Ledesma, una ca¨ªda anunciada

Fernando Ledesma fue llamado como ministro de Justicia al primer Gobierno socialista, dada su condici¨®n de magistrado, no integrado en el PSOE por Imposibilidad legal, pero plenamente solidario con sus planteamientos program¨¢ticos. Sin embargo, sus buenos prop¨®sitos iniciales fueron frenados desde diferentes frentes pol¨ªticos externos e internos hasta que, incapaz de dimitir, asumi¨® el desistimiento gubernamental en el cumplimiento del programa fijado en 1982.En la etapa inmediatamente anterior a la llegada del PSOE al poder, Ledesma tuvo un protagonismo especial en la elaboraci¨®n de la parcela del programa del partido relativa al desarrollo constitucional de los derechos fundamentales de la persona y a la reforma de la justicia y del sistema penitenciario. En coherencia con esto, la principal preocupaci¨®n de Fernando Ledesma desde el mismo momento de hacerse cargo de la cartera de Justicia fue llevar a buen t¨¦rmino los puntos program¨¢ticos del prograna electoral socialista, en el ¨¢rea de la que era responsable. Sin embargo, este prop¨®sito choc¨® en seguida con la realidad de los hechos y con la forma pol¨ªtica de gobernar que fueron adoptando los socialistas.

El principal problema que se le plante¨® a Ledesma casi en el mismo inicio de su gesti¨®n fue comprobar c¨®mo las reformas que propiciaba chocaban con ¨¢reas colindantes muy poderosas, principalmente la de Interior y a veces Defensa. La reforma parcial del C¨®digo Penal de junio de 1983 y la reforma de la ley de Enjuiciamiento Criminal en materia de prisi¨®n y libertad provisionales produjeron el primer encontronazo serio entre los equipos de Justicia e Interior.

La campa?a propiciada desde la derecha contra estas reformas modernizadoras de ambas leyes fue amparada, sin apenas disimulo, desde las instancias policiales. A partir de ese momento, la inseguridad ciudadana fue endosada a Ledesma a causa de los reclusos puestos en libertad por aplicaci¨®n de las citadas reformas. La campa?a prendi¨® en las m¨¢s altas instancias del Gobierno y Ledesma fue obligado a dar marcha atr¨¢s, modificando en sentido restrictivo las condiciones para la libertad provisional. Tras la reforma de la reforma, Ledesma nunca logr¨® reponerse.

A ello hay que a?adir los desgastes que tambi¨¦n le ocasionaron otros roces con Interior, a prop¨®sito de la elaboraci¨®n de leyes como la de habeas corpus o de asistencia letrada al detenido, incluidos los terroristas. La constante presi¨®n del terrorismo y la concepci¨®n fuertemente autoritaria de la seguridad ciudadada, vigente todav¨ªa en la mayor¨ªa de los mandos policiales, no facilitaron las reformas.

En el terreno estrictamente judicial, Ledesma logr¨® arrancar aumentos desconocidos hasta entonces en los presupuestos del Estado destinados a Justicia, pero nunca consigui¨® alcanzar el 1% sobre el total de gastos del Estado. Durante su mandato se modernizaron muchos edificios judiciales y se construyeron otros, pero no se aplic¨® el revulsivo econ¨®mico necesario para la reforma global de la Administraci¨®n de Justicia, ni siquiera se pusieron en pr¨¢ctica las reformas procesales y organizativas dibujadas en la ley org¨¢nica del Poder Judicial de julio de 1985.

La fruici¨®n con que muchos jueces descubrieron la independencia en el Estado democr¨¢tico gener¨® relaciones dif¨ªciles entre los poderes ejecutivo y judicial, que repercutieron negativamente en un titular de Justicia que preferia jueces gobernados a titulares de un poder del Estado.

Por otra parte, durante su mandato, Ledesma ha estado aquejado de soledad pol¨ªtica dentro del partido. Cuando la experiencia socialista demuestra la importancia del respaldo del aparato a la gesti¨®n ministerial, la falta de apoyo desde los diversos sectores de poder del PSOE ha sido un elemento a tener en cuenta en la ca¨ªda de Ledesma.

La soledad

Ledesma, con poca tradici¨®n en el PSOE y escasos apoyos en otros focos de poder, reproch¨® a Jueces para la Democracia y a otros sectores jur¨ªdicos progresistas que no le apoyaran en su pol¨ªtica, con lo que muchas veces -se quej¨® ante un magistrado- "prosperan las tesis de Interior y las de Justicia no pueden hacerse o¨ªr con suficiente fuerza y respaldo en los Consejos de Ministros".Fernando Ledesma se quejaba a veces de no tener un video "como otros ministros" para ver sus apariciones en la tele. Sin embargo, no siempre se mostraba propicio a las c¨¢maras. Si se trataba de un ¨¦xito, pon¨ªa su cara; si la noticia era desfavorable, buscaba a un subordinado. Un ejemplo fue cuando la supresi¨®n de las tasas judiciales. TVE buscaba al experto del Ministerio de Justicia que pudiera explicar el alcance de la medida. El experto iba a ser el entonces jefe del gabinete, Jes¨²s Rub¨ª. Cuando Ledesma se enter¨® dijo que no, que sal¨ªa ¨¦l mismo.

En otra ocasi¨®n, en cambio, cuando el Ministerio de Justicia arrop¨® jur¨ªdicamente la incomparecencia de guardias civiles ante la juez Elisabeth Huertas, Fernando Ledesma orden¨® a Juan Antonio Xiol, director general de Relaciones con la Administraci¨®n de Justicia, que hiciera el papel¨®n ante las c¨¢maras de TVE de defender lo indefendible.