El contenido de un centenario
Otorgamos a la celebraci¨®n del centenario de la Uni¨®n General de Trabajadores una significaci¨®n que trasciende el hecho de recordar la trayectoria de un sindicato que, adem¨¢s de ser parte de la historia del movimiento obrero, ha realizado tambi¨¦n una aportaci¨®n sustancial a la propia historia contempor¨¢nea de nuestro pa¨ªs.Puede estimarse, por tanto, que esta ocasi¨®n es adecuada tanto para volver la mirada hacia el pasado recordando a los compa?eros y compa?eras de ayer, como, y fundamentalmente, para reafirmar que, en funci¨®n de lo que ha representado y representa la Uni¨®n General de Trabajadores, habremos de ser tambi¨¦n uno de los sujetos activos del porvenir.
Evidentemente, el mundo del trabajo en el que act¨²a el sindicalismo en 1988 difiere sustancialmente, no ya del que conoci¨® hace un siglo, sino incluso del que exist¨ªa todav¨ªa hace muy pocos a?os.
En efecto, las profundas transformaciones institucionales, econ¨®micas y sociales que han ocurrido en Espa?a en poco tiempo, el mayor nivel educativo de la poblaci¨®n, los cambios en la organizaci¨®n de las empresas, las nuevas tecnolog¨ªas, la mayor participaci¨®n laboral de la mujer y la terciarizaci¨®n de la econom¨ªa (el sector servicios representa actualmente, seg¨²n se ha puesto de manifiesto, el 60% del PIB) son aspectos de una realidad distinta que los sindicatos debemos afrontar cada d¨ªa.
Validez de los principios
Todas estas circunstancias y el salto cualitativo que implica la dimensi¨®n internacional de la acci¨®n sindical, cada vez m¨¢s atenta al contexto de una Europa dispuesta a constituirse en unidad pol¨ªtica, configuran el sindicalismo que pretendemos llevar a la pr¨¢ctica.
Pero si existen algunas nuevas circunstancias (porque otras en realidad no lo son en absoluto) que debemos afrontar los sindicatos en los umbrales ya del siglo XXI, permanecen invariables, en cambio, los principios que siempre han inspirado a la Uni¨®n General de Trabajadores. Principios a los que procuramos ser fieles los que tenemos responsabilidades en ella, y que seguramente reafirmar¨¢n quienes contin¨²en estas tareas en el futuro.
La defensa de la solidaridad, de la justicia y del reparto equitativo de la riqueza, la promoci¨®n de la igualdad real entre los ciudadanos desde la convicci¨®n de que en una sociedad dualizada son imposibles los grandes objetivos de la democracia, la democratizaci¨®n en las relaciones industriales y de la vida econ¨®mica, el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo son hoy, como lo fueron siempre, los ejes en torno a los cuales se movilizan las organizaciones obreras para afrontar los grandes desaf¨ªos de hoy.
Desaf¨ªos que en algunos casos tienen una magnitud comparable a la conocida en otros per¨ªodos especialmente dif¨ªciles de nuestra historia.
Est¨¢ en primer lugar el paro como la m¨¢s grave lacra social de nuestro tiempo, que afecta ya a 20 millones de ciudadanos en el conjunto de la Europa occidental, tres millones de los cuales son espa?oles.
Esto presenta, por una parte, un problema de sensibilidad colectiva porque, como ha lamentado recientemente el primer ministro de Suecia, "la lucha contra el desempleo no domina el debate pol¨ªtico ni tiene un lugar destacado en los medios de difusi¨®n. La consciencia acerca de los sufrimientos y los riesgos inherentes al desempleo ha sido reemplazada por un estado de resignaci¨®n y capitulaci¨®n".
Luchar por el empleo
Pero adem¨¢s resulta que esta grave situaci¨®n se utiliza como pretexto para proponer -o llevar a la pr¨¢ctica- medidas centradas en la precarizaci¨®n, en disminuir el poder adquisitivo de los salarios y en degradar las condiciones de trabajo, que pueden tener efectos tales como incrementar m¨¢s los beneficios empresariales y aumentar la desprotecci¨®n de los trabajadores, pero no necesariamente la correspondiente inversi¨®n creadora de empleo.
