La lecci¨®n del maestro
Al principio, el bop era el caos, la ruptura total. Luego las cosas evolucionaron muy r¨¢pido y se pusieron a¨²n m¨¢s complicadas. Aparecieron los feroces hardboppers, se invent¨® el funky, y entonces el bop se volvi¨® la ortodoxia, el b¨¢lsamo que derramaban en las nuevas interpretaciones algunos pianistas de Detroit, gente pac¨ªfica como Barry Harris.
Un sitio en la historia
El m¨¦rito de Barry Harris y otros como ¨¦l era que no trataban de imponer su clasicismo; se limitaban a insinuarlo entre el fuego del bop duro y demostraban que ten¨ªa perfecta cabida en ¨¦l. S¨®lo por lo que hizo junto a Lee Morgan en The sidewinder, Barry Harris tiene un sitio en la historia del jazz.
Tr¨ªo de Barry Harris
Barry Harris, piano; Hans Mantel, contrabajo; Tony Moreno, bater¨ªa. Caf¨¦ Central. Hasta el 19 de junio.
Dicen que Barry Harris, adem¨¢s del ejemplo m¨¢s depurado del bop de Detroit, es quien mejor ha asimilado el lenguaje de Thelonious Monk. La distancia entre Monk y Harris es la que va del genio al maestro. Monk, el genio, inspiraba a los que ya sab¨ªan; Harris, el maestro, ense?a a los que saben y a los que no saben. A eso ha venido Barry Harris a Madrid, a ense?ar. Da un curso en el Taller de M¨²sicos y, de paso, est¨¢ ofreciendo una serie de actuaciones en el caf¨¦ Central.
As¨ª pues, fuimos al Central a escuchar a Barry Harris. Nos retratamos en la puerta -para que luego digan que los cr¨ªticos tenemos privilegios-, y vimos a Harris en su primera sesi¨®n, con un bajo y un bater¨ªa, Hans Mantel y Tony Moreno, con los que seguro que no hab¨ªa tocado antes en su vida. Esto de poner juntos a m¨²sicos que ni siquiera han ensayado puede que no sea del agrado de todos, pero tiene un atractivo perverso para los que nos dejamos los dineros en discos pirata horriblemente grabados s¨®lo para o¨ªr c¨®mo Charlie Parker trataba de entenderse con una secci¨®n r¨ªtmica holandesa o alemana.
Barry Harris, muy en su papel, consigui¨® el entendimiento con sus nuevos amigos d¨¢ndoles una clase pr¨¢ctica. Como material de trabajo emple¨® un repertorio muy conocido: Somebody loves me, Out of nowhere, T¨¦ para dos y cosas as¨ª. En la ejecuci¨®n de ese material recurri¨® a dos ciencias hermanadas por el bop, la antropolog¨ªa y la ornitolog¨ªa, y reconcili¨® a dos aparentes antagonistas, Monk y Erroll Garner, en una inspiraci¨®n com¨²n.
Para cuando acab¨® la noche, Barry Harris hab¨ªa conseguido compenetrarse con los acompa?antes y con todo el mundo. Mantel hizo un buen solo en Night in Tunisia, Tony Moreno demostr¨® que conoc¨ªa bien Rhythm-a-ning y el p¨²blico core¨® con entusiasmo la ¨²ltima canci¨®n; aqu¨ª el cambio de papeles fue tan perfecto que quien se puso de pie fue el pianista.
Propina
Todav¨ªa tuvo tiempo Barry Harris de dar una ¨²ltima sorpresa, una propina con pinta de estar inventada sobre la marcha y en la que comprobamos que el maestro, cuando se lo pide el cuerpo, es capaz de tocar tan sucio y tan arrastrado como aquellos m¨²sicos cuyos ¨ªmpetus moder¨® en tiempos.
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