Actualidad y modernidad
Llamamos actualidad -quede para los fil¨®sofos su definici¨®n filos¨®fica- a la condici¨®n de lo que tiene vigencia social en el momento en que se habla. La cosa parece clara. Pero, ?cu¨¢ndo comenz¨® para nosotros la actualidad? Pregunta ¨¦sta que muy pronto hace ver la fuerte relatividad del t¨¦rmino. La actualidad, en efecto, posee muy distinta validez seg¨²n la edad del que la afirma (comp¨¢rese lo que hoy es actual para un joven, un adulto y un viejo), el medio cultural a que el opinante pertenece (lo actual para el campesino puede ser cosa caduca para el habitante de la gran ciudad) y con la materia a que el juicio se refiere (nacidos simult¨¢neamente un artefacto t¨¦cnico, un sistema filos¨®fico, una novela y una moda indumentaria, la vigencia de su actualidad dura lapsos temporales muy diferentes entre s¨ª). Estrechemos, pues, el ¨¢rea de nuestra pesquisa: para los hombres de Occidente que nos tenemos por cultos, ?cu¨¢ndo han comenzado a ser actuales los ingredientes m¨¢s culturales de nuestra vida?Dar¨¦ mi respuesta recordando una m¨ªnima an¨¦cdota personal. En un seminario more socratico, uno de los alumnos comenz¨® a expresar su discrepancia con cierta indicaci¨®n m¨ªa diciendo: "Eso, en la actualidad...". Le interrump¨ª: "Un momento, amigo. ?Quiere usted decirme cu¨¢ndo comenz¨® la actualidad?". No hubo respuesta. Repet¨ª mi pregunta: "?Quiere decirme alguno de ustedes cu¨¢ndo comenz¨® la actualidad?". Nuevo silencio. "A riesgo de que ustedes me abucheen", prosegu¨ª, "les dir¨¦ que, en mi opini¨®n, la actualidad, nuestra actualidad, comenz¨® cuando yo era joven". No se produjo el abucheo, pero se me pidi¨® una explicaci¨®n de mi presunta petulancia.
Repetir¨¦ el nervio de mi argumentaci¨®n. Una larga serie de asertos parciales y una conclusi¨®n globalizadora la compusieron. Llamamos arquitectura actual -dije entoncesa la que comenz¨® con la Bauhaus, y poco m¨¢s tarde con la concordante obra creadora de Gropius, Le Corbusier, Mies van der Rohe y Frank Lloyd Wright. Es hoy pintura actual la subsiguiente al cubismo, a la plena madurez de Picasso y a la vigencia universal de Kandinsky y Mondrian. Actual es la filosof¨ªa iniciada por la fenomenolog¨ªa y sus consecuencias ontol¨®gicas (Husserl, Heidegger, Sartre), el neopositivismo (Carnap, Selilick, Wittgenstein), el auge planetario del marxismo, tras la Revoluci¨®n de Octubre, y la especulaci¨®n metaf¨ªsica ulterior a esa m¨²ltiple aventura de la mente humana (Ortega, Zubiri). F¨ªsica actual es la subsiguiente a la teor¨ªa de los quanta y de la relatividad, y, concretando m¨¢s, la consecutiva a la propuesta del modelo at¨®mico de Rutherford (Bohr, Sommerfeld, lleisenberg, Schr?dinger, De Broglie, Fermi, Dirac). Con la declinaci¨®n de la obra de Wundt, el reconocimiento mundial de la de Freud y el auge del conductismo neurofisiol¨®gico, se hace actual la psicolog¨ªa. La actualidad de la obra literaria tuvo su orto con la aparici¨®n de los ismos y con el universal prestigio de Proust, Kafka, Joyce y Faulkner; y la gran t¨¦cnica, tras las ingentes novedades de la f¨ªsica antes apuntadas, con la utilizaci¨®n de la energ¨ªa at¨®mica, la planificaci¨®n cient¨ªfica de los vuelos espaciales, la invenci¨®n del computador y las aplicaciones de la electr¨®nica. El estilo social de la vida, cuando la rigidez y la artificiosidad de la belle ¨¦poque, tan burguesa bajo su aparente desenfado, fueron sustituidas en todo el Occidente por la deportividad y la juvenilizaci¨®n del vivir. "Camarader¨ªa. ?Abajo las convenciones!", gritaban hac¨ªa 1920 los j¨®venes tudescos de la Jugendbewegung.
Una conclusi¨®n se desprende de este caleidosc¨®pico examen: la cultura moderna comenz¨® a ser para nosotros actual en el decenio de 1920 a 1930, es decir, cuando yo era joven. "Lo cual equivale a afirmar", a?ad¨ª para evitar que cayese sobre m¨ª cualquier sospecha de narcisismo, "que la actualidad, nuestra actualidad, fue inventada por hombres de una generaci¨®n anterior a la m¨ªa, por mis padres hist¨®ricos". Silenciosamente fue aceptada mi tesis.
Ocurr¨ªa esto hace como 20 a?os. Hoy, cuando el t¨¦rmino posmodernidad parece haberse hecho t¨®pico, ?ser¨ªa acogida esa tesis; sin protesta? Tal vez no. Pero, sin negar la nada revolucionaria novedad de alguno de los rasgos de la m¨¢s actual cultura, me atrevo a pensar que muy buena parte de lo que ahora llaman posmoderno -lo posterior a la crisis interna del mundo moderno- se hallaba in nuce dentro de las novedades intelectuales y sociales antes apuntadas. Para m¨ª, y creo que para todos, la actualidad de la cultura comenz¨® en los a?os subsiguientes a la Primera Guerra Mundial.
(Una duda me asalta. Esas afirmaciones m¨ªas, ?son verdades objetivas o argucias dial¨¦cticas de un viejo que no se resigna a estar de m¨¢s -de trop pour l'¨¦ternit¨¦, dir¨ªa Sartre- en el mundo en que vive? Habr¨¦ de pensarlo con calma.)
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