Seguir¨¢ cayendo lluvia ¨¢cida

"Mientras el presidente Reagan est¨¦ en el cargo no se adoptar¨¢n medidas contra la lluvia ¨¢cida". Con esta rotunda frase un alto cargo estadounidense confirmaba la semana pasada las sospechas de los ecologistas de Estados Unidos y de los pol¨ªticos canadienses. La ausencia de medidas sobre la lluvia ¨¢cida durante el mandato presidencial de Reagan seguir¨¢ dejando vulnerables los bosques, lagos y r¨ªos estadounidenses y canadienses frente a los contaminantes a¨¦reos.No es que la Administraci¨®n Reagan no haya tenido oportunidades de elaborar directrices. Durante varios a?os el Congreso ha intentado aprobar medidas que redujeran la producci¨®n de sulfitos y ¨®xidos de nitr¨®geno, que se desplazan cientos de kil¨®metros y que contribuyen a la muerte de ¨¢rboles y peces cuando caen en forma de lluvia o nieve. Pero el presidente todav¨ªa no est¨¢ convencido de que haya una relaci¨®n entre industrias que utilizan carb¨®n, como es el caso de las centrales energ¨¦ticas, y la contaminaci¨®n que cruza fronteras entre Estados y naciones. Y sin una palabra de la Casa Blanca la legislaci¨®n no se mueve.

En estudios recientes se ha demostrado que los da?os de la lluvia ¨¢cida se expanden hacia el sur a lo largo de la costa atl¨¢ntica de Estados Unidos. Nadie sabe cu¨¢nto tiempo pasar¨¢ hasta que tenga que enfrentarse a la amenaza. Lo que s¨ª se sabe es que ni este presidente ni el que venga podr¨¢n decir que no se les avis¨®.

2 de mayo