Pocas personas consideran repetible el "lunes negro"
A las 8.31 del pasado jueves, las agencias de noticias, las radios y emisoras de televisi¨®n de casi todo el mundo occidental interrump¨ªan sus programas habituales para dar paso, en directo en muchos de los casos, a su hombre en el departamento norteamericano de Comercio. Segundos antes, el portavoz del departamento revelaba que, el d¨¦ficit comercial estadounidense hab¨ªa crecido, inesperadamente, de una media en los dos ¨²ltimos meses de 12.500 millones a 13.800 millones de d¨®lares en febrero. Una nueva bomba contra el d¨®lar y los mercados burs¨¢tiles estaba servida.
La noticia, esperada con ansiedad por los mercados de todo el mundo, cay¨® como un terremoto. Durante las dos semanas previas, el d¨®lar y las bolsas hab¨ªan subido ininterrumpidamente en la equivocada creencia de que el d¨¦ficit de mercanc¨ªas de la econom¨ªa estadounidense (importaciones frente a exportaciones), fiel reflejo de los resultados de los esfuerzos que Washington realiza para corregir sus desequilibrios, apenas alcanzar¨ªa los 11.500 millones, con una reducci¨®n que los m¨¢s optimistas esperaban que fuera hasta de 3.000 millones adicionales.Nada de eso se produjo y el d¨®lar, junto a Wall Street y el mercado de opciones y el de futuros de Chicago, iniciaron una nueva ca¨ªda en picado. M¨¢s de 30 puntos en la primera hora lleg¨® a perder el Dow Jones, que superaban los 50 puntos a la 13.54, tras una breve recuperaci¨®n a media ma?ana. En dicho momento, las autoridades del Big Board o Consejo de la Bolsa de Nueva York, interrumpieron moment¨¢neamente el trading computarizado para dar tiempo a que los operadores se calmaran. D¨ªas antes, el 5 de abril, la operaci¨®n se hab¨ªa realizado a la inversa, cuando el Dow Jones sub¨ªa m¨¢s de 50 puntos.
Pese a las cr¨ªticas -algunos expertos interpretaron que sin la interrupci¨®n todo habr¨ªa vuelto a la normalidad y la ca¨ªda apenas hubiera superado los 50 punto-, el Dow Jones perdi¨® 101,46 puntos, una quinta parte de lo que registr¨® el 19 de octubre pasado y la quinta ca¨ªda absoluta m¨¢s pronunciada desde el famoso black monday de Wall Street. Al d¨ªa siguiente, y pese a los espectaculares titulares de los peri¨®dicos de esa ma?ana, la calma volvi¨® al mercado y el ¨ªndice recuper¨¦ algunos puntos.
Dif¨ªcil prueba
La experiencia del pasado jueves quiz¨¢ haya sido la prueba m¨¢s dif¨ªcil que Wall Street ha superado desde que el "lunes negro" de octubre trajo connotaciones de otro famoso octubre, en el a?o 1929. "Pocos en la Bolsa de Nueva York temen hoy que se repita la expiencia del black monday proclamaba el titular de primera p¨¢gina del Wall Street Journal el pasado viernes. "No hay que descartar oscilaciones pronunciadas; de 100 ¨® 150 puntos en el Dow Jones, pero una situaci¨®n como la del 19 de octubre parece impensable", asegura Lawrence D. Krohn, economista internacional del departamento de investigaci¨®n burs¨¢til de Shearson Lehman Hutton,en su oficina en el, piso 14 del American Express Tower, al lado de las torres gemelas del distrito financiero neoyorquino, muy cerca de la estaci¨®n Chambers del subway. Otros, como el vicepresidente de New York Stock Exchange, Richard Torenzano, estima que "el peligro persiste, aunque es manejable".El 19 de octubre, el ¨ªndice del Dow Jones perdi¨® exactamente un 23% de su valor. En una sola jornada, los inversores de Wall Street anularon en sus libros una riqueza estimada en 500.000 millones de d¨®lares. Pero, contrariamente al a?o 1929, no hubo suicidios ni escenas hist¨¦ricas en las calles ni declaraciones de bancarrotas en los tribunales. "Apenas unos j¨®venes que perdieron su trabajo", comenta un trader que sobrevivi¨® a la quema.
La raz¨®n fue muy simple. El Dow Jones hab¨ªa ganado mucho m¨¢s que esos 508 puntos en s¨®lo unos meses y la mayor¨ªa de los inversores apenas hab¨ªan tenido tiempo de materializar sus ganancias. Conviene recordar que el Dow Jones superaba los 2.600 puntos en el momento del crash y llevaba varios a?os en una tendencia que los norteamericanos conocen como bull, o alcista.
"En t¨¦rminos generales se podr¨ªa decir que no hubo ricos que perdieron sus fortunas sino ricos que hab¨ªan contabilizado sobre el papel unas ganancias que luego desaparecieron. Fue, en esencia, un ajuste contable", opina un operador de una de las primeras firmas neoyorquinas.
Hay otro factor tambi¨¦n que hay que tener en cuenta. El crash apenas afect¨® a un 20% de la poblaci¨®n norteamericana y, dentro de esta minor¨ªa que tiene o posee t¨ªtulos en bolsa, a un 6% que contaba con m¨¢s de 10.000 d¨®lares (m¨¢s de un mill¨®n de pesetas) en su cartera de renta variable. "Para estos, sus p¨¦rdidas, en el caso de que se salieran de la bolsa de inmediato, supondr¨¢n a la larga suspender unas cortas vacaciones o irse de viaje a un sitio m¨¢s pr¨®ximo o unos d¨ªas menos", agrega.
Y esto para los que se salieron de la bolsa. Hubo otros que continuaron y que, poco a poco, recuperaron una parte de sus p¨¦rdidas. Es significativo, a este respecto, que muchos inversores, incluso los particulares, no han perdido la confianza en la inversi¨®n burs¨¢til y contin¨²an consider¨¢ndose asiduos, o adictos, al mercado. Al menos, hasta que la incertidumbre de? mercado burs¨¢til -"una carrera de caballos bien organizada, a fin de cuentas", seg¨²n la famosa frase de uno de los Rockeffeller- les de otro buen susto.
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