?Qui¨¦n manda en la "contra"?
M¨¢s de 5.000 antisandinistas esperan en territorio hondure?o comida, dinero y ¨®rdenes que nadie se atreve a impartir
En una zona que ocupa 200 kil¨®metros cuadrados del territorio de Honduras, en la frontera con Nicaragua, se han concentrado en el ¨²ltimo mes m¨¢s de 5.000 soldados de la contra en busca de comida, de dinero y de ¨®rdenes. Lo primero ha empezado a llegar hace un par de semanas; el dinero, garantizado como parte de los 17 millones de d¨®lares (1.900 millones de pesetas) de ayuda humanitaria concedida por Estados Unidos, comenzar¨¢ a circular en los pr¨®ximos d¨ªas, aunque en cantidades peque?as; pero ¨®rdenes nadie se atreve a impartir, puesto que nadie sabe qui¨¦n manda en estos momentos en el ej¨¦rcito rebelde ni si el movimiento antisandinista conseguir¨¢ sobrevivir a las conversaciones de paz que mantiene con las autoridades de Managua y a las profundas divisiones que han surgido en el seno de las tropas rebeldes.
ANTONIO CA?O ENVIADO ESPECIAL, Lo que en los ¨²ltimos d¨ªas se ha debatido en el interior de la guerrilla antisandinista no son simplemente diferencias t¨¢cticas sobre la acci¨®n a desarrollar, sino qu¨¦ va a surgir de las cenizas de la contra cuando, tal como parece, Estados Unidos se decida a sacar definitivamente sus manos de uno de los asuntos que m¨¢s dificultades le ha causado a su pol¨ªtica exterior en los ¨²ltimos a?os. Esto, aderezado con dosis alt¨ªsimas de personalismo y de desencanto, han llevado a los distintos dirigentes de la contra a culparse rec¨ªprocamente del fracaso de la organizaci¨®n.Un acuerdo p¨ªrrico, alcanzado a finales de la semana pasada por presiones de Washington, consigui¨® devolver la paz a los campamentos contras en Honduras, que estuvieron a punto hace 10 d¨ªas de enfrentarse con las armas en la mano. Pero la concordia en el aparato pol¨ªtico de la Resistencia Nicarag¨¹ense (RN) ,es tan fr¨¢gil que nadie cree que pueda durar m¨¢s de unas pocas semanas, tal vez hasta que la organizaci¨®n celebre su pr¨®xima asamblea, prevista para dentro de unos d¨ªas.
Todos contra todos
Seg¨²n se desprende de conversaciones con integrantes del directorio de RN, de otros miembros de la contra, de fuentes hondure?as, de medios diplom¨¢ticos y de otras independientes, se hace dif¨ªcil establecer cu¨¢les son los bandos en pugna actualmente en el interior de los rebeldes nicarag¨¹enses. Se podr¨ªa decir que todos est¨¢n contra todos, con una orientaci¨®n clara de que aquellos que optan por soluciones m¨¢s pol¨ªticas, m¨¢s moderadas y m¨¢s pr¨®ximas a un entendimiento con los sandinistas son los que van ganando espacio dentro de la Administraci¨®n de Reagan y los que cuentan con m¨¢s garant¨ªas de futuro.
El conflicto empez¨® cuando a finales de abril algunos de los principales comandantes de RN -Fernando, To?o, Rigoberto y Tigrillo- acusaron al jefe militar de la organizaci¨®n, Enrique Berm¨²dez, conocido como Comandante 380, de ejercer su mandato de forma dictatorial y corrupta. Varios miles de hombres a las ¨®rdenes de los sublevados se amotinaron y se adue?aron de uno de los principales campamentos en territorio hondure?o, el de Yamales, donde, en un n¨²mero aproximado de 2.000 guerrilleros, cortaron por unos d¨ªas toda comunicaci¨®n con los fieles de 380. Se lleg¨® a producir la semana pasada un incidente en el que dos combatientes de Berm¨²dez resultaron heridos al intentar cruzar las l¨ªneas de los disidentes.
