Yo o la guerra civil
Toda la actitud de Mitterrand desde la derrota de sus seguidores en 1986 hab¨ªa consistido en separarse de ellos para no aparecer ya como su jefe. La negativa a anunciar antes su candidatura deb¨ªa permitirle beneficiarse el mayor tiempo posible del aura de su funci¨®n.La maniobra le ha salido bien. Se ha apuntado todos los tantos del Gobierno. Se ha subido a la chepa de su primer ministro. Se conoce su afici¨®n a situarse por encima de la pol¨ªtica cotidiana.
Ayer ha intentado presentarse como el unificador, el padre de la patria. Pero no ha podido esconder que si resulta elegido nombrar¨¢ un primer ministro y un Gobierno que reflejar¨¢n la mayor¨ªa presidencial.
, 23 de marzo
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