Comparaciones absurdas
Pretendo con esta carta dar contestaci¨®n a la que env¨ªa Jes¨²s Mateos Perera y que usted public¨® el mi¨¦rcoles 23 de marzo.En ella aparece expuesto un atrevido porcentaje estad¨ªstico acerca del n¨²mero de rubios, calvos, gordos y bizcos que existe entre la poblaci¨®n espa?ola. Reconozco que preocuparse por conocer dichas cifras no deja de ser harto curioso y original, ya que no todo el mundo se dedica a contar los bizcos o gordos que, felizmente o no, deambulan por las calles. Este se?or se pregunta asimismo si los espa?oles que re¨²nen estas caracter¨ªsticas reclamar¨¢n su parte de pastel en
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cuanto a cargos directivos de un determinado partido se refiere. Y advierte que el 25% ha sido ya concedido a las mujeres. Aparte de encantarle los n¨²meros y los tantos por ciento, creo que, adem¨¢s, confunde un poco las ideas. No comprendo muy bien la relaci¨®n que pueda existir entre que las mujeres hayan pedido su parte y el hecho de que calvos, gordos, rubios y bizcos pudieran, en un caso hipot¨¦tico, solicitar su inclusi¨®n en esa parte proporcional, dependiendo de su presencia en la sociedad.
El ser rubio, gordo, bizco o calvo no es algo que se interponga como obst¨¢culo para llegar a ocupar un cargo pol¨ªtico. De hecho, pol¨ªticos hay para todos los gustos: morenos y rubios, delgados y gordos, con rizad.o pelo o calvas prominentes. Incluso feos, por qu¨¦ no decirlo. Bizcos no s¨¦, ciertamente, pero s¨ª con gafas o sin ellas. Las mujeres tambi¨¦n participan de semejante variedad, aunque hasta ahora no conozco a ninguna calva. Igual es que lo disimulan muy bien.
!Si lo que al se?or Mateos le molesta es que las mujeres hayan presionado por conseguir el consabido 25%, manifi¨¦stelo abiertaniente. Pero no busque comparaciones absurdas. No tienen ning¨²n sentido.- Magdalena Sotomayor Ram¨ªrez
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