Madrid y Real Sociedad alcanzaron un extra?o empate
, El duelo de honor que libraron los dos mejores equipos del campeonato se sald¨® con un extra?o empate. El tono distendido del partido anim¨® la flojera defensiva de ambas escuadras, poco dispuestas a mantener la tensi¨®n necesaria para ajustar los marcajes. En el enloquecido carrusel de oportunidades que se sucedieron, el Madrid sac¨® mejor provecho. Butrague?o, al que anunciaban deca¨ªdo y en baja forma, se mostr¨® letal en el ¨¢rea de Arconada.
Desde el principio se vio que el partido ten¨ªa las trazas de los festivales pretemporada. Cierto que los dos equipos ganaron el pan, pero en todo momento se ech¨® en falta el rigor de los duelos serios. A estas alturas, con la temporada cerrada por liquidaci¨®n, los jugadores han comenzado la descompresi¨®n.
Debido a la falta de empe?o en los marcajes, el partido fue rico en an¨¦cdotas. El n¨²mero de ocasiones en las dos porter¨ªas fue inusual. Los donostiarras sumaron una docena de oportunidades, todas memorables. Una de ellas resume el estrafalario car¨¢cter que tomaba el partido en la primera parte. Mediado el per¨ªodo, Ochotorena y Tendillo se entorpecen en la b¨²squeda de un bal¨®n que llegaba d¨¦bil al ¨¢rea peque?a. Entre trompicones y gritos de m¨ªa m¨ªa, la pelota sale despedida al larguero, para caer a medio metro de la l¨ªnea de gol, a los pies de G¨®rriz. El chupinero de Atocha ya hab¨ªa prendido las mechas de los cohetes, pero no cay¨® en la cuenta de que el s¨ªndrome Cardenosa causa estragos ¨²ltimamente.
En esas funciones de rendimiento por ocasiones, el Real Madrid se mostr¨® bastante m¨¢s preciso. La eficacia en el contragolpe -dos goles en cinco llegadas al ¨¢rea de Arconada- pali¨® la pobre impresi¨®n que casu¨® la defensa del Madrid. Frente a Bakero, Beguirist¨¢in y Loren, jugadores que se caracterizan por su dinamismo y por su capacidad de movimientos, Beenhakker opt¨® por el marcaje individual, y no tuvo mejor ocurrencia que designar a Tendillo, Mino y Maqueda, unos defensas con vocaci¨®n inmovilista. Naturalmente, los delanteros donostiarras tomaron al asalto el ¨¢rea de Ochotorena que se vi¨® sometido a un interminable bombardeo.
S¨®lo los ¨²ltimos 20 minutos ofrecieron algo de tensi¨®n en el juego. El tono vital creci¨® a raiz de un gol anulado a Loren por falta a Ochotorena. Se encresparon los ¨¢nimos en las gradas, y creci¨® la tensi¨®n en el c¨¦¨¢ped, hasta el punto de que Michel fue alcanzado por un objeto, con posible lesi¨®n de peron¨¦. Se olvid¨® la galer¨ªa y se entr¨® materia y aunque el espect¨¢culo fue m¨¢s agrio, nadie se quej¨® del cambio. Es la diferencia entre el f¨²tbol afeitado y la pelea verdadera. Y la elecci¨®n no ofrece dudas.
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