Basta de confusi¨®n
EL ESQUEMA estrat¨¦gico que sirvi¨® de base a la creaci¨®n de la OTAN, a finales de los a?os cuarenta -una Uni¨®n Sovi¨¦tica dispuesta a utilizar cualquier debilidad para lanzarse a la conquista de Europa occidental, ha perdido vigencia. Ello no significa la desaparici¨®n de toda amenaza, y sigue siendo decisivo lograr un equilibrio militar que garantice la paz mundial. Pero la seguridad no se obtiene s¨®lo con carros de combate, armas nucleares, soldados; debe tener como componente esencial medidas de desarme con la extensi¨®n a las armas convencionales de formas de control como las aprobadas por la URSS y EE UU para el tratado sobre los misiles INF- y acuerdos sobre zonas sin armas nucleares o qu¨ªmicas.Espa?a debe participar activamente en la plasmaci¨®n de una pol¨ªtica de seguridad europea. Se trata de un aliado fiel de la Alianza Atl¨¢ntica, pero su adhesi¨®n a ella est¨¢ marcada con rasgos espec¨ªficos por un acto pol¨ªtico esencial: estamos en la OTAN en virtud de una decisi¨®n ratificada por un refer¨¦ndum que establece tres condiciones a esa pertenencia. Respetarlas y lograr que los otros pa¨ªses las respeten eleva el papel de Espa?a en la escena internacional. Por eso, el ¨¦xito de la dura negociaci¨®n con EEUU sobre la disminuci¨®n de su presencia en Espa?a ha acrecentado nuestro peso en Europa.
?timamente, sin embargo, algunas declaraciones de altos cargos denotan una tendencia a abandonar puntos decisivos de lo votado en el refer¨¦ndum. La presencia en nuestros puertos de barcos con armas nucleares ha sido aceptada de modo p¨²blico y oficial por el Gobierno. Es un cambio serio en relaci¨®n con la ambig¨¹edad que prevalec¨ªa hasta ahora: entraban barcos, pero el Gobierno lo ignoraba, manteniendo su pol¨ªtica de principio contraria a la introducci¨®n de armas nucleares. La ambig¨²edad es siempre desagradable, pero permite en determinadas coyunturas, m¨¢s o menos provisionales, que una posici¨®n de principio ni se abandone ni se aplique de modo estricto. Pero ahora la admisi¨®n de barcos con armas nucleares se ha convertido en pol¨ªtica oficial del Gobierno. ?C¨®mo casa eso con el refer¨¦ndum?
Es m¨¢s grave la declaraci¨®n hecha por el ministro de Exteriores sobre el sobrevuelo del territorio por aviones conarmas nucleares. En el convenio actual con EE UU hay un agregado especial seg¨²n el cual Estados Unidos asume que "es pol¨ªtica del Gobierno espa?ol que no sobrevuelen Espa?a aeronaves con armamento o material nuclear a bordo". Ahora, Fern¨¢ndez Ord¨¢?ez dice lo contrario: que aviones con armas nucleares pueden sobrevolar Espa?a. O es un error -que no ha sido reconocido- o se trata de un cambio grav¨ªsirno. El ministro, con una ligereza frecuente en ¨¦l, dice que sus palabras corresponden a lo votado en el refer¨¦ndum. Parece que ¨¦ste sea una cinta el¨¢stica que se puede estirar, estirar, hasta que en ella quepa todo, incluso lo contrario de lo que su texto formula. Los espa?oles han votado que "se mantendr¨¢ la prohibici¨®n de instalar, almacenar o introducir" (cursiva nuestra) "armas nucleares". Y votaron dando a "introducir" su sentido llano y simple. Ahora, ministros y altos cargos dan la vuelta al significado de las frases del refer¨¦ndum y las interpretan en un sentido contrario.
Urge que el Gobierno, no en declaraciones sueltas, sino compareciendo ante el Parlamento con la altura que el tema requiere, explique por qu¨¦ ha decidido modificar su posici¨®n sobre aspectos ¨ªmportantes de la desnuclearizaci¨®n de Espa?a. Nuestro pa¨ªs ni puede ni debe hacer la misma pol¨ªtica que sus aliados en la cuesti¨®n nuclear. Eso no significa debilitar la Alianza. No estamos en una etapa de crecimiento de las armas nucleares en Europa, sino lo contrario. En el terreno pol¨ªtico, la especificidad espa?ola puede contribuir, y no poco, a la evoluci¨®n de la estrategia de la propia OTAN.
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