Chaqu¨¦s y mantillas invaden la capital sevillana con ocasi¨®n de la boda del primog¨¦nito de la casa de Alba
M¨¢s de 1.000 invitados, ellos de riguroso chaqu¨¦ y ellas tocadas con la tradicional mantilla espa?ola, se dieron cita ayer en la catedral sevillana como privilegiados testigos de uno de los desposorios m¨¢s exquisitos y solemnes de los ¨²ltimos a?os: el del primog¨¦nito de la casa de Alba, Carlos Fitz-James Stuart y Mart¨ªnez de Irujo, duque de Hu¨¦scar, de 39 a?os, con la joven sevillana, aunque nacida en Pamplona, Matilde de Sol¨ªs-Beaumont Mart¨ªnez-Campos, de 25, estudiante e hija del marqu¨¦s de la Motilla, conocido banquero.
La boda se extralimit¨® del templo catedralicio para convertirse en un apasionado acontecimiento de curiosidad popular, que llen¨® las calles de Sevilla de un gent¨ªo que a veces aplaud¨ªa y otras lloraba al paso de los novios. Era una vez m¨¢s ese poder de convocatoria que entre los sevillanos tiene este tipo de citas de lujo con protagonistas famosos, a lo que se une, excepcionalmente en esta ocasi¨®n, el predicamento social de la casa de Alba. Novios y padrinos llegaron a la puerta de Palos de la catedral hispalense a la ca¨ªda de la tarde, en sendos land¨®s descubiertos tirados por cuatro caballos y dos yeguas respectivamente, despu¨¦s de que los invita,dos, llegados a Sevilla de todos los rincones de Espa?a y del resto de Europa, ocuparan ordenadamente los bancos del interior del templo.La novia, con un cl¨¢sico vestido de seda de la India y organza natural de larga cola dise?ado por Jos¨¦ Mar¨ªa Cerezal, viajaba acompa?ada de su padre y padrino, Fernando de Sol¨ªs-Beaumont y Atienza, presidente del Banco de Andaluc¨ªa, de frac, en el segundo de los enganches. Y el novio, vestido con el uniforme rojo y galonado de plata de maestrante de Sevilla, preced¨ªa el cortejo nupcial en otro coche d¨¢ndole su brazo derecho a su madre y madrina, Cayetana Fitz-James Stuart, XVIII duquesa de Alba y und¨¦cima de Berwick.
La entrada en el templo catedralicio, desde la puerta de Palos hasta la capilla mayor, se hizo en procesi¨®n a los acordes de la tocata de la Quinta sinfon¨ªa de Widor, primera parte de un selecto programa de ¨®rgano dise?ado especialmente por el actual duque de Alba, Jes¨²s Aguirre, que incluy¨® piezas de Messiaen en el ofertorio, dos corales de Bach durante la comuni¨®n, y la Fantas¨ªa y fuga en sol menor, tambi¨¦n del compositor de Leipzig, esta ¨²ltima en la salida. Integraban la procesi¨®n, en un pasillo sobre el que se extend¨ªa una alfombra de 90 metros de largo, 10 ni?os, ocho sobrinos de la novia y dos del novio, que portaban las arras; los contrayentes y padrinos, y la pareja formada por Aguirre y la condesa de Casa Alegre y Torralba, madre de Matilde de Sol¨ªs.
La ceremonia fue oficiada, en concelebraci¨®n, por el jesuita Pedro de Sol¨ªs, t¨ªo de la novia, ante el magn¨ªfico retablo de finales del siglo XV que preside la capilla real de la catedral hispalense, un altar privilegiado donde s¨®lo han contra¨ªdo matrimonio, en lo que va de siglo, Pedro y Esperanza de Orleans y Borb¨®n, esta ¨²ltima t¨ªa del rey Juan Carlos, y los padres del duque de Hu¨¦scar, Luis Mart¨ªnez de Irujo, ya fallecido, y Cayetana de Alba. En un sitial de honor se encontraban la Infanta Margarita de Borb¨®n y su esposo Carlos Zurita, en representaci¨®n de los Reyes.
Los contrayentes, terminada la ceremonia, se trasladaron en land¨® a la casa solariega de los Motilla, en el centro de la capital, donde celebraron el ¨¢gape nupcial con los invitados.
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