En pol¨ªtica exterior, todos de izquierdas
![Antonio Ca?o](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fbeac12ba-699c-4d3e-89c6-e30be1d9a86c.png?auth=74fed457e58f28ed1f5682cefdc437f0ffd7a482e0124e2212ab78e056c83af2&width=100&height=100&smart=true)
Cuando, la semana pasada, el Gobierno anunci¨® la liberaci¨®n del puertorrique?o William Morales y su posterior traslado a Cuba, todos los grupos de opini¨®n mexicanos, que se debat¨ªan en una feroz, campa?a electoral, sintieron la obligaci¨®n -y una especie de orgullo- de respaldar a sus autoridades. Para la izquierda, obviamente, el caso era una oportunidad de demostrar la independencia de M¨¦xico frente a Estados Unidos; la derecha, pese a poner ¨¦nfasis en la actuaci¨®n terrorista del involucrado, no pod¨ªa oponerse a la medida; para el Gobierno fue la oportunidad de manifestar su fidelidad a la tradici¨®n de la pol¨ªtica mexicana en el momento en que estaba m¨¢s en duda.La pol¨ªtica exterior es en M¨¦xico una cuesti¨®n de principios. El pr¨®ximo Gobierno se mover¨¢, en este terreno, dentro del estrecho margen que permiten las tradiciones del pa¨ªs, por lo que no se esperan cambios sustanciales respecto a la pol¨ªtica que este pa¨ªs ha sostenido bajo anteriores administraciones.
Existen ahora problemas nuevos que exigen un tratamiento especial; por ejemplo, el crecimiento del tr¨¢fico de drogas en la frontera entre Estados Unidos y M¨¦xico. Pero el candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Carlos Salinas de Gortari, promete mantener posiciones similares al Gobierno anterior en otros temas claves de la pol¨ªtica exterior mexicana como son el apoyo a Nicaragua, las especiales relaciones con Cuba y el protagonismo en Centroam¨¦rica.
Todo ello ha sido motivo en el pasado de un trato dif¨ªcil con Estados Unidos, pa¨ªs con el que M¨¦xico comparte m¨¢s de 3.000 kil¨®metros de frontera y una parte sustancial de sus intereses comerciales. Con el caso de Morales, por el que Estados Unidos llam¨® a consultas a su embajador, M¨¦xico se ha querido revalorizar ante Am¨¦rica Latina y ante su propia opini¨®n p¨²blica, pero ha servido tambi¨¦n para exponer la tensi¨®n en las relaciones entre los dos pa¨ªses. Antes de ese conflicto, M¨¦xico y Estados Unidos hab¨ªan chocado por la actitud de este pa¨ªs en su defensa a ultranza del Grupo de Contadora y de Nicaragua. Salinas ha anunciado, en este sentido, que seguir¨¢ defendiendo el derecho del pueblo nicarag¨¹ense a elegir su propio destino.
No es, sin embargo, el conflicto centroamericano el m¨¢s espinoso en las relaciones entre los dos grandes pa¨ªses de Norteam¨¦rica. La preocupaci¨®n de la Administraci¨®n estadounidense por el narcotr¨¢fico ha cobrado prioridad y ha pasado a convertirse en el principal elemento de fricci¨®n. Hace poco m¨¢s de dos meses el Senado norteamericano presion¨® al presidente Ronald Reagan para que forzase a M¨¦xico a tener una actitud m¨¢s en¨¦rgica para combatir las drogas. Ello molest¨® seriamente en este pa¨ªs, que cree que hace m¨¢s de lo que debe para combatir un problema que afecta fundamentalmente a los norteamericanos.
M¨¦xico dedica la mitad de su Ej¨¦rcito y una cantidad incalculable de millones de d¨®lares a perseguir la producci¨®n y el tr¨¢fico de marihuana, droga de la que los mexicanos no son los principales consumidores. Pese a todo, Estados Unidos cree que se debe hacer m¨¢s al sur del r¨ªo Bravo y ha presionado a los mexicanos para que incrementen su esfuerzo. Carlos Salinas se ha mostrado partidario de una acci¨®n concertada para afrontar ese problema, pero ha advertido que el Gobierno norteamericano debe tambi¨¦n aumentar su vigilancia sobre las redes de distribuci¨®n de drogas que operan dentro de Estados Unidos, en lugar de limitar toda su pol¨ªtica a la represi¨®n en el pa¨ªs de origen.
El tercer tema de litigio mexicano-norteamericano, el de los trabajadores emigrados, queda, por el momento, condicionado a la inamovible realidad de que ni Estados Unidos puede prescindir de la barata mano de obra mexicana, ni este pa¨ªs puede absorber a los varios millones -entre tres y ocho- de trabajadores que se ganan su salario al norte de la frontera.
Entre las originalidades que Salinas pretende incorporar a la pol¨ªtica- exterior est¨¢n la apertura diplom¨¢tica a la cuenca del Pac¨ªfico y las relaciones m¨¢s intensas con Espa?a.
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