Vigilancia y respeto

Cuando Juan Pablo Fusi accedi¨® a la direcci¨®n de la Biblioteca Nacional, en junio de 1986, su primera nota interior fue para solicitar que una empresa de vigilancia se encargara de la seguridad de este centro bibliogr¨¢fico.

Poco despu¨¦s se comenzaron a instalar en los libros detectores electr¨®nicos y c¨®digos de barras, aunque el proceso no est¨¢, ni mucho menos, finalizado. Adem¨¢s de estas medidas, existen c¨¢maras de v¨ªdeo interiores, detectores y vigilantes, al margen del control habitual de los funcionarios de la biblioteca.

Turistas despistados

El acceso del p¨²blico al centro s¨®lo puede realizarse por dos puertas, aunque, de hecho, existen m¨¢s de una docena de entradas en diversos puntos del edificio que no est¨¢n controladas y de no muy dif¨ªcil acceso. En m¨¢s de una ocasi , ¨®n, en el despacho del director, alejado de la zona accesible al p¨²blico, han aparecido turistas despistados que visitaban el edificio.

El ¨²ltimo incidente ocurrido en la Biblioteca Nacional relacionado con la desaparici¨®n de vol¨²menes ocurri¨® ayer por la ma?ana, cuando el servicio de seguridad encontr¨® auna persona que intentaba salir del edificio con un libro. Cuando sucede se les retiene un mornento el carn¨¦, pero la Biblioteca Nacional no les acusa de robo, ya que ha podido deberse a una distracci¨®n, ni se queda con los nombres de los protagonistas del incidente.

"Independientemente de que las medidas de seguridad deben existir y mejorarse", afirma Fusi, "la vigilancia en una biblioteca debe basarse en el respeto a sus usuarios, y eso es algo que nunca debemos perder de vista".

Para Juan Pablo Fusi lo fundamental es restaurar el patrimonio bibliogr¨¢fico espa?ol y crear una conciencia de respetabilidad hacia todo el legado hist¨®rico bibliogr¨¢fico, as¨ª como presionar para que haya m¨¢s bibliotecas p¨²blicas, y a la Nacional s¨®lo se acuda a consultar aquello de lo que no puede disponer nadie.