Elizabeth Esteve-Coll
En el puente de mando del Museo Victoria y Alberto, de Londres
Elizabeth Esteve-Coll es, a sus 49 a?os, la primera mujer en el Reino Unido que dirige un museo nacional de arte, cargo que ocupa desde el pasado 1 de enero en el londinense Victoria y Alberto. Esteve-Coll es el apellido que Elizabeth Kingdon adquiri¨® al contraer matrimonio con un exiliado republicano catal¨¢n con quien durante 10 a?os naveg¨® los siete mares a bordo de mercantes. La nueva directora del popularmente conocido como V&A habla espa?ol y entiende catal¨¢n, pero nunca ha estado en Espa?a.
La experiencia Profesional del ya fallecido capit¨¢n de la Marina Mercante brit¨¢nica ense?¨® mucho a Elizabeth, en particular el modo de afrontar las responsabilidades humanas y econ¨®micas sobre tripulaciones y cargamentos. Ella est¨¢ ahora en el puente de mando del Victoria y Alberto, uno de los grandes museos de Londres, especializado en artes decorativas, con un presupuesto en el presente ejercicio de m¨¢s de 2.000 millones de pesetas y una plantilla que supera las 700 personas.El nombramiento es por cinco a?os, renovable por otro lustro. Esteve-Coll guarda la secreta ambici¨®n de ser directora hasta el filo del a?o 2000, porque no puntualiza cuando se le pregunta c¨®mo piensa ser recordada cuando abandone el puesto dentro de 10 a?os. La misi¨®n que se ha marcado es la de incrementar el n¨²mero de visitantes que no llegan al mill¨®n anual, como consecuencia de la introducci¨®n en 1985 de la aportaci¨®n voluntaria de 400 pesetas, y la de establecer una m¨¢s estrecha relaci¨®n entre el museo y una sociedad "sedienta de conocimiento".
El museo necesita dinero, y basta ver la pasi¨®n, m¨¢s mediterr¨¢nea que brit¨¢nica, con que habla su directora, para imagin¨¢rsela batiendo el cobre con determinaci¨®n en la dif¨ªcil empresa de competir con otras entidades por las mismas fuentes de recursos.
Su presencia al frente del V&A la convierte en el objetivo de todas las miradas, m¨¢s que por- proceder de un mundo ajeno -al fin y al cabo fue la anterior directora de la Biblioteca Nacional de Arte, sita en el propio museo-, por ser mujer. "Ya era hora de que hubiese alguna ?no?", dice con una sonrisa. Pero esa seguridad tiene un fondo de cautela. "Una es interpre tad a como un s¨ªmbolo, indepen dientemente de lo que se ve, y se debe ser muy consciente de ello".
En las largas singladuras que hizo acompa?ando a su marido, en las que sufri¨® desde huracanes hasta el abordaje por un petrolero, Esteve-Coll le¨ªa mucho, literatura espa?ola incluida: "Empec¨¦ con el Lazarillo de Tormes, y despu¨¦s segu¨ª de la mano de Gerald Brenan". En los a?os sesenta tradujo al ingl¨¦s la obra de Enric Casanelles sobre Antoni Gaud¨ª.
Le gustar¨ªa visitar Espa?a, a la que su marido pensaba volver hace ocho a?os, "una vez que se vio que el Rey hab¨ªa unido a los espa?oles", para ver "las iglesias de Arag¨®n; Barcelona, para ver los edificios de Gaud¨ª; Madrid..." pero no sabe cu¨¢ndo va a tener tiempo. "Trabajo 12 o 14 horas diarias, y cuando llego a casa no s¨¦ si es viernes o s¨¢bado". Cuando se da cuenta que es s¨¢bado o que no tiene que ir al museo, lee, profundiza en el rom¨¢nico o escucha m¨²sica. Ahora tiene entre manos la tetralog¨ªa sobre el trepador usurero Torquemada, de Benito P¨¦rez Gald¨¢s, recientemente traducida al ingl¨¦s.
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