El primer ministro pide severidad para acabar con los disturbios en T¨ªbet
Las recientes manifestaciones proindependentistas ocurridas en T¨ªbet (anexionado por China tras la victoria de la revoluci¨®n popular comunista de Mao Zedong, en el a?o 1949) "deben ser sancionadas con severidad", dijo ayer Li Peng, el primer ministro chino en funciones, ante los asistentes a la VII Asamblea Popular Nacional.Li Peng dijo que "el Estado respeta la libertad de credo religioso de los ciudadanos y protege las actividades religiosas normales", pero valor¨® los disturbios de Lhasa (la capital del T¨ªbet, que vivi¨® manifestaciones tumultuosas contra los chinos, en septiembre de 1987 y en febrero de este mismo a?o) como "un atentado contra la unidad de la patria".
"T¨ªbet", continu¨® Li Peng, "forma parte inalienable del sagrado territorio de China. Toda declaraci¨®n o acci¨®n encaminada a separarlo de la patria contraviene los intereses fundamentales de todas las nacionalidades del pa¨ªs, incluido el pueblo tibetano".
Los tibetanos nunca llegaron a ser asimilados por los chinos, a pesar de la dura situaci¨®n a la que estuvieron sometidos tras la ocupaci¨®n y la destrucci¨®n de la mayor¨ªa de sus templos y monasterios durante la revoluci¨®n cultural, entre 1966 y 1975.
Con la apertura de Deng Xiaoping, T¨ªbet, junto a otras zonas de China, fue abierto a los extranjeros y los chinos relajaron su presi¨®n.
Actualmente, la regi¨®n permanece cerrada a los periodistas occidentales y, seg¨²n algunos viajeros, ha aumentado la presencia de tropas y los controles militares en el techo del mundo.
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