El levantamiento se cort¨® con la intervenci¨®n del Ej¨¦rcito hondure?o, cuyos oficiales consi guieron, mediante enga?o, sacar de los campamentos a los comandantes sublevados para trasladarlos hasta Miami.
Con la salida de sus jefes, los soldados amotinados depusieron r¨¢pidamente su actitud, convencidos, por lo dem¨¢s, de que, de lo contrario, ser¨ªan sometidos a un cerco de hambre que no podr¨ªan resistir.
La ruptura en el campo militar fue, sin embargo, r¨¢pidamen te aprovechada all¨ª donde las diferencias son m¨¢s profundas: en el terreno pol¨ªtico. Adolfo Calero, que hasta ahora era reconocido como el n¨²mero uno del directorio pol¨ªtico, aprovech¨® la ocasi¨®n para intentar tambi¨¦n el asalto al poder militar. En sus primeras declaraciones dijo .comprender" las razones esgrimidas por los comandantes sublevados y, de hecho, declar¨® la guerra a Berm¨²dez. Inmediatamente se establecieron dos bandos con posiciones enfrentadas en la direcci¨®n de RN. Por un lado, Calero, Pedro Joaqu¨ªn Chamorro y Azucena Ferrey que cre¨ªan que hab¨ªa Regado el momento de relevar a 380; por el otro, Ar¨ªstides S¨¢nchez y, sobre todo, Alfredo C¨¦sar, quienes, con la vista puesta mucho m¨¢s a largo plazo, entendieron que Berm¨²dez era la mejor garant¨ªa para preservar la unidad en el movimiento y decidieron darle su apoyo
C¨¦sar, la estrella ascendente
Seg¨²n public¨® la Prensa norte americana y confirm¨® un alto n¨²embro de la contra, tuvo que intervenir la pasada semana "un conocido agente de la CIA", cuya descripci¨®n fisica le fue hecha a este corresponsal, para explicar a gritos a los miembros del direc torio que EE UU se opon¨ªa a la sustituci¨®n de Berm¨²dez porque ello pondr¨ªa en grave peligro de extinci¨®n a la contra. En su intervenci¨®n, el agente de la CIA tuvo palabras ¨¢speras para Pedro Joaqu¨ªn Chamorro, quien ha quedado descalificado para Washington y para el resto de la contra y cuya salida del directorio se da por inminente.
La estrella ascendente en Estados Unidos es Alfredo C¨¦sar. "En el liderazgo actual de la contra, C¨¦sar ha pasado a la primera posici¨®n", coment¨® una fuente autorizada.
"Calero representa una l¨ªnea de derecha conservadora; yo represento a la izquierda democr¨¢tica, que apoya una soluci¨®n pol¨ªtica", explica el propio C¨¦sar en una conversaci¨®n telef¨®nica. No quiere acusar directamente a Calero de haber intentado la destituci¨®n de Berm¨²dez, pero s¨ª se atreve a decir que "indudablemente ha sido gente de Calero la que ha provocado todo esto".
Sus opositores iniciales en este enfrentamiento, fundamentalmente los comandantes To?o y Fernando, dos de los principales elementos de RN, gozan, tal vez, de m¨¢s fama ante los combatientes, pero, aparentemente, no tienen madurez ni capacidad para dirigir toda la estructura n¨²litar y tampoco gozan de la plena confianza de Washington.
En las circunstancias actuales, C¨¦sar cree que lo mejor que se puede hacer en RN es "volver a consultar a las bases despu¨¦s de la pr¨®xima ronda negociadora y que ellas digan qui¨¦n tiene que irse y qui¨¦n tiene que quedarse". Otros miembros de la contra consideran necesario que rueden algunas cabezas como consecuencia de todo lo ocurrido.
En el fondo, todo el mundo reconoce que las quejas de los sublevados son ciertas: la contra ha fracasado pol¨ªticamente, no ha sabido sacarle rendimiento a la guerra y se ha visto derrotada desde el primer d¨ªa de las conversaciones de paz.
Tanto Alfredo C¨¦sar, como otros miembros de RN, como cada vez m¨¢s funcionarios norteamericanos, son conscientes de que las tropas antisandinistas, al menos tal y como se la conoce hoy, est¨¢ llamada a desaparecer.
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