Una fr¨ªa madrugada
Los polic¨ªas del 'caso el N¨¢ni' dejaron sin resolver muchas dudas sobre la fuga de Vic¨¢lvaro
El comisario, los dos inspectores y el individuo del mono debieron de tiritar aquella madrugada al descender del coche en que viajaban en busca de unas armas ocultas en un descampado del este de Madrid. La temperatura s¨®lo alcanzaba nueve grados cent¨ªgrados nada extra?o para un 13 de noviembre. El individuo del mono no llevaba m¨¢s abrigo; quiz¨¢ ello le facilit¨® abrir sus esposas, librarse del agarr¨®n de sus custodios y huir velozmente de tres polic¨ªas con m¨¢s pesada vestimenta. Al individuo del mono todo el mundo, incluidos sus tres vigilantes, le conoc¨ªa por el Nani.
Los tres agentes -el comisario Francisco Javier Fern¨¢ndez ?lvarez y los inspectores Victoriano Guti¨¦rrez Lobo y Francisco Aguilar Gonz¨¢lez- se sientan, desde el pasado d¨ªa 13, junto a otros cuatro compa?eros en el banquillo de los acusados del tribunal que juzga la desaparici¨®n de: Santiago Corella. Los procesados defienden que existi¨® esa fuga en un descampado de las afueras madrile?as, una huida que juez, fiscal y acusadores del caso creen que nunca se produjo.
Un informe del Instituto Nacional de Meteorolog¨ªa, que obra en el sumario del caso, certifica que la temperatura en el aeropuerto de Barajas, distante unos cuatro kil¨®metros del descampado de Vic¨¢lvaro, era de 92 a las cuatro de la madrugada del 13 de noviembre de 1983, poco antes de la hora en que, seg¨²n la versi¨®n de los acusados, se fug¨® el Nani. El informe fue solicitado por el juez instructor del caso, Andr¨¦s Mart¨ªnez Arrieta.
Horas antes, Santiago Core?a hab¨ªa sido detenido como presunto autor de un atraco con resultado de muerte y obligado a cambiar de vestimenta en las dependencias policiales de la Puerta del Sol; un mono sustituy¨® a la ropa que vest¨ªa al llegar a la brigada, en teor¨ªa para evitar que pudiera esconder un objeto con el que provocarse lesiones. Fue ingresado en calabozos y luego interrogado.
El comisario Francisco Javier Fern¨¢ndez ?lvarez y los inspectores Victoriano Guti¨¦rrez Lobo y Francisco Aguilar Gonz¨¢lez aseguran que el Nani dijo que guardaba unas armas en una zona sin edificar de Vic¨¢lvaro. Los tres agentes procesados no recuerdan si el veh¨ªculo en el que supuestamente trasladaron a Corella a aquel descampado ten¨ªa dos o cuatro puertas, ni de qu¨¦ modelo era. Los polic¨ªas han declarado que abandonaron las dependencias policiales y viajaron a Vic¨¢lvaro sobre las cuatro de la madrugada.
El inspector Aguilar confirma la frialda de aquena noche en una declaraci¨®n judicial que hizo el 8 de julio de 1986. El agente asegura que ¨¦l mismo llevaba "ropa de invierno( ... ), pantalones, camisa y ( ... ) un jersei gordo para combatir el fr¨ªo". El ¨²nico, al parecer, inmune a la baja temperatura de esa madrugada era Corella, vestido s¨®lo con un mono. Incluso se podr¨ªa pensar que al detenido no le finportaba pasar fr¨ªo, pues el mismo Aguilar respondi¨® el mi¨¦rcoles pasado a la acusaci¨®n que Corella "no pidi¨® ropa de abrigo". El procesado agreg¨® que si el Nani lo hubiese hecho ¨¦l le habr¨ªa atendido "con sumo gus to", prest¨¢ndole parte de su ves timenta.
Seg¨²n los principales proce sados, Santiago Corella, esposa do, fue capaz de soltarse de Victoriano Guti¨¦rrez Lobo, un hom bre de complexi¨®n fornida, sa carles diez metros de ventaja tras empujar al comisario Fern¨¢ndez y correr m¨¢s que los tres. Y adem¨¢s no tuvo fr¨ªo en la media hora de madrugada de un 13 de noviembre con 9 grados de temperatura, durante la que, vestido con un simple mono, estuvo supuestamente recorriendo un descampado de Vic¨¢lvaro para localizar unas armas escondidas.
"A toda velocidad"
A pesar de ello, de una violenta detenci¨®n que le produjo lesiones -seg¨²n los agentes- y de las muchas horas pasadas en dependencias policiales con la acusaci¨®n de un grave delito planeando sobre ¨¦l, Corella "corr¨ªa a toda velocidad" cuando, en la versi¨®n de los principales procesados, se pierde su pista. Esa velocidad ha sido se?alada al tribunal por Guti¨¦rrez Lobo.
Diferente opini¨®n mantienen el juez Arrieta y el fiscal Fausto Cartagena. Seg¨²n un informe del magistrado, "no se produjo el desplazamiento a la zona de Vic¨¢lvaro", mientras que para el fiscal, seg¨²n sus conclusiones, los procesados "idearon ( ... ) el simular que ¨¦ste [Santiago Corellal en el transcurso del interrogatorio se habr¨ªa prestado voluntariamente a entregar a los polic¨ªas unas armas enterradas".
La versi¨®n de los procesados agrega que el descampado de Vic¨¢lvaro ten¨ªa entonces unos abruptos terraplenes y grandes desniveles, que dificultaron la persecuci¨®n de Corella. El comisario Fern¨¢ndez ?lvarez consunii¨® casi una jornada de la vista oral explicando al tribunal, mediante unas fotograf¨ªas actuales de la zona, las. caracter¨ªsticas del terreno de la fuga. Una zona que no ha variado desde 1983, seg¨²n acreditan los planos del Ayuntamiento de Madrid comprobados por un oficial del juzgado, y que, aun con esas anfractuosidades, es zona de paseo tradicional de los habitantes de las urbanizaciones, pr¨®ximas.
Finalmente, el comisario y los dos inspectores aseguran que abandonaron la Puerta del Sol sobre las cuatro de la madrugada, que a las cinco se les escap¨® el Nani y avisaron por la emisora, y que a las seis regresaron a la brigada. El inspector Miguel ?ngel D¨ªaz-Flor, tambi¨¦n procesado, declar¨® en el sumario que ¨¦l y varios compa?eros recibieron el aviso de la fuga y vigilaron la zona del descampado entre las tres y las cinco. En el juicio oral se desdijo, se?al¨® que su viaje a Vic¨¢lvaro fue posterior a las cinco, y para justificar su aparente contradicci¨®n indic¨® -forzando mucho la gram¨¢tica- que las horas de su declaraci¨®n en el sumario -de tres a cinco- hac¨ªan referencia, por un error suyo o del juez, al viaje de sus tres superiores, es decir, Fem¨¢ndez ?lvarez, Guti¨¦rrez Lobo y Aguilar Gonz¨¢lez. Mas, seg¨²n estos, la fuga fue a las cinco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.