Estalla una 'guerra' del pan entre industriales y peque?os comerciantes de Madrid
La guerra del pan ha estallado en Madrid. En un mismo barrio, y a escasos metros de distancia, el consumidor puede adquirir una barra de pan, la famosa pistola, a 6 pesetas en una tienda, a 30 pesetas en un establecimiento vecino e incluso obtenerla gratis si se desplaza hasta el supermercado y realiza algunas compras de otros productos. Un grupo de peque?os expendedores ha denunciado esta guerra soterrada que, dicen, les est¨¢ expulsando del mercado. Algunas de las principales panificadoras de la regi¨®n, con sus propias redes de distribuci¨®n al por menor, venden el pan a precios muy inferiores al de su coste.
"En Alcorc¨®n, Fuenlabrada M¨®stoles, Legan¨¦s y en varias zonas de Madrid cada panader¨ªa vende al precio que le da la gana", afirma Luciano S¨¢nchez, expendedor de la primera de las localidades citadas, "porque los fabricantes facilitan el pan barato a algunos establecimientos e incluso se lo regalan. Las ganancias de los vendedores se han reducido considerablemente y la clientela se queja por la falta d calidad de las barras".S¨¢nchez acusa a la panificadora Morales (esta industria se llama en realidad Dulcicrem) y a otros fabricantes, de haber iniciado esta guerra del pan, aunque reconoce que algunos peque?o comerciantes les han seguido el juego en vez de negarse desde el principio a vender tan barato.
El r¨¦gimen de libertad de precios en el pan favorece la batalla por el control de mercado. "El pan puede venderse al precio que sea, siempre y cuando se tenga a la vista del p¨²blico un cartel con la lista de precios y de pesos d cada pieza", asegura la Oficina de Inspecci¨®n y Consumo del Ayuntamiento de Madrid. Interrogado sobre la calidad del pan, puesta en entredicho por algunos clientes, un portavoz de este departamento municipal reconoci¨® que "¨²ltimamente, lo ¨²nico que se ha hecho desde esta oficina es mandar inspectores, los s¨¢bados, para comprobar que la tabla de precios y pesos est¨¢ a la vista de la clientela".
Mat¨ªas Morales, el industrial acusado por el comerciante de Alcorc¨®n, reconoce que en la actualidad se desarrolla una guerra de precios en la ciudad. Morales imputa su inicio a la Asociaci¨®n Provincial de Fabricantes Expendedores de Pan de Madrid (ASEMPAN). Esta organizaci¨®n, seg¨²n el propietario de Dulcicrem, cre¨® hace meses una sociedad llamada Lider "con el fin, de monopolizar el mercado".
El propio Morales asegura que ¨¦l y otros cinco industriales, cuya identidad no quiso facilitar, se negaron a entrar en este grupo monopolista. "Decidimos seguir con nuestra propia pol¨ªtica de precios", dice. "La gente de Lider, en las ¨²ltimas semanas, ha visitado a todos nuestros clientes", denuncia el propietario de Dulcicrem, "para ofrecerles el pan m¨¢s barato. Tambi¨¦n han visitado a algunos de nuestros suministradores de harinas y levaduras para coaccionarles", dice "Han reunido ochenta millones de pesetas a fondo perdido para tirar los precios. Nosotros nos estamos defendiendo como podemos, con las mismas armas, aunque la situaci¨®n es insostenible y alguno est¨¢ al borde de la quiebra".
Felipe Ruano, secretario general de ASEMPAN, reconoce tambi¨¦n que existe una guerra de precios, pero recusa las acusaciones de Morales y de algunos comerciantes madrile?os.
"Esa sociedad Lider no tiene nada que ver con nosotros. No sabemos qu¨¦ es. La guerra se ha establecido entre la panader¨ªa artesanal y la gran f¨¢brica, entre los peque?os vendedores y las grandes superficies comerciales", matiza Ruano, "pero no hay que olvidar que el precio del pan depende tambi¨¦n del peso de la pieza y no s¨®lo de lo que se pida por ella, ya que no existe una pieza ¨²nica de venta en todos los establecimientos". Ayer no pudo ser localizado el grupo Lider. Muchos lo relacionan con ASEMPAN, pero nadie sabe con seguridad su sede social o sus verdaderos promotores.
En esta guerra, que nadie admite haber iniciado, se disputa un mercado de medio mill¨®n diario de kilos de pan y la suerte de 11.000 puestos de venta en toda la regi¨®n y de 220 panificadoras (m¨¢s de la mitad peque?as tahonas).
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