Mujer y realismo
Carmen Mart¨ªn Gaite naci¨® en Salamanca en 1925. Licenciada en filosof¨ªa y letras, gan¨® el Premio Caf¨¦ Gij¨®n en 1954, con su novela El balneario, y en 1957, dos a?os despu¨¦s de El Jarama, de Rafael S¨¢nchez Ferlosio, escritor y ensayista al que estaba entonces unida sentimentalmente, gan¨® el Nadal (como Sof¨ªa Veloso) con Entre visillos, novela de marcado tinte autobiogr¨¢fico. As¨ª, con todos los honores, entr¨® a formar parte de lo que se denomin¨® la generaci¨®n del medio siglo, compuesta por aquellos escritores que fueron ni?os durante la guerra civil y que entonces empezaban a publicar sus primera novelas (entre otros, Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos, Juan Goytisolo, Juan Garc¨ªa Hortelano, Alfonso Grosso, Daniel Sueiro, Rafael S¨¢nchez Ferlosio, Ignacio Aldecoa, Antonio Ferres, Jos¨¦ Manuel Caballero Bonet, Alfonso Sastre, Luis Goytisolo y Juan Mars¨¦). En general, todos ellos escogieron el realismo como medio m¨¢s acorde al prop¨®sito cr¨ªtico que en mayor o menor medida alentaban en sus obras.Era nuevo, o casi, por entonces el fen¨®meno de las mujeres novelistas (Concha Espina, durante muchos a?os sola en su condici¨®n de escritora, hab¨ªa muerto en 1955) y alg¨²n cr¨ªtico llegar¨ªa a afirmar que era la "mediocridad imperante" lo que explicaba el auge de la mujer metida a literata (ah¨ª estaban Carmen Laforet, Dolores Medio, Elena Quiroga, Ana Mar¨ªa Matute, Carmen Conde ... ).
Tras la publicaci¨®n de Entre visillos, Mart¨ªn Gaite escribi¨® algunos cuentos en diarios y revistas que aparecer¨ªan m¨¢s tarde bajo el t¨ªtulo de Las ataduras (1960) y, siempre guiada por un deseo de comunicaci¨®n directa que sin estorbar a su intenci¨®n comunicadora pudiera acercar su obra al mayor n¨²mero posible de lectores, publica, en 1963, Rimmo lento.
Pero Carmen Mart¨ªn Gaite ha tocado un gran n¨²mero de g¨¦neros literarios, desde la novela o la poes¨ªa (A rachas, 1976) hasta el gui¨®n cinematogr¨¢fico, pasando por el ensayo. En La b¨²squeda de interlocutor y otras b¨²squedas (1973), libro en el que se recog¨ªan art¨ªculos de variada procedencia, el lector puede encontrar ya algunos de los temas que m¨¢s tarde llamar¨ªan la atenci¨®n de su autora hacia empresas de mayor enjundia. Uno de ellos, Melchor de Macanaz (1670-1760), se convertir¨ªa en el objeto de Macanaz, otro paciente de la Inquisici¨®n (1975), al que seguir¨ªa Conde de Guadalhorce, su ¨¦poca y su labor (1977), vol¨²menes con los que Mart¨ªn Gaite insist¨ªa en el estudio hist¨®rico, disciplina que ya hab¨ªa abordado con buena fortuna en Usos amorosos del siglo XVIII (1972), libro cuya prolongaci¨®n, Usos amorosos de la posguerra en Espa?a (1987), fue, como el lector recordar¨¢ muy bien, premio Anagrama de ensayo y uno de los t¨ªtulos m¨¢s vendidos del a?o pasado, a?o que vio tambi¨¦n la publicaci¨®n de Desde la ventana, una preciosa reflexi¨®n sobre la no siempre f¨¢cil posici¨®n de la mujer escritora en la sociedad.
Obra ambiciosa
Retah¨ªlas (1974) es, seg¨²n sus propias palabras, la novela m¨¢s ambiciosa de Mart¨ªn Gaite. Fue se?alada por la cr¨ªtica como ?una de las mejores novelas de los ¨²ltimos a?os", y aunque la expresi¨®n est¨¦ hoy algo desacreditada, el lector har¨ªa bien teni¨¦ndola esta vez por cierta. Aqu¨ª el realismo escapa a la simple apariencia para descender a la conciencia de dos protagonistas, Eulalia y Germ¨¢n, a quienes une una intimidad inquietante y castigada por el tiempo y en cuyo di¨¢logo, plagado de referencias al pasado, transcurre una novela que es ejemplo, entre otras cosas, de definici¨®n de personajes. A Retah¨ªlas sigue Fragmentos de interior (1976) y la que ser¨ªa Premio Nacional de Literatura 1978, El cuarto de atr¨¢s, novela de la que la autora dijo que era, sin ser un libro de memorias, la traducci¨®n novelesca de sus recuerdos de "la sociedad s¨®rdida de la posguerra". Con ella afianzaba Mart¨ªn Gaite un lugar que ocupaba ya en la literatura espa?ola de la segunda mitad del siglo.El Premio Pr¨ªncipe de Asturias de este a?o viene, pues, a primar una labor infatigable, una literatura de innegable calidad y una aportaci¨®n de importancia a nuestra historia de las mentalidades, pero tambi¨¦n a toda una generaci¨®n que despert¨¦ en un momento triste de nuestra historia literaria.
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