Pol¨¦mica ante la reforma de la Seguridad Social del Reino Unido
La pol¨¦mica y la guerra de cifras rodean la reforma de la Seguridad Social brit¨¢nica que hoy entra en vigor. Las condiciones de las nuevas ayudas estatales a los econ¨®micamente desfavorecidos, que el Gobierno plantea como un paso adelante en la eliminaci¨®n de la cultura de la dependencia, han sido criticadas no s¨®lo por la oposici¨®n, sino por algunos obispos, universidades, centros de estudios y organizaciones ben¨¦ficas, am¨¦n de por los propios sujetos pacientes de la reforma.
Unos nueve millones de personas comienzan hoy a depender de un nuevo r¨¦gimen de ayudas enfocado a reducir la complejidad del sistema vigente y a ajustar con m¨¢s precisi¨®n las prestaciones, un par de caracter¨ªsticas, contradictorias entre s¨ª. En las semanas precedentes, declaraciones pol¨ªticas y estudios sociol¨®gicos han evidenciado lo complicado de la situaci¨®n. Los extremos del debate los han marcado Margaret Thatcher, seg¨²n la cual s¨®lo el 12% de los perceptores de ayudas va a salir perdiendo, y un estudio de la universidad de Oxford, que coloca esa cifra en el 77%. Un comit¨¦ gubernamental ha dejado el porcentaje de perjudicados en el 43%.
Los resultados finales de la reforma tardar¨¢n en conocerse con exactitud, pues son muchos los factores a tener en cuenta. En t¨¦rminos generales, y seg¨²n diversos estudios realizados, las familias con hijos y pocos recursos y aquellas en las que falta un consorte saldr¨¢n beneficiadas, aunque hay excepciones, mientras que los j¨®venes menores de 25 a?os, los enfermos e incapacitados y los p9nsionistas perder¨¢n con la reforma. Seg¨²n un caso ideal, en el primero de los ejemplos la familia pasar¨¢ de unos ingresos de 72,45 libras (unas 14.500 pesetas) a la semana a 79,10 libras (casi 16.000 pesetas), mientras que el joven pasar¨¢ de 31,35 libras (alrededor de 6.300 pesetas) a 26,05 (unas 5.200).
Reforma malvada
Dos obispos de la Iglesia de Inglaterra han criticado la nueva pol¨ªtica, y uno de ellos ha acusado al Gobierno de malvado. Las organizaciones ben¨¦ficas a las que el Gobierno pretende dirigir a aquellos que no puedan hacer frente a la nueva situaci¨®n han manifestado que no podr¨¢n responder a las demandas de ayuda, y los funcionarios que han de lidiar con la nueva situaci¨®n est¨¢n asustados, a pesar de los cristales blindados con que han sido dotados los cub¨ªculos desde los que atienden al p¨²blico.Incluso desde las filas conservadoras han comenzado a o¨ªrse voces contra la reforma, mientras la oposici¨®n ha desgranado sangrantes casos agravados por la nueva pol¨ªtica. David Willetts, uno de los ingenieros de la reforma, reconoce que va a haber injusticias, "pero los Gobiernos planean para el conjunto, no para el individuo, y no pueden echarse atr¨¢s s¨®lo porque alguna gente va a colarse por la red, por muy fina que sea la malla".
El dramatismo de la reforma viene resaltado por su entrada en vigor a las pocas semanas de la presentaci¨®n de unos presupuestos que han favorecido fiscalmente a los m¨¢s fuertes de la sociedad. El ministro del Interior, Douglas Hurd, ha dicho que el partido conservador debe hacer frente a las acusaciones de que s¨®lo est¨¢ interesado en el enriquecimiento de los individuos y sus familias y que nuestras pol¨ªticas no se interesan por los que no tienen capacidad para triunfar".
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