'Chorizos' a domicilio
En los meses de julio y agosto del a?o pasado fueron desvalijados 1.500 pisos madrile?os
Cada d¨ªa son desvalijadas en Madrid una media de 25 viviendas. El mayor n¨²mero de este tipo de delitos se registra en los meses de verano. Mientras los ciudadanos disfrutan del mar o la monta?a, los chorizos hacen su agosto en los pisos de los dem¨¢s. Irrumpen en las casas por el procedimiento del escalo o del palanquetazo. Ya se acabaron los h¨¢biles ladrones que iban por el mundo armados de ganz¨²as o espadas.
El incremento de medidas de seguridad -puertas blindadas, alarmas y enrejados- hace m¨¢s dif¨ªcil el trabajo de los revientapisos. Prueba de ello es que en julio y agosto del a?o pasado fueron asaltados en Madrid 1.500 pisos, mientras que en 1986 fueron saqueados 2.200 y en 1985 casi 2.000, seg¨²n datos de la Delegaci¨®n del Gobierno.La Brigada Provincial de Polic¨ªa Judicial madrile?a no dispone a¨²n de datos fiables desde enero hasta ahora, pero asegura que "los robos en domicilios disminuyen en torno al 15% con relaci¨®n a a?os anteriores".
La polic¨ªa ha proyectado un plan para evitar los asaltos en viviendas durante el est¨ªo. El dispositivo se mantendr¨¢ durante las horas consideradas calientes -alrededor del mediod¨ªa- y abarca fundamentalmente a los distritos de Chamart¨ªn, Buenavista y La Estrella, en la lista de los preferidos por los delincuentes.
Los piseros se dividen en cuatro clanes diferentes: grupos de gitanos, bandas de quinquis, los suramericanos y los drogadictos, seg¨²n fuentes policiales. Cada uno tiene su propio sello, determinado fundamentalmente por los m¨¦todos que emplean para el robo y las mercanc¨ªas que persiguen.
Los delincuentes gitanos comenten el 10% de este tipo de delitos. Suelen ser mujeres j¨®venes que llaman a los pisos con la excusa de pedir una limosna. Si no les contesta nadie, sacan un destornillador y echan la puerta abajo. Se apoderan de las joyas que haya en la vivienda y desprecian lo dem¨¢s.
?giles y j¨®venes
Los quinquis o mercheros agrupan al 25% de los especialistas en esta modalidad criminal. Son individuos ¨¢giles y j¨®venes, que entran en los domicilios por el sistema del escalo, aprovechando las tuber¨ªas o los salientes del edificio. Tambi¨¦n buscan las joyas, que pasan r¨¢pidamente a los peristas o receptadores.El grupo de los suramericanos est¨¢ integrado en su mayor parte por colombianos, que "han venido a Espa?a para recuperar el oro de Col¨®n", seg¨²n dice un inspector de polic¨ªa, quien asegura que son los revientapisos m¨¢s profesionales. Son muy educados y utilizan a sus mujeres para que, con la excusa de que est¨¢n realizando una encuesta, obtengan informaci¨®n sobre viviendas interesantes. En los fines de semana, los suramericanos asaltan los domicilios marcados, tras confirmar mediante llamadas telef¨®nicas que no hay nadie dentro. Estas bandas, a las que la polic¨ªa imputa los robos m¨¢s importantes, se apoderan de joyas, dinero, pasaportes, cheques de viaje y objetos fotogr¨¢ficos.
La cuarta categor¨ªa de ladrones de viviendas est¨¢ formada por los drogadictos. No son profesionales, sino que atacan pisos de forma ocasional. Su m¨¦todo es el palanquetazo y les da igual llevarse un v¨ªdeo que una cadena de oro. A continuaci¨®n cambian el producto de su robo por una simple papelina de droga.
Hay otro peque?o grupo de ladrones, constituido funda mentalmente por las mujeres que se emplean como sirvientas dom¨¦sticas. La polic¨ªa considera que se trata de un ap¨¦ndice de todos los dem¨¢s clanes y que su relevancia dentro del conjunto es insignificante.
"Es un tipo de delitos muy dif¨ªcil de investigar" asegura el inspector jefe de la secci¨®n de robos de la Brigada Judicial de Madrid. "Salvo que se sorprenda al delincuente in fraganti", explica, "resulta problem¨¢tico demostrar su acci¨®n".
La estratagema de estos chorizos es sencilla: cuando les sorprende la polic¨ªa con un lote de joyas, aseguran que no las han robado ellos, sino que se las ha dado otro individuo. As¨ª ¨²nicamente se les puede acusar de receptaci¨®n (comerciar con objetos sustra¨ªdos), pero no de robo. De esta forma eluden su ingreso en prisi¨®n.
El responsable de uno de los dos grupos antirrobo de la Brigada Judicial comenta: "La acci¨®n de estos delincuentes es repugnante. No causan da?os f¨ªsicos a las personas, pero cuando a un ciudadano le entran en su casa ¨¦ste tiene la sensaci¨®n de que alguien ha violado su intimidad. Y efectivamente es as¨ª".
Los profesionales de esta modalidad delictiva son tipos fr¨ªos. En una ocasi¨®n, por ejemplo, un colombiano rob¨® un mill¨®n de pesetas a dos ancianas mientras ambas charlaban apaciblemente en otra habitaci¨®n. Otros individuos desvalijaron tres pisos de la calle Costa Rica aprovechando que los inquilinos contemplaban absortos el partido de f¨²tbol emitido por televisi¨®n.
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