Arespacohaga
Don Juan de Arespacochaga, pen¨²ltimo alcalde franquista, es uno de los personajes m¨¢s queridos en mi personal retablo de marionetas. Don Juan de Arespacochaga, naturalmente, no se acab¨® con Franco, que va, sino que atraviesa la actualidad como un Titanic insumergible, con la chimenea pri¨¢pica de su puro. Don Juan de Arespacochaga, biodegradado de todo francofranquismo, es hoy vicepresidente del Senado y relator en el Consejo de Europa para una propuesta de construcci¨®n del eje de circulaci¨®n de la Europa suroccidental. Toma casta?a.Desde que iba con Pitirridruejo a visitar la "casa de los ruidos" (una casa suburbial por la que pasaban el tren y el Metro, para que m¨¢s ruido pero mi musa y ¨¦l decidieron que los ruidos eran cosa de un subnormal que hab¨ªa en la mansarda), a su despedida de la alcald¨ªa, con un beso a la Virgen y un puro estrenado, Arespacochaga ha entrado en el Ruedo Ib¨¦rico que viene glosando magistralmente, en este: papel, maestro La¨ªn.
-El Plan Nacional de Carreteras se redact¨® tarde y mal, est¨¢ hecho de espaldas a Europa, hay que reformarlo y homologarlo a (sic) las caracter¨ªsticas de las grandes v¨ªas europeas.
?Y c¨®mo es que su C¨¦sar Visionario, en 40 a?os 40 no trabaj¨® un poco por las carreteras, don Juan?
-Hay que potenciar la zona francesa m¨¢s pobre, que canalizar¨ªa tr¨¢ficos generados por el t¨²nel franco/brit¨¢nico y enlazar¨ªa por tres puntos con
Es alta.
Estas cosas tan l¨²cidas no se le ocurr¨ªan a don Arespa cuando era alcalde de Franco, de donde sale que los C¨¦sares a destiempos castran a los pensadores a tiempo.
-Hay que corregir, a nivel comunicacional, el desfase francoespa?ol. La coordinaci¨®n se perdi¨® en los 60. Ha habido una absoluta falta de atenci¨®n a los pasos pirenaicos, Canfranc; es uno de ellos, pero un ramal tiene que bajar hasta Gibraltar, desde Hendaya/Ir¨²n/Portbou, y otro, por la comisa cant¨¢brica, hasta Portugal. El tendido Madrid/Sevilla/M¨¢laga permitir¨ªa que no quedara un bucle sin cerrar.
Co?o, es que hay que joderse, que estas cosas tan l¨²cidas no se le ocurr¨ªan a usted cuando el C¨¦sar, don Juan, mi admirado don Arespa, de donde sale que los cesarismos a destiempo, como se dice m¨¢s arriba, no s¨®lo hacen sus hombres y los gastan, sino que los desgastan y dejan sin ideas. De darle explicaciones parapsicol¨®gicas a la casa de los ruidos a este fastuoso plan de autopistas, don Arespa ha pegado un salto europeo. Franco le hab¨ªa cortado el puro pri¨¢pico por la mitad.
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