DuIces serpientes
En el 'zoo' de Madrid conviven 2.500 animales atendidos por 90 cuidadores
Encantadores de serpientes inmunes a los venenos m¨¢s peligrosos, macacos que roban al p¨²blico dinero y biso?¨¦s; la hembra del drag¨®n de Komodo se harta del macho y acaba con ¨¦l a dentelladas, y Chu-Lin, ajeno a estos sucesos, come bamb¨² mientras los ni?os le observan. El zoo de Madrid est¨¢ poblado por unos 2.500 animales. Noventa cuidadores, administrativos y personal de direcci¨®n hacen posible su funcionamiento.
En el zoo madrile?o hay 60 especies diferentes de serpientes cuya mordedura es casi siempre mortal para el hombre. La m¨¢s peligrosa, seg¨²n Francisco Molina, de 23 a?os, y desde hace dos y medio director del serpentario, es la mamba negra, que vive en el centro y sur de Africa. Se la conoce, entre las tribus de aquellas latitudes, como "serpiente de los siete pasos" porque la rapidez de la acci¨®n letal de su veneno impide a la v¨ªctima dar un paso m¨¢s. La mamba negra del zoo mide tres metros, y probablemente es el reptil m¨¢s agresivo del parque."Hay gente a la que no le afectan estos venenos", asegura Molina, "quiz¨¢ por haber sobrevivido anteriormente a una mordedura. Mohamed el Aisawi, marroqu¨ª, que el pasado verano mostr¨® su arte de encantador de serpientes en el zoo, parece ser una de esas personas. En sus representaciones, los ofidios m¨¢s venenosos reptaban por su cuerpo.
Este encantador de Marraquech asegura ser inmune al veneno, y muchos asistentes a su espect¨¢culo vieron c¨®mo, en una ocasi¨®n, una serpiente de Mompellier y en otra un escorpi¨®n Pandinus imperator picaron a El Aisawi provoc¨¢ndole solamente una leve hinchaz¨®n.
A los ni?os les apasionan las serpientes, aunque generalmente a sus madres les den pavor. En la exhibici¨®n de serpientes hay tambi¨¦n cinco pitones y boas no venenosas, inofensivas y habituadas al contacto con los humanos. Molina las acaricia, las besa y se las coloca en el cuello al primer ni?o que no tenga miedo. "El rechazo que la gente siente ante las serpientes es un prejuicio que proviene de la cultura judeo-cristiana, en la que, desde peque?os, se nos presentan como animales malditos"
"En realidad", prosigue Molina, "son animales que nunca atacan al hombre s¨ª no se sienten acosados y, adem¨¢s, casi siempre avisan: las cobras bufan cuando se ponen en guardia y los cr¨®talos (serpientes de cascabel) emiten un zumbido que se oye a 30 metros alrededor".
El zoo de Madrid tiene el r¨¦cord mundial en cuanto a cr¨ªas nacidas de una serpiente en cautividad. En 1983 una v¨ªbora bufadora pari¨® 72 viboreznos.
El ¨¢spid de Cleopatra
Otras bestias al cuidado de Molina -que a los 14 a?os ya criaba una boa en su casa- son el ¨¢spid de Cleopatra -al que la leyenda atribuye la mordedura que mat¨® a la reina que enamorara a C¨¦sar-, la cobra escupidora roja, cuyo salivazo se cristaliza en los ojos de su presa y produce ceguera, y la cobra de anteojos india, que se yergue imponente antes de atacar.Las serpientes del zoo son unos de los animales m¨¢s baratos de mantener. S¨®lo comen una rata o un conejo cada semana o diez d¨ªas. Su media de vida es de doce a catorce a?os, y las del zool¨®gico madrile?o son propiedad de la sociedad privada Atrox.
Pero no son las serpientes -aunque pueda parecerlo- los animales mas peligrosos. "Hace unos d¨ªas", comenta Margarita Celma, directora t¨¦cnica del zoo, "un se?or que hab¨ªa pagado la entrada al parque con un billete de 5.000 pesetas, perdi¨® la vuelta al tratar de llamar la atenci¨®n de los monos con los billetes. Un macaco de r¨¢pidos reflejos arrebat¨® el dinero al incauto, comi¨® la mitad del importe y despedaz¨® el resto". Las reclamaciones del enfadado visitante fueron in¨²tiles: un cartel recomienda no acercarse demasiado a estos primates.
Algo peor le sucedi¨® a una se?ora muy llamativa con un peinado precioso, que aproxim¨® la cabeza a las garras de los monos y ¨¦stos, sin poder resistir la tentaci¨®n, descubrieron que la bonita melena era una peluca perfecta. El cuidador de los macacos recuper¨® el postizo al d¨ªa siguiente pero la se?ora no volvi¨® para reclamarlo.
Otro de los animales que m¨¢s curiosidad despierta entre el p¨²blico del zoo es el drag¨®n de Koimodo. El macho de la pareja, regalo de la Rep¨²blica de Indonesia, muri¨® en las fauces de la hembra hace un a?o, cuando se encontraban a¨²n en proceso de integraci¨®n.
Seg¨²n la directora, cada d¨ªa que el parque abre sus puertas cuesta unas 800.000 pesetas. En los dos ¨²ltimos a?os se ha llegado a un equilibrio entre ingresos y gastos. El zoo de Madrid pertenece a una sociedad privada y se financia con la asistencia del p¨²blico.
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