El lord y las sirenas
Lord Carrington -ese "hombre extraordinario al que admiramos", seg¨²n lo defini¨® George Shultz- fue el ¨²nico de los asistentes al Consejo del Atl¨¢ntico Norte que expres¨® su gratitud al pueblo de Madrid por haber tenido que soportar la multitud de comitivas de autom¨®viles que, a galope de motoristas, luces y sirenas, se abrieron paso por la ciudad.Para ser una reuni¨®n de simples ministros y no de jefes de Estado o de Gobierno -?qu¨¦ ser¨¢ cuando llegue la cumbre de la Comunidad Europea, en junio de 1989- el despliegue de polic¨ªas y el caos provocado en un tr¨¢fico madrile?o ya entorpecido por la huelga de Renfe y la inminencia del fin de semana, pareci¨® a algunos digno de un pa¨ªs del Tercer Mundo.
Uno de los ministros, probablemente el norteamericano George Shultz, tuvo derecho a un helic¨®ptero que proteg¨ªa desde el cielo a su comitiva en los desplazamientos por la ciudad.
Carrington tuvo, por otra parte, que sufrir durante su estancia en Madrid una humillaci¨®n mayor que la que padeci¨® hace algunos meses cuando, en una anterior visita, un peque?o grupo protest¨® en la calle. "S¨®lo valgo 17 manifestantes", se lament¨® entonces a las autoridades espa?olas. Ahora vale menos.
Al t¨¦rmino del Consejo Atl¨¢ntico todo fueron alabanzas para la labor de Carrington al frente de la Secretar¨ªa General de la Alianza en los ¨²ltimos cuatro a?os. "Al t¨¦rmino de su mandato, hemos rendido homenaje a lord Carrington por la notable contribuci¨®n que ha aportado", se?ala el comunicado final.
Tras la reuni¨®n, Carrington fue a despedirse del presidente del Gobierno en la Moncloa. Las autoridades espa?olas tambi¨¦n le han agradecido su papel para definir la contribuci¨®n espa?ola a la OTAN. Quiz¨¢ haya a¨²n tiempo para aprobar las directrices de la OTAN en esta materia antes de que Carrington deje el cargo el pr¨®ximo 30 de junio. Ahora se espera la llegada del alem¨¢n Manfred W?rner.
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