La integraci¨®n latinoamericana, utop¨ªa y realidad
Los presidentes Ra¨²l Alfons¨ªn, Julio Mar¨ªa Sanguinetti y Jos¨¦ Sarney se reunieron el 6 de febrero en Anchorena, localidad situada a 177 kil¨®metros de Montevideo, por cuarta vez en una nueva ronda de negociaciones, para analizar los avances de los programas de integraci¨®n econ¨®mica de sus respectivos pa¨ªses. Se evaluaron los resultados del comercio intrarregional. En los ¨²ltimos 10 a?os ¨¦ste se ha duplicado, cifr¨¢ndose en la actualidad en 2.100 millones de d¨®lares, adem¨¢s de la incorporaci¨®n de Uruguay al Mercado Com¨²n latinoamericano.
Uruguay se insertar¨ªa en una divisi¨®n del trabajo expresada en un modelo de especializaci¨®n productiva en bienes primarios. Brasil, en cambio, sustenta su comercio de bienes de capital y suministros industrializados. Con Argentina se tiende a potenciar el sector industrial; el otorgamiento de preferencias arancelarias permitir¨ªa ampliar el reducido mercado interno, orientado hacia las econom¨ªas de escala. Las preferencias arancelarias operar¨ªan como un mecanismo de protecci¨®n productivo.Para evaluar los futuros ¨¦xitos o fracasos de este nuevo proceso de integraci¨®n es necesario realizar un an¨¢lisis hist¨®rico del origen de las ideas integracionistas, comparativamente con otros procesos similares.
La idea del integracionismo surge en el siglo pasado, durante las luchas por la independencia pol¨ªtica que originaron un movimiento separatista de los imperios ib¨¦ricos.
Sim¨®n Bol¨ªvar y Jos¨¦ G. Artigas, uno al nivel continental y el otro al regional, con las ideas federalistas de las provincias unidas del R¨ªo de la Plata, manifestaron fehacientemente este integracionismo a trav¨¦s de sus luchas.
Los antagonismos y conflictos locales entre los intereses divergentes de las burgues¨ªas urbanas por imponer sus hegemon¨ªas y los caudillismos rurales, el expansionismo brit¨¢nico y lusoportugu¨¦s contribuyeron a preservar la divisi¨®n de los pa¨ªses del Atl¨¢ntico Sur. A los 170 a?os transcurridos de la conformaci¨®n como naciones en Latinoam¨¦rica, durante la posguerra, surgen nuevas ideas de un integracionismo econ¨®mico.
Para la conceptualizaci¨®n te¨®rica existen diversos enfoques, desde el liberalismo evolucionado al desarrollismo planteado como un factor de desarrollo econ¨®mico y a un marxismo cr¨ªtico, pero poco creativo. Las divergencias provienen del procedimiento para llevar a cabo este proceso.
Nuevos recursos
Durante la fracasada Alianza para el Progreso, en una reuni¨®n en las ciudad chilena de Punta del Este, en el a?o 1961, se planteaba una "revoluci¨®n pac¨ªfica y positiva" encaminada a transformar la estructura social y econ¨®mica de Am¨¦rica Latina, en la cual Estados Unidos y otros pa¨ªses de la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) cooperar¨ªan con recursos t¨¦cnicos y financieros.
?ste ha sido, m¨¢s que un programa de desarrollo econ¨®mico y de integraci¨®n regional, un plan pol¨ªtico. Tal como planteaba esta estrategia el presidente John Kennedy, "este programa ser¨ªa para ayudar a muchos que son pobres (a fin de) salvar a pocos que son ricos".
En febrero de 1960 se suscribe el tratado por el cual se constituye la Asociaci¨®n Latinoamericana de Libre Comercio (ALAC/ ALADI). Esta integraci¨®n econ¨®mica tiene ya 28 a?os. Durante los primeros a?os hizo crecer los intercambios interzonales hasta un ritmo del 40% anual, y, sin embargo, cuatro a?os despu¨¦s de la vigencia del tratado, este comercio interregional repriesentaba apenas el 8,5% del comercio total global de la regi¨®n.
Los resultados de esta integraci¨®n no fueron importantes. Dentro de un marco hist¨®rico se caracteriz¨® por las contradicciones entre los intereses latinoamericanos y los de EE UU y por las contradicciones internas de las fuerzas econ¨®micas de Am¨¦rica Latina.
Los ide¨®logos oficialistas planteaban que la integraci¨®n ser¨ªa. un factor de desarrollo econ¨®mico orientado a superar el atraso y el subdesarrollo de la regi¨®n.
Las otras experiencias de integraci¨®n subregional, como el Mercado Com¨²n Centroamericano (MCC) y el Pacto Andino, tampoco a largo plazo pudieron cumplir los objetivos de este proceso, aunque este ¨²ltimo, a corto plazo, ha sido el m¨¢s avanzado y el que mayores resultados ha obtenido, debido a que este proceso ha estado condicionado por f¨¢ctores pol¨ªticos de diversa ¨ªndole. En mayor o menor grado, siempre se propone en forma expl¨ªcita objetivos pol¨ªticos que se reflejan en las pol¨ªticas econ¨®micas de los pa¨ªses miembros, ideolog¨ªas nacionalistas, populistas y socialistas, que llevaron proyectos de reformas y transformaciones estructurales (Gobiernos de Salvador Allende, Chile de 1970-1973; del general Alvarado en Per¨²; diversos per¨ªodos de Gobiernos democr¨¢ticos en Bolivia; en Venezuela, el socialdem¨®crata de Andr¨¦s P¨¦rez).
