La ceremonia de la confusi¨®n
Luis Pastor y Tour¨¦ KoundeAuditorio de la Casa de Campo. Madrid, 12 de mayo.
Los ritos inici¨¢ticos suponen para el individuo que los afronta la superaci¨®n de alguna prueba. En este caso consistieron en soportar una larga espera, el fr¨ªo reinante y la ausencia de uno de los artistas anunciados. De este modo, lo que promet¨ªa ser una noche inolvidable acab¨® generando cierto grado de frustraci¨®n entre los asistentes.
-La velada, cuyo inicio estaba fijado a las 21.30, comenz¨® dos horas m¨¢s tarde. Retraso achacado por los organizadores a problemas aduaneros y al que no ser¨ªan ajenos ciertos malentendidos entre la parte contratante y la contratada. En semejantes condiciones, dif¨ªcil iba a ser disfrutar plenamente de la propuesta musical.
A Luis Pastor le toc¨® la nada agradable tarea de romper el hielo. Rara vez esta expresi¨®n se revel¨® m¨¢s apropiada, y sali¨® airoso del trance. Durante 45 minutos escasos Pastor se revel¨® como alquien que, sin renunciar a sus or¨ªgenes y a su propia historia, parece mirar con decisi¨®n hacia el futuro. A los tradicionales modos del cantautor urbano ha sabido incorporar f¨®rmulas r¨ªtmicas y estilos vocales de m¨²sicas tan c¨¢lidas como la brasile?a, la caribe?a o la africana. Todo ello vehiculado por una banda de sonido compacto. Buena prueba de estos aires renovados es Flor de jara, una hermosa pieza de su nuevo disco con un desarrollo inusual en nuestra m¨²sica popular. Tampoco queda olvidada la dimensi¨®n po¨¦tica cuando interpreta una canci¨®n de su amigo Pablo Guerrero. Ni siquiera la referencia a los que est¨¢n tirados en la calle suena a demagogia, porque Luis Pastor transmite algo que siempre es de agradecer: fe en lo que hace.
Alterando el orden previsto en el programa, el grupo senegal¨¦s Tour¨¦ Kunda, que en el idioma sonink¨¦ significa "familia elefante", irrumpi¨® en el escenario. Los tres hermanos Tour¨¦, Ismael, Ousmane y Sixu, demostraron en todo momento lo merecido del apellido exhibiendo la fuerza arrolladora de una manada de proboscidios. Por otra parte, no descuidaron el aspecto visual, con el color blanco como dominante y las fren¨¦ticas danzas de la vocalista y bailarina Nabou, Diop.
Interpretaron un rosario de temas bien construidos, ajustados a las estructuras occidentales de la canci¨®n, sin perder por ello un ¨¢pice de su africanidad. Afincados desde hace a?os en Par¨ªs, los Tour¨¦ Kunda son el mejor ejemplo de un mestizaje que los lleva a cantar en diferentes lenguas. Y ponen de manifiesto que, si a lo largo de varias d¨¦cadas ?frica se limit¨® a exportar materias prunas, hoy sus m¨²sicos son capaces ya de ofrecer productos manufacturados.
Es la suya una m¨²sica r¨ªtmica aderezada por polifon¨ªas vocales, mezcla de elementos de diversas procedencias, cuya fuente de inspiraci¨®n contin¨²a siendo el djambadong, una danza ligada a los per¨ªodos inici¨¢ticos. Se suele decir de Tour¨¦ Kunda que son herederos de los griots, los trovadores del ?frica occidental. Yo dir¨ªa que son los griots de la aldea global.
El tercer oficiante, imprescindible para que el rito alcanzase su plena dimensi¨®n, no compareci¨®. Los all¨ª congregados se quedaron con las ganas de dejarse hipnotizar por las melopeas de Salif Keita, due?o de una de las voces m¨¢s sobrecogedoras de ?frica. Una pena.
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