Borrar una imagen mercenaria

El reformismo de la contra, la corriente a cuya cabeza podr¨ªamos situar a Alfredo C¨¦sar -un hombre con apoyos no s¨®lo en Estados Unidos sino tambi¨¦n en Europa y Espa?a-, pretende, entre otras cosas, borrar la imagen mercenaria de la contra. Acabar con los funcionarios a sueldo de la CIA, al menos de forma tan ostensible. Tienen por delante, desde luego, una ardua batalla.Tendr¨ªan, primero, que acabar con los sueldos del directorio de Resistencia Nicaragnense (RN). Fuentes diplom¨¢ticas estiman que cada uno de los cinco dirigentes, as¨ª como el jefe militar, Enrique Berm¨²dez, cobra entre 5.000 y 7.000 d¨®lares al mes (560.000 y 784.000 pesetas). Miembros de la contra desmienten la cifra, aunque reconocen que -viven mejor que ning¨²n otro refugiado en Miami".

Bosco Matamoros, portavoz autorizado de RN, afirma que los comandantes que se rebelaron contra Berm¨²dez -To?o y Fernando, entre otros- est¨¢n recibiendo todav¨ªa 1.000 d¨®lares mensuales, cantidad aproximada que se calcula para los dirigentes militares de segundo escal¨®n. Mucho menos van a percibir, seg¨²n fuentes norteamericanas, los combatientes rasos de RN: alrededor de un d¨®lar diario (112 pesetas), converido en c¨®edogas (moneda nicaraguense) para que tengan que entrar a gastarselo en Nicaragua.

Este reparto de dinero y de otro tipo de ayuda a los combatientes -frijoles, arroz, botas, uniformes...- ha creado todo un mundo novelesco en Honduras, por donde se canaliza la distribuci¨®n. Los hoteles de Tegucigalpa est¨¢n Henos de norteamericanos de profesi¨®n inconfesable ante los que se cuadran los soldados hondure?os. Hasta se puede escuchar la broma que un funcionario de EE UU hace a un miembro de la contra que toma una copa en el bar de un hotel: "?Qu¨¦, gastando la ayuda humanitaria?".