La SDI impulsa la tercera generaci¨®n de armas nucleares
Cient¨ªficos de EE UU piden la prohibici¨®n de las pruebas at¨®micas
El programa de la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI), conocido como guerra de las galaxias, por el cual Ronald Reagan pretend¨ªa hacer un d¨ªa obsoletas las armas nucleares, est¨¢ generando, en una de sus m¨¢s grandes paradojas, una tercera generaci¨®n de armas at¨®micas. El acuerdo m¨¢s significativo en estos momentos para frenar la carrera armamentista entre Este y Oeste sena, segun algunos f¨ªsicos norteamericanos, un tratado de prohibici¨®n total de las pruebas nucleares.
Kosta Tsipis, flisico y director del Programa en Ciencia y Tecnolog¨ªa del Massachusetts Institute of Technology (MIT), junto a Gary Goldstein, profesor de fisica de la Tufts University, y el tambi¨¦n risico y ex miembro del Consejo Nacional de Seguridad George Rahtjens, actualmente presidente de Consejo para un Mundo Habitable, han organizado en Talloires (Francia) un seminario para explicar a un grupo de peridistas europeos c¨®mo funcionan las armas nucleares.La primera generaci¨®n la formaron las bombas de fisi¨®n de plutonio y uranio. La segunda lleg¨® con la fusi¨®n de hidr¨®geno, generada por una explosi¨®n de la primera generaci¨®n, y rodeada de otra fisi¨®n similar en lo que se ha llamado la bomba termonuclear.
La tercera generaci¨®n est¨¢ ahora en pruebas en los laboratorios, y el programa SDI parece concentrarse cada vez m¨¢s en ella, a la vista de los problemas que resultan de otros tipos de armamentos que pudieran servir para una defensa contra los misiles bal¨ªsticos. El haz de neutrones desde el espacio requerir¨ªa, por otra parte, poner tal cantidad de toneladas de combustible en ¨®rbita (el equivalente a la carga de 5.000 viajes del actual transbordador espacial) que su coste ser¨ªa insoportable. Una alternativa ser¨ªa situar en tierra un l¨¢ser de electr¨®n libre (que est¨¢ a¨²n lejos de ser una realidad) y rebotarlo por medio de un espejo en ¨®rbita. Pero las nubes dificultar¨ªan su labor, seg¨²n estos cient¨ªficos.
La evoluci¨®n m¨¢s prometedora est¨¢ en el l¨¢ser de rayos X. ?ste funciona sobre la base de una radiaci¨®n que se canaliza para concentrarla. Un problema es que tal radiaci¨®n no atraviesa la atm¨®sfera, por lo que habr¨ªa que alcanzar los misiles enemigos justo al salir de ella. El l¨¢ser de rayos X no servir¨¢ para la SDI, pero s¨ª podr¨ªa ser una arma perfecta contra sat¨¦lites, seg¨²n Tsipis.
Otra posibilidad es un l¨¢ser de rayos gamina (un gr¨¢ser), sobre el mismo principio, pero que requiere superar mayores problemas t¨¦cnicos. Seg¨²n Go1dstein, en la ¨²ltima reuni¨®n de la Sociedad F¨ªsica de EEUU se presentaron varias ponencias al respecto.
Goldstein tambi¨¦n hizo hincapi¨¦ en que en el programa de la SDI hay partidas para investigar el posible desarrollo de misiles electromagn¨¦ticos (que no existir¨ªan en realidad, sino que ser¨ªan como una bola de energ¨ªa cin¨¦tica que se desplazara por el espacio, como un pu?etazo a distancia) o la puesta a punto de la microfisi¨®n. Por esta ¨²ltima se evitar¨ªa la necesidad de llegar a una masa cr¨ªtica de material fisible, concentrando, por el contrario, menos cantidad en unas p¨ªldoras comprimidas, con lo que se podr¨ªa llegar a explosiones nucleares de 10 kilotones o menos. El programa Prometeo contempla la posibilidad de atacar a los misiles enemigos con estas peque?as p¨ªldoras.
Pruebas nucleares
Seg¨²n Tsipis, laboratorios como los de Los ?lamos o L?vermore consideran que con un l¨ªmite de un kilot¨®n se podr¨ªan llevar a cabo casi todos los experimentos previstos. Tsipis estima que los ¨²ltimos desarrollos t¨¦cnicos, como las estaciones s¨ªsmicas controladas a distancia, permiten determinar explosiones nucleares de hasta una d¨¦cima parte de kilot¨®n. Goldstein es de la opini¨®n de que s¨®lo una prohibici¨®n total de las pruebas nucleares frenar¨ªa el desarrollo de esta tercera generaci¨®n de armas nuclares. (EE UU y la URSS negocian la aplicaci¨®n de un acuerdo para limitar las pruebas a 150 kilotones.) Durante la moratoria unilateral sovi¨¦tica de pruebas nucleares (1985-1986), de un 10% a un 15% de los ensayos realizados por Estados Unidos respond¨ªa a programas de la SDI, seg¨²n Goldstein. Una prohibici¨®n de las pruebas tendr¨ªa enorme impacto pol¨ªtico, seg¨²n Tsipis.En cuanto a las armas de energ¨ªa cin¨¦tica para defenderse contra los misiles bal¨ªsticos enemigos, incluso en el caso de que funcionaran, la mejora en los cohetes sovi¨¦ticos aumentar¨ªa tanto su coste como para hacerlas inviables. Seg¨²n Tsipis, bastar¨ªa que el tiempo de combusti¨®n de los cohetes sovi¨¦ticos pasara de 300 a 150 segundos para incrementar el coste de este sistema de 13.000 millones a 58.000 millones de d¨®lares, y a 180.000 millones de d¨®lares si esa fase del vuelo se redujera a 90 segundos.
Goldstein y Tsipis pueden estar en desacuerdo sobre las consecuencias de la SDI para otros campos, como la guerra en tierra, pero s¨ª consideran, reflejando una opini¨®n creciente entre los cient¨ªficos norteamericanos, que la SDI no funcionar¨¢ nunca como defensa contra los misiles bal¨ªsticos.
La SDI requerir¨ªa como m¨ªnimo entre 150 y 250 sat¨¦lites, que podr¨ªan f¨¢cilmente quedar minados o cegados por el enemigo. Adem¨¢s, seg¨²n Tsipis, a un coste de un 10% de la SDI, el enemigo podr¨ªa inutilizar toda esta parafernalia con diversas contramedidas. Y no hay perspectivas de resolver el problema de los programas de ordenador necesarios para la gesti¨®n de tal batalla.
[EE UU deton¨® ayer simult¨¢neamente dos bombas nucleares de un potencial conjunto menor de 150 kilotones en el desierto de Nevada, a 64 kil¨®metros de donde se encontraba una misi¨®n de expertos nucleares sovi¨¦ticos, informa Efe.]
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