Que siga el cuento
Carmen Mart¨ªn Gaite, de 62 a?os "como 62 soles", sigue pensando que "mientras dure la vida que no pare el cuento". Aparte de estar encantada con que le hayan concedido el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras, y tambi¨¦n de compartirlo con Jos¨¦ ?ngel Valente, a quien admira, tuvo ayer una emoci¨®n suplementaria, que fue el hecho de que Rafael Lapesa, presidente del jurado, le comunicase la concesi¨®n. Y es que Carmen Mart¨ªn Gaite, cuando era una tierna adolescente salmantina con aspiraciones literarias, tuvo la suerte de contar con Lapesa (quien actualmente dirige la Real Academia Espa?ola) como profesor en el instituto.Lapesa y el ya fallecido Salvador Fern¨¢ndez Ram¨ªrez le¨ªan los ejercicios de la joven Mart¨ªn Gaite "y me jaleaban". "Todo lo que he hecho en mi vida est¨¢ dedicado a ¨¦l como imagen de pedagogo ejemplar. Yo le debo todo a los buenos profesores que tuve; tengo genes universitarios".
Da la casualidad de que este ilustre profesor ya estuvo en el jurado que concedi¨® el premio extraordinario a la tesis doctoral de la escritora, en 1972. El tema eran los usos amorosos del siglo XVIII en Espa?a, ensayo que el historiador Jover ha se?alado como lectura inexcusable para conocer los usos sociales de la ¨¦poca. Estos elogios le resultan a Carmen Mart¨ªn Gaite un poco excesivos, pudor que casi extra?a en alguien con una carrera literaria que cuenta con m¨¢s de 20 obras, entre ellas novelas como Entre visillos o El cuarto de atr¨¢s.
Pantal¨®n de pana
Las costumbres sociales volvieron a su trabajo con Usos amorosos de la posguerra espa?ola, por la que recibi¨® el Premio Anagrama de Ensayo 1987. "Yo como personaje no aparezco en estas obras de ensayo", dice; "me limito a comentar los textos, aunque, eso s¨ª, utilizando a veces la iron¨ªa". El libro refleja el ambiente de su aprendizaje sentimental, algo que ha tratado ¨ªntimamente, no como simple analista, en varias de sus novelas. Mart¨ªn Gaite es optimista al hacer balance de las mujeres de su generaci¨®n, que lo tuvieron todo bastante a trasmano. "Hemos dado mejor resultado que un pantal¨®n de pana", dice.
El cuento al que se refiere la escritora como algo que no debe parar es en su caso la vocaci¨®n literaria. "Hace poco me sent¨ª muy emocionada escuchando a Rosa Chacel. Dijo lo que a m¨ª me parece una lecci¨®n: Tendr¨¦ exigencias mientras tenga aliento". Mart¨ªn Gaite piensa que la escritura es la pasi¨®n dominante en ella. Lo considera un vicio "de los que menos da?o hacen y de los que m¨¢s consuelan". Ahora acaba de terminar una versi¨®n de El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina. De lo que est¨¢ escribiendo, "mejor no hablar".
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