Sensaciones de 1942
Fue una grata sorpresa descubrir que en Richard Benjamin, un comediante de segunda que es de primera, hab¨ªa tambi¨¦n un director de talento. El descubrimiento tuvo lugar con Mi a?o favorito, comedia nost¨¢lgica sobre los c¨®micos de toda la vida, y se confirm¨® en Adi¨®s a la inocencia, la pel¨ªcula que esta noche emite Televisi¨®n Espa?ola en Filmoteca TV, en versi¨®n original subtitulada en castellano, un verdadero regalo para cin¨¦filos.Adi¨®s a la inocencia contiene, de entrada, un c¨²mulo de t¨®picos que sobre el papel pueden echarle a uno atr¨¢s: la trama en 1942, en una peque?a localidad californiana, y centrada en unos muchachos que van a dar dos saltos, el de la adolescencia a la edad madura y el de Am¨¦rica a un continente llamado infierno o tambi¨¦n II Guerra Mundial; antes, sin embargo, habr¨¢n de enamorarse desesperadamente, locamente, y bailar la m¨²sica del momento. Adi¨®s a la inocencia, como puede verse, posee bastante de Verano del 42, algo de American graffiti y a¨²n un leve aroma, nost¨¢lgico, rom¨¢ntico, de The last picture show.
La rebeli¨®n de los gladiadores, a las 16
05. Adi¨®s a la inocencia, a la 1. 15. Cuatro locos buscan manicomio, a las 4.55. Juana de Par¨ªs, a las 7.30. Todas ellas por TVE1.
Un filme aceptable
Sin pretensiones de ning¨²n tipo, sin intentar ensanchar el molde de un espacio ya horadado, Benjamin compone un filme agradable, intenso, necesariamente rosa por momentos y, en otros, tristemente gris. Adi¨®s a la inocencia es de aquellas pel¨ªculas que de inmediato entablan una relaci¨®n sentimental con el espectador que, al propio tiempo que la pantalla, evoca sus recuerdos y aquellos a?os de los primeros besos y las primeras caricias, aunque no tuvieran lugar en la costa californiana ni en 1942; esa es, al fin y al cabo, la magia de Adi¨®s a la inocencia y del cine en general: atravesar el tierno y contextualizar el espacio.
Menor inter¨¦s tiene el resto de pel¨ªculas del men¨² de hoy, aunque La rebeli¨®n de los gladiadores es ese peplum resuelto con gran dignidad, como es habitual en su director, Vittorio Cottafavi, que compone muy bien sus planos en scope, todos ellos producto de un sentido muy concreto, y hasta se permite un humor que en nada empa?a la seriedad de su espect¨¢culo. Poco, o nada, habr¨ªa que decir de Cuatro locos buscan manicomio, una comedia de Rafael Gordon con c¨®micos como Francisco Cecilio o Bigote Arrocet; y por lo que hace a Juana de Par¨ªs, destacar de su muy t¨ªpica historia de amor y guerra un reparto copioso y magn¨ªfico.
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