Frente a ese deterioro propiciado por las pol¨ªticas neoliberales, nuestra alternativa progresista propone una pol¨ªtica activa y beligerante de empleo, propugnando un crecimiento econ¨®mico cualitativo, reparto de trabajo por reducci¨®n significativa de jornada, canalizaci¨®n de excedentes empresariales hacia la creaci¨®n de puestos de trabajo, desarrollo de la econom¨ªa social, definici¨®n de l¨ªneas estrat¨¦gicas de una pol¨ªtica industrial y de inversiones espec¨ªfica del sector p¨²blico.
Esta pol¨ªtica de empleo por la que abogamos puede contemplar medidas espec¨ªficas para determinados grupos sociales que tropiezan con dificultades peculiares en el mercado laboral, pero teniendo siempre en cuenta que el problema del desempleo es uno, y que no puede abordarse mediante acciones que supongan discriminaci¨®n de unos colectivos frente a otros.
En el caso del desempleo juvenil, que ofrece cifras particularmente graves en nuestro pa¨ªs, es preciso, sobre todo, impulsar una pol¨ªtica de formaci¨®n profesional mucho m¨¢s eficaz que permita suplir la desventaja inicial de la falta de experiencia.
Por otra parte, apoyaremos el principio general de contrataci¨®n por tiempo indefinido y los contratos temporales s¨®lo para puestos de trabajo tambi¨¦n temporales, y seguiremos exigiendo una cobertura de desempleo que alcance los niveles a que se comprometi¨® el Gobierno en 1984.
Y tenemos ante nosotros igualmente la gran tarea de lograr que las condiciones sociales -en materia de prestaciones p¨²blicas, vivienda, transporte, etc¨¦tera- de los trabajadores y sectores con menores niveles de renta se acerquen en la mayor medida posible a la media de la Comunidad Econ¨®mica Europea, en momentos en que el porcentaje de gasto en protecci¨®n social en Espa?a -donde equivale al 18%. del PIB- est¨¢ 10 puntos por debajo de esa media.
Consideramos fundamental, por otra parte, que se recojan en normas legales los principios de la democracia industrial -aceptados en teor¨ªa, pero tenazmente rechazados a la hora de llevarlos a la pr¨¢ctica-.
Ello supone de verdad el incremento de los derechos de informaci¨®n, consulta y negociaci¨®n de los trabajadores en las empresas. Algo que no est¨¢ sucediendo, por ejemplo, con el proyecto de ley sobre sociedades, que actualmente se encuentra en tr¨¢mite, donde los planteamientos sindicales son completamente ignorados.
La igualdad de la mujer
Punto capital en que hemos de concentrar nuestros esfuerzos como sindicatos es en lograr la plena igualdad de la mujer ante el trabajo, eliminando todo vestigio de discriminaci¨®n, tanto en el plano normativo como en la pr¨¢ctica de hecho, y promoviendo su acceso a todos los campos laborales, en especial a aquellos en que tradicionalmente ha sido escasa o nula la presencia de la mano de obra femenina.
Y queremos tambi¨¦n que se establezca una verdadera participaci¨®n institucional de los sindicatos transformando en facultades reales de control y gesti¨®n la presencia meramente simb¨®lica que actualmente tenemos en institutos y organismos aut¨®nomos del Estado.
En definitiva, la Uni¨®n General de Trabajadores sigue considerando que las injusticias que conlleva la sociedad capitalista dieron nacimiento ayer y siguen justificando hoy la existencia del sindicalismo.
Por ello, resumiendo el profundo significado que para los ugetistas, para los socialistas y para todo el conjunto del movimiento obrero entra?a esta commemoraci¨®n, dir¨¦ que muchas cosas han cambiado, pero la lucha de los trabajadores contin¨²a.
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