Cuando se aprob¨® en el Pacto Andino, en 1970, la Decisi¨®n 24, que establece un r¨¦gimen com¨²n de tratamiento de inversiones extranjeras, la actitud de las corporaciones multinacionales (CM) que operaban en la subregi¨®n fue virulenta, debido a que algunos procesos de integraci¨®n refuerzan los intereses de las CM, mientras que otros pueden representar la ant¨ªtesis de los objetivos de estas empresas; es decir, que las CM no son neutrales con respecto a este proceso de integraci¨®n.
Multinacionales
Cualquier intento de homogeneizaci¨®n de los diversos espacios econ¨®micos nacionales y la ampliaci¨®n del mercado y del desarme arancelario favorecer¨¢n a las corporaciones multinacionales, que encaran una especializaci¨®n internacional, operando en diversos pa¨ªses simult¨¢neamente.
En el anterior art¨ªculo, titulado La integraci¨®n latinoamericana y los movimientos internacionales de capital, publicado por EL PA?S el 9 de noviembre de 1987, analizamos algunos aspectos del comportamiento de las CM en relaci¨®n a la especializaci¨®n intraindustrial en el Mercado Com¨²n.
Por otro lado, el presidente argentino Ra¨²l Alfons¨ªn, en la reuni¨®n de Acapulco de los ocho pa¨ªses latinoamericanos el 27 de noviembre de 1987, hab¨ªa destacado "la disposici¨®n de generar las condiciones para un gran espacio regional integrado com¨²n", ya que se cuenta con la poblaci¨®n y los recursos naturales, un relativo desarrollo industrial y una experiencia cient¨ªfica y tecnol¨®gica.
Los procedin¨²entos para llevar a cabo el proceso de integraci¨®n no deben ser la reacci¨®n a los factores ex¨®genos negativos y de la crisis en los sectores externos de estos pa¨ªses -contracci¨®n de la demanda, ca¨ªda de sus precios, proteccionismo en los pa¨ªses industrializados (Estados Unidos, Comunidad Europea), altos intereses por el pago de la deuda- que act¨²an como factores que impulsan la expansi¨®n del comercio subregional.
Este intercambio amortigua la inserci¨®n de los pa¨ªses del Atl¨¢ntico Sur fuera de la zona; las exportaciones buscan refugio en la regi¨®n durante las fases de contracci¨®n de los mercados internacionales y las importaciones en forma creciente, cuando los pa¨ªses de la subregi¨®n enfrentan dificultades de pagos internacionales.
Este proceso de integraci¨®n cambia algunos aspectos de la vulnerabilidad estructural externa: creaci¨®n de una unidad monetaria (gaucho) com¨²n para la transacci¨®n entre estos pa¨ªses y de una zona franca, acuerdos de cooperaci¨®n, etc¨¦tera.
Despu¨¦s de este an¨¢lisis hist¨®rico del integracionismo latinoamericano ser¨¢ necesario replantear la conceptualizaci¨®n te¨®rica de la contradicci¨®n fundamental que es entre la estrechez y la ampliaci¨®n del mercado.
?Cu¨¢les son las causales de esta estrechez? La insuficiencia del consumo proviene a su vez de la insuficiencia del ingreso nominal y de la situaci¨®n en que se encuentra la acumulaci¨®n excesiva de riquezas y la desigualdad en su distribuci¨®n, que crean una situaci¨®n de pobreza y de marginalizaci¨®n de sectores importantes de la poblaci¨®n.
En el caso de Brasil, la regresividad de la distribuci¨®n del ingreso se demuestra por un bajo porcentaje. El 20% de la poblaci¨®n, perteneciente a los estratos medios, est¨¢n integrados a la sociedad de consumo, y solamente un 1% pertenece a las clases sociales dominantes, con una alta capacidad de compra.
Fracaso de modelos
En la ¨¦poca del modelo brasile?o de crecimiento y sus milagros en base a enormes costes sociales, solamente la mitad de la poblaci¨®n hab¨ªa sido alcanzada por los beneficios de este crecimiento y un 30% apenas logr¨® un acceso marginal a este tipo de beneficios.
En la actualidad, esta desigualdad tiende a acentuarse, a pesar de existir per¨ªodos de recuperaci¨®n coyuntural. Algunos pa¨ªses como Uruguay y Argentina han tenido un desarrollo equilibrado, aunque este ¨²ltimo pa¨ªs est¨¢ inmerso en una profunda crisis econ¨®mico-financiera y de pagos internacionales.
La ayuda del Gobierno de Estados, Unidos, con un pr¨¦stamo de 550 millones de d¨®lares, ha impedido la bancarrota por ahora; a cambio ha tenido que ceder en materia de pol¨ªtica latinoamericana y en diversas condiciones impuestas que pueden lesionar su soberan¨ªa.
En este gran espacio regional integrado que ampl¨ªa el mercado geogr¨¢fico, pero relativamente poco el mercado econ¨®n?co, m¨¢s bien parece que los ide¨®logos oficialistas buscan la huida hacia adelante en lugar de un replanteamiento de una nueva conceptualizaci¨®n te¨®rica que se refleje en la realidad de estas sociedades dependientes, y que la transformaci¨®n y cambio de las estructuras econ¨®micas condicionen la ampliaci¨®n del mercado econ¨®mico y el aumento de la capacidad de absorci¨®n de los bienes de consumo.
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