Bernardo Sep¨²lveda: "EE UU no puede transferir al exterior sus responsabilidades en el narcotr¨¢fico"
El canciller de M¨¦xico afirma que son los propios paname?os quienes deben hallar la soluci¨®n a su crisis
"EE UU es el primer consumidor de estupefacientes. Es imperativo que el Gobierno, y la sociedad norteamericanos asuman sus responsabilidades contra el narcotr¨¢fico", se?ala Bernardo Sep¨²lveda Amor, secretario (ministro) de Relaciones Exteriores de M¨¦xico, en declaraciones a EL PA?S. Sep¨²lveda contesta as¨ª a una resoluci¨®n del Senado estadounidense, a mediados de este mes, que consideraba insuficiente la acci¨®n de M¨¦xico contra el tr¨¢fico de drogas. Sep¨²lveda, de 46 a?os, canciller de su pa¨ªs desde 1982 y ex embajador en Washington, presidi¨® en Madrid la delegaci¨®n mexicana que analiz¨® con funcionarios espa?oles la marcha de las relaciones bilaterales.
El jefe de la diplomacia mexicano -uno de los fundadores del Grupo de Contadora (que integran M¨¦xico, Panam¨¢, Venezuela y Colombia) se entrevist¨® con el presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, con quien analiz¨®, asimismo, la situaci¨®n en Panam¨¢ y en Nicaragua.Pregunta. ?Cu¨¢l es a su juicio la forma m¨¢s adecuada de resolver la crisis paname?a?
Respuesta. La soluci¨®n tiene necesariamente que ser una paname?a, que los paname?os encuentren por sus propias v¨ªas pol¨ªticas. Con relaci¨®n a los ternas fundamentales de la convivencia entre los Estados -la no intervenci¨®n, la proscripci¨®n de la amenaza o el uso de la fuerza, la prohibici¨®n estricta de sanciones econ¨®micas (comerciales y financieras)-, se encontrar¨¢ que resulta imperativo para que se propicien las soluciones internas que los factores externos aseguren estas normas b¨¢sicas. Espa?a y M¨¦xico pueden ser coadyuvantes piara la creaci¨®n de esas condiciones externas.
No intervenci¨®n
P. Se ha personalizado la cuesti¨®n paname?a en el jefe de las Fuerzas de Defensa, general Noriega, en su abandono o no del poder o del pa¨ªs. ?C¨®mo ve ese problema?R. En primer lugar quisiera desvirtuar una versi¨®n que indicar¨ªa que yo mismo habr¨ªa planteado [en Espa?a] la cuesti¨®n relacionada con el posible asilo del general Noriega. Es totalmente falsa esa versi¨®n. En ning¨²n caso hemos emitido un pronunciamiento sobre el particular. No quisi¨¦ramos proponer recetas. Se ha personalizado la supuesta crisis. A nosotros nos parece altamente cuestionable que fuerzas externas pretendan fijar qu¨¦ persona debe llevar los mandos pol¨ªticos en otro pa¨ªs. Esta cuesti¨®n se inserta en lo que mencionaba previamente: la proscripci¨®n de la intervenci¨®n.
P. ?C¨®mo ve la perspectiva del di¨¢logo nicarag¨¹ense tras los acuerdos de Sapo¨¢, a la luz de la gesti¨®n iniciada por el Grupo de Contadora?
R. Al inicio de la mediaci¨®n [comienzos de 1983] no exist¨ªa un canal de comunicaci¨®n pol¨ªtica entre los pa¨ªses centroamericanos para negociar sus asuntos. Nos encontramos con un vac¨ªo pol¨ªtico en las instancias negociadoras. Era necesario construir puentes de di¨¢logo. ?ste es uno de los principales m¨¦ritos del Grupo de Contadora. Pero no el ¨²nico.
P. Pero hubo un momento en que Contadora parec¨ªa impotente...
R. En los cinco a?os y tres meses de la existencia de Contadora, continuamente hemos afrontado riesgos y los hemos superado. Adem¨¢s de impulsar la negociaci¨®n, ha habido la aportaci¨®n de una masa cr¨ªtica de ideas pol¨ªticas que permitieron en buena medida sentar las bases de una soluci¨®n.
P. Las negociaciones de Sapo¨¢ han mostrado cambios en las posturas de Nicaragua.
R. Creo que en el caso del Gobierno sandinista se ha demostrado de manera patente su capacidad de tolerancia, para adaptarse a nuevas circunstancias y para encontrar nuevas f¨®rmulas, con flexibilidad. Yo advierto que en el caso de EE UU lo que se ha impuesto es un criterio de intolerancia; no ha habido el entendimiento pol¨ªtico para percibir una nueva realidad centroamericana y latinoamericana, que reclama una soluci¨®n distinta a aquella relacionada con la fuerza militar, con la violencia. Esto no ha sido percibido a¨²n por EE UU.
P. El Senado estadounidense considera que M¨¦xico no combate suficientemente el narcotr¨¢fico.
R. No se pueden transferir responsabilidades al exterior. En el caso de EE UU hay un imperativo para que Gobierno y sociedad asuman sus propias responsabilidades en el combate al narcotr¨¢fico. EE UU es el principal consumidor de estupefacientes en el mundo, con una proporci¨®n creciente de adictos. Pero de manera adicional es el principal distribuidor de estupefacientes y el pa¨ªs que ocupa el primer lugar en la financiaci¨®n, y muy pronto llegar¨¢ -por ejemplo, en el caso de la marihuana- a tener el primer lugar en los sembrad¨ªos.
Resulta muy sencillo, para prop¨®sitos electorales, que el Senado estadounidense, en vez de adoptar una legislaci¨®n severa que permita al interior de EE UU combatir este fen¨®meno, traslade estas cargas a otros pa¨ªses.
Nosotros lo que hemos propuesto es que la demanda y la oferta se combatan de manera conjunta, ya que son piezas de un mosaico. Pero en buen n¨²mero de casos los pa¨ªses productores no pueden atacar el problema si la financiaci¨®n para esa producci¨®n proviene de EE UU. Mientras no se corte ese flujo, no podr¨¢ combatirse de frente el narcotr¨¢fico.
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