Pol¨ªtica exterior de Panam¨¢ y crisis actual
Estados Unidos iniciaba el proceso de ocupaci¨®n militar de Honduras, el general Paul Gorman, entonces jefe del Comando Sur norteamericano con sede en Panam¨¢, declar¨® que M¨¦xico pose¨ªa la sociedad y el Gobierno m¨¢s corrompidos de Am¨¦rica Central (sic). Se trataba de uno de los tantos ataques que hac¨ªa a M¨¦xico un vocero de la Administraci¨®n de Reagan con el prop¨®sito de desprestigiar la pol¨ªtica exterior de ese pa¨ªs, precisamente en el momento en que EE UU iniciaba su escalada guerrerista e intimidatoria contra Nicaragua.Por otra parte, desde 1977, cuando se negociaban los tratados Torrijos-Carter sobre el canal de Panam¨¢, Reagan, entonces aspirante a la presidencia, se opuso a los acuerdos alcanzados y para objetarlos concert¨® una entrevista con el ex presidente Arnulfo Arias, derrocado por Torrijos. Poco despu¨¦s, el asesor de Reagan para su pol¨ªtica latinoamericana caracterizaba el r¨¦gimen de Torrijos como "dictadura de extrema izquierda, brutalmente agresiva". En noviembre del mismo a?o, congresistas norteamericanos de derecha se?alaban en un Dissent paper on (papel disidente sobre) El Salvador and Central America: "La importancia cr¨ªtica que tiene Panam¨¢ para EE UU dentro del marco actual aumentar¨¢ dr¨¢sticamente si nos involucramos con mayor peso en la escalada que lleva el conflicto en El Salvador. Sin embargo, el general Torrijos ( ... ) es descrito en nuestros perfiles de personalidad como 'vol¨¢til, impredecible ( ... ), un demagogo populista [con] un prejuicio visceral antiamericano', lo que dif¨ªcilmente constituye la descripci¨®n de un aliado digno de confianza. Nuestra precaria situaci¨®n en Panam¨¢ fue puesta en evidencia recientemente cuando el presidente Royo conden¨® p¨²blicamente nuestro programa de entrenamiento para los salvadore?os".
Finalmente, en los inicios mismos de la Administraci¨®n de Reagan, su primer secretario de Estado, el general Alexander Haig, en su primera acci¨®n provihostil contra Centroam¨¦rica, toma a Panam¨¢ como v¨ªctima.
Actitud de Torrijos
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, testigo de los acontecimientos, narra que Haig envi¨® una nota verbal al general Torrijos en febrero de 1981 en la que le expresaba su "preocupaci¨®n" por las buenas relaciones de Panam¨¢ con Cuba, y acusaba al Gobierno paname?o de permitir que a trav¨¦s de su territorio transitaran armas para pertrechar a los guerrilleros salvadore?os. El general Torrijos, en actitud que contrasta con la de los cipayos de hoy, contest¨®: "Doy este mensaje como no recibido por haberse equivocado de destinatario. Debi¨® ser enviado a Puerto Rico". Pocos meses despu¨¦s, Torrijos muere en accidente a¨¦reo.
Es evidente, pues, que la pol¨ªtica exterior de M¨¦xico y Panam¨¢ han creado y crean obst¨¢culos a los designios imperialistas en Centroam¨¦rica. EE UU no puede derrocar al Gobierno de M¨¦xico, pero s¨ª puede liquidar las posiciones torrijistas que sobre pol¨ªtica exterior a¨²n conservan las fuerzas armadas paname?as. ?ste es el verdadero trasfondo internacional de la actual crisis paname?a. Y la ¨²ltima raz¨®n de ser del manejo pol¨ªtico de las acusaciones de corrupci¨®n por parte de EE UU.
Si de repente, Gorman descubri¨® la corrupci¨®n de M¨¦xico precisamente cuando se iniciaba la militarizaci¨®n yanqui de Honduras, conviene se?alar que un hermano del general Torrijos fue acusado en EE UU de narcotraficante cuando el Senado norteamericano iniciaba la discusi¨®n de los tratados Torrijos-Carter. Tras la votaci¨®n, la acusaci¨®n fue desmentida y sobrese¨ªda. Los cargos contra el general Manuel A. Noriega, que mantiene excelentes relaciones con los sandinistas, arreciaron poco antes de que la C¨¢mara de Representantes discutiera la ayuda a la contra por 36 millones de d¨®lares. Por otra parte, el 24 de febrero, Reagan califica a Noriega de "dictador militar" y al d¨ªa siguiente el ex presidente Eric Delvalle intenta frustradamente destituirlo.
S¨®lo resta agregar que la conexi¨®n paname?a de la pol¨ªtica imperialista en Centroam¨¦rica se hizo particularmente obvia el 16 de marzo ¨²ltimo. Es el mismo d¨ªa en que un grupo de oficiales intenta arrestar al general Noriega a la vez que simult¨¢neamente Reagan anuncia el env¨ªo de 3.200 soldados a Honduras por una supuesta invasi¨®n sandinista a su territorio. Los oficiales paname?os fracas¨®, pero es evidente que se trata de la ¨²ltima conspiraci¨®n de una cadena cuyo eslab¨®n m¨¢s visible se inici¨® en diciembre de 1985, cuando el vicealmirante John Poindexter visit¨® a Noriega para solicitarle que desencadenara una ofensiva armada contra Nicaragua, la cual ser¨ªa inmediatamente respaldada por EE UU. ?ste es un testimonio del general Noriega. El mismo fue corroborado por Fidel Castro, quien indic¨® que tuvo conocimiento a trav¨¦s de fuentes de espionaje no paname?as.
?stos son s¨®lo algunos datos de la pol¨ªtica exterior paname?a imprescindibles para poder comprender la violencia de la agresi¨®n econ¨®mica, publicitaria y diplom¨¢tica desencadenada por la Administraci¨®n de Reagan contra Panam¨¢. De esa violencia da fe la insinuaci¨®n (contra la cual Panam¨¢ protest¨® oficialmente) del vicepresidente George Bush de que EE UU podr¨ªa preparar un operativo directamente dirigido contra Noriega. Cabe recordar que Bush fue director de la CIA cuando en 1976 estallaron dos bombas en Barbados en un avi¨®n de la Cubana de Aviaci¨®n, pereciendo todos sus ocupantes. De esa violencia da fe tambi¨¦n, la declaraci¨®n del senador Alphonse Damato de que EE UU "ha de cortar la yugular a Panam¨¢" y su pregunta sobre la permanencia de Noriega de "si EE UU puede menos que el general Noriega".
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