Papeles de triunfadores
Los oscars de este a?o a los mejores int¨¦rpretes parecen inspirados por un deseo de premiar a personajes que, en sus pel¨ªculas, son triunfadores o se empe?an en salirse con la suya. Es as¨ª, seguramente, que debe comprenderse que se haya preferido el Michael Dougias de Wall Street al Mastroianni de Ojos negros, el Sean Connery de Los intocables de Eliot Ness al Vincent Gardenia de Hechizo de luna; la Cher, tambi¨¦n de Hechizo de luna, a la Sally Kirkland de Anna o la Meryl Streep de Ironweed. En el caso de Douglas, su mayor m¨¦rito estriba en salir con bien de los disparates de realizaci¨®n de su director, Oliver Stone, empe?ado en filmar con stadycam incluso pl¨¢cidas conversaciones de despacho. Su creaci¨®n de un ambicioso, h¨¢bil y poco escrupuloso especialista en bolsa ha causado tanto impacto en Estados Unidos como poca repercusi¨®n ha tenido en Europa, sin duda porque el espect¨¢culo y el drama de la bolsa se ha vivido de forma distante y, sobre todo, vicaria.Cher era, cuando menos, la m¨¢s simp¨¢tica de entre las nominadas. Ella, al igual que Olympia Dukakis, le debe mucho m¨¢s a su guionista -el tambi¨¦n oscarizado John Patrick Shanley- que a la direcci¨®n de Norman Jew?son. Cher, por ella misma, es alguien con carisma, y le ha bastado el soporte de las excentricidades naturalistas que le proporciona la imaginaci¨®n de Shanley para dar credibilidad a los m¨¢s viejos trucos para ganar el Oscar sin problemas. En el caso de Olympia Dukakis, sus rivales reales eran Anne Ranisey y Ann Sothern, dos veteran¨ªsimas que pod¨ªan beneficiarse de las complicidades que establece la edad dentro de un gremio. No ha sido as¨ª y su papel de madre preocupada por explicarse las razones de la infidelidad masculina la han llevado a la gloria. Ella, en el momento de recoger el premio, ha querido hacerlo extensivo a su primo Michael, al que ha deseado ¨¢nimo en su carrera hacia la presidencia de Estados Unidos.
Connery
Sean Connery es un justo ganador, aunque tambi¨¦n lo hubieran sido Gardenia o Brooks. Connery fue la mejor presencia sobre el escenario, quiz¨¢ porque Hollywood y sus fiestas est¨¢n repletos de gente mayor que no sabe envejecer. El poco pelo de Connery, sus arrugas y su sentido del humor le confieren una dignidad extra?a en un ambiente en el que el lifting, los peluquines y los maquillajes imposibles pretenden negar el paso del tiempo. A Connery le ha costado mucho deshacerse de Bond -la sinton¨ªa que acompa?¨® su aparici¨®n en escena quiso record¨¢rselo-, a pesar de que sus trabajos posteriores hab¨ªan ido probando, una y otra vez, su ductilidad. En Los Wocables, una cinta absolutamente vac¨ªa, ¨¦l era el ¨²nico ser vivo y, cuando mor¨ªa, la pel¨ªcula tambi¨¦n lo hac¨ªa.
De entre todos los derrotados, dos sobresalen: Mastroianni, entre los que figuraban en la preselecci¨®n de candidatos, y John Lone, por su interpretaci¨®n del emperador Pu Yin, entre los que ni tan s¨®lo hab¨ªan sido tenidos en cuenta previamente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.