Un gran buque para una peque?a potencia

El pasado d¨ªa 30 de mayo, la Empresa Nacional Baz¨¢n entreg¨® a la Armada espa?ola el buque de guerra m¨¢s grande construido en astilleros espa?oles. Se trata del portaeronaves R- 11 Pr¨ªncipe de Asturias, de 16.400 toneladas, pr¨®ximo buque insignia de la Marina de guerra y cabeza del futuro grupo de combate. Apto para trasladar hasta 37 aviones y helic¨®pteros y con una autonom¨ªa de navegaci¨®n de 45 d¨ªas, este peque?o portaviones prolonga la capacidad de actuaci¨®n de las Fuerzas Armadas espa?olas a miles de kil¨®metros de las costas nacionales.

No son pocos, incluidos altos cargos de Defensa, quienes dudan de la necesidad de contar con un sistema de armas de esas caracter¨ªsticas, valorado en su totalidad -con aviones y helic¨®pteros a bordo- en m¨¢s de 200.000 millones de pesetas. S¨®lo grandes potencias y pa¨ªses ricos con intereses muy alejados de sus fronteras pueden permitirse hoy el lujo de contar con marinas de guerra oce¨¢nicas que, como en el caso del Reino Unido, les permiten desplazar importantes contingentes b¨¦licos a muchos kil¨®metros de sus fronteras, como ocurri¨® en la guerra de las Malvinas.El resto de los pa¨ªses, con un potencial medio o bajo, se conforman hoy, por razones econ¨®micas, con tener patrulleras r¨¢pidas armadas con misiles y pocos barcos de altura como fragatas o corbetas. En Espa?a, la pol¨¦mica se plante¨® a comienzos de la presente d¨¦cada, pero ya para entonces la Armada hab¨ªa iniciado la construcci¨®n en El Ferrol del Pr¨ªncipe de Asturias. Cuando en 1982 fue botado el portaeronaves, el entonces jefe del Estado Mayor de la Armada, almirante Saturnino Suances, afirm¨® que el barco proporcionar¨ªa a la defensa nacional "una proyecci¨®n oce¨¢nica en sus concepciones estrat¨¦gicas".

Ese mismo a?o eran varios los, dirigentes socialistas, como Luis Solana -entonces candidato a ocupar el Ministerio de Defensa-, los partidarios de una Armada de patrulleras con misiles frente a una Armada oce¨¢nica. Ya con el PSOE en el poder, altos cargos del departamento no han dudado en afirmar, aunque nunca p¨²blicamente, que el portaeronaves no se habr¨ªa construido si el proyecto se hubiera planteado con los socialistas en el Gobierno.

Dos grupos de combate

Para los mandos de la Armada, por el contrario, no s¨®lo era necesario contar con un portaeronaves como cabeza del grupo de combate, sino que entre los objetivos del Plan Estrat¨¦gico Conjunto (PEC) de 1982 plantearon la conveniencia de contar con dos portaeronaves y dos grupos de combate: uno para el Atl¨¢ntico y otro para el Mediterr¨¢neo, tesis que fue desechada por evidentes razones econ¨®micas.

Hoy el portaeronaves est¨¢ construido y el grupo de combate que encabece lo forinar¨¢n cuatro fragatas FFG-7 -construidas en El Ferrol bajo licencia de EE UU-, cinco fragatas de la clase Baleares, seis corbetas del tipo Descubierta y cuatro submarinos de la clase Galerna.

Una de las principales a¨²siones del grupo consistir¨¢ en proteger el tr¨¢fico mar¨ªtimo entre la Pen¨ªnsula y Canarias, as¨ª como en controlar el estrecho de Gbraltar y sus accesos en caso de conflicto surgido en el Norte de Africa. Desplegado por esa zona, el grupo cubre un ¨¢rea similar a los kil¨®metros cuadrados de toda la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Como segunda misi¨®n, m¨¢s relacionada con la OTAN, el grupo tendr¨ªa que proteger la llegada de refuerzos desde EE UU a Europa en caso de conflicto entre los dos bloques.

T¨¦cnicamente, los expertos de Baz¨¢n y su cliente, en este caso la Armada, aseguran estar totalmente satisfechos del producto obtenido, que ser¨¢ operativo el a?o pr¨®ximo.Desmagnetizaci¨®nEn octubre le ser¨¢ entregada la bandera de combate en Barcelona y despu¨¦s ser¨¢ trasladado a Norfolk (Virginia), donde ser¨¢ sometido a una compleja operaci¨®n de desmagnetiz aci¨®n y donde ser¨¢ homologada su cubierta de vuelo.

Casi 10 a?os han sido necesarios para construir este barco, cuyo origen fue el proyecto estadounidense Sea Control Ship (SCS) desarrollado por la firma americana Gibbs&Cox para la Navy. Los conflictos sociales registrados en Baz¨¢n hace unos a?os, y el hecho de que Gibbs & Cox vendi¨® unos pocos planos b¨¢sicos de los que hubo que desarrollar otros, hizo que el proyecto se retrasara m¨¢s de tres a?os y que su coste se agrandara a?o tras a?o hasta provocar en alg¨²n momento fuertes pol¨¦micas entre la Armada y Baz¨¢n. Hoy el barco navega y todos parecen estar contentos.