El ruedo italiano
POR FIN, el secretario de la Democracia Cristiana (DC) italiana, Ciriaco de Mita, se ha lanzado al ruedo, asumiendo el encargo de formar nuevo Gobierno, despu¨¦s de la defenestraci¨®n definitiva de Giovanni Goria. Hasta ahora, De Mita se hab¨ªa dedicado a trabajar como secretario del partido, intentando darle mayor coherencia. Pero se reservaba para el momento en que existiesen condiciones para formar un Gobierno estable, duradero, capaz de llevar a cabo un programa pol¨ªtico sustancial. En breve, de superar el balance de los tres a?os y medio de Gobierno de Craxi, y de instalar as¨ª de nuevo, de manera s¨®lida, a la DC , al frente de los -destinos de Italia. La ¨²ltima dimisi¨®n de Goria -a la tercera va la vencida- le ha obligado a adelantar sus planes, en unas condiciones no tan seguras como hubiese: deseado. Al margen de los programas que cada partido presente, el verdadero trasfondo de la crisis es el enfrentamiento de dos figuras pol¨ªticas: Craxi y De Mita.?Se puede hablar tambi¨¦n del enfrentamiento de dos proyectos pol¨ªticos? Uno de los rasgos peculiares de la democracia italiana es que, desde hace casi 40 a?os, gobiernan juntos, casi sin excepci¨®n, los mismos partidos. Muchas crisis -la actual hace el n¨²mero 48-, muchos choques dial¨¦cticos, bastantes esc¨¢ndalos y acusaciones mutuas, pero una impresionante continuidad en la gobernaci¨®n conjunta. Las diferencias entre la DC y el PSI en manera alguna son tan sustanciales que les impidieran volver a gobernar juntos sin grandes problemas.
Quiz¨¢ el talante de Craxi pueda despertar mayores esperanzas de una renovaci¨®n de la pol¨ªtica italiana. Pero la novedad del craxismo apenas trasciende el estilo de hacer pol¨ªtica. No tiene fuerza para realizar una pol¨ªtica nueva. Su proyecto es imponer la centralidad del PSI, pese a que su peso electoral no alcanza el 15%. A la vez, Craxi se esfuerza por ampliar su base electoral ara?ando votos comunistas, lo que explica su ofensiva sobre el tema del estalinismo de Togliatti, en un momento de desconcierto en las filas comunistas. Pero no es cosa hecha. Hoy por hoy, en cualquier Gobierno del que est¨¦n ausentes los comunistas, la fuerza principal ser¨¢ la Democracia Cristiana.
Por otra parte, en el centro de la actual crisis italiana est¨¢ el problema de la energ¨ªa nuclear. En el refer¨¦ndum de noviembre de 1987, el 80% de los italianos vot¨® contra las centrales nucleares. Pero el texto de la pregunta era complejo, susceptible de toda suerte de interpretaciones. El ¨²ltimo acto del Gobierno de Goria fue decidir por mayoria la reanudaci¨®n de los trabajos en la gran central de Montalto, precisamente lo que quisieron impedir los italianos con su voto en el refer¨¦ndum. El PSI aprovech¨® la ocasi¨®n para provocar la crisis. Ahora Montalto ser¨¢ uno de los puntos de la negociaci¨®n entre los partidos en el curso de la formaci¨®n del nuevo Gobierno. El caso italiano confirma por otra parte que, si la pregunta no es clara, el refer¨¦ndum acaba siendo un fraude y no la forma m¨¢s directa de poner una decisi¨®n en manos de los ciudadanos.
En Italia, la reforma de las instituciones democr¨¢ticas se ha colocado en el centro de la vida pol¨ªtica. La iniciativa es positiva, porque resulta obvio -y no s¨®lo en Italia- que hace falta buscar formas de acercar la acci¨®n de los partidos y de las instituciones al sentir de los ciudadanos. Pero es preocupante que muchas propuestas concretas (como la supresi¨®n del voto secreto en el Parlamento o la reforma de la ley electoral en el sentido de primar a los grandes partidos) tiendan a reforzar el poder de las c¨²pulas partidistas antes que a potenciar la comunicaci¨®n entre sociedad civil y clase pol¨ªtica. El ruedo pol¨ªtico italiano muestra c¨®mo la democracia puede resbalar hacia un sistema en el que los partidos sean cada vez m¨¢s gestores del poder y menos instrumentos de mediaci¨®n entre el ciudadano y el Estado.
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