¨ªsta en el palacio imperial.

La catedral y el gran sal¨®n del palacio se abarrotaron de mon¨¢rquicos procedentes de toda Austria. Distintas estimaciones se?alan que los asistentes fueron entre las 4.000 y 8.000. La inusitada afluencia a este acto parece ser un indicio m¨¢s de que los sectores m¨¢s conservadores y cat¨®licos de la clase alta dejan de identificarse con la figura de Waldheim.

Otto de Habsburgo hizo una cr¨ªtica impl¨ªcita al actual jefe del Estado cuando record¨® a los resistentes mon¨¢rquicos contra el nacionalsocialismo que lucharon "por cumplir su deber con Dios y la patria y no por ventajas materiales, tener puestos personales, como pasa ahora en muchas ocasiones".

Aun en este marco de nostalgia, con bandas musicales en uniformes del imperio, asociaciones de estudiantes tradicionalistas, banderas de la monarqu¨ªa, himnos y marchas del imperio desmoronado en 1918, y notable presencia de la alta aristocracia austriaca, el discurso del conservador Otto de Habsburgo se centr¨® en los retos del futuro para Austria. Pidi¨® la plena integraci¨®n en la Comunidad Europea, en la que Austria podr¨ªa jugar el papel de motor de apertura hacia los pueblos del este de Europa.

"Austria s¨®lo podr¨¢ vivir si se integra en la gran comunidad de Europa", dijo Otto de Habsburgo. "La CE es el din¨¢mico punto de partida de la Europa unida del futuro", una comunidad en la que es irrenunciable la presencia de h¨²ngaros, checos, eslovacos y croatas, b¨²lgaros y rumanos, polacos y b¨¢lticos. "Europa no es s¨®lo un mercado sino una comunidad espiritual y pol¨ªtica y debemos dejar sus puertas abiertas a los pueblos europeos separados de nosotros por los acuerdos de Yalta".