El desarrollo econ¨®mico desigual
Para hacer una breve historia del gap (brecha) entre pa¨ªses industrializados y subdesarrollados, digamos al respecto que en 1870 la desigualdad de la renta por habitante entre pa¨ªses ricos y pobres era de 3 a 1, mientras que un siglo despu¨¦s, en 1970, hab¨ªa aumentado en 10 a 1, pero a?adamos que en 1770 la desigualdad econ¨®mica entre pa¨ªses m¨¢s adelantados y atrasados o coloniales s¨®lo era un 20% m¨¢s o menos. Y eso suced¨ªa entonces porque la agricultura constitu¨ªa el basamento econ¨®mico tanto en Europa como en sus posesiones coloniales de ultramar.Al progresar la industrializaci¨®n en el hemisferio norte, con la m¨¢quina de vapor, primero, y luego con el motor el¨¦ctrico, el motor de explosi¨®n, las hidrocentrales, las termocentrales y las centrales at¨®micas, los ordenadores y la automatizaci¨®n del trabajo, la brecha entre pa¨ªses industrializados y subdesarrollados, lejos de cerrarse, se ha ensanchado. As¨ª, por ejemplo, incre¨ªblemente, un ser humano nacido en 1980 en Am¨¦rica Latina ten¨ªa de siete a ocho veces menos producto interno bruto que en Norteam¨¦rica; pero esa renta es 59 veces menor comparando el ingreso personal de un hind¨² y un norteamericano, aunque es 113 veces inferior para un habitante de Bangladesh.
Pero el desarrollo desigual econ¨®mico y tecnol¨®gico entre pa¨ªses industrializados y subdesarrollados no se ha producido solamente en la industria y los servicios, sino m¨¢s bien en la agricultura, ya que todav¨ªa quedan muchos pa¨ªses afroasi¨¢ticos y latinoamericanos donde el campo representaba, en 1980, m¨¢s del 70% del empleo de la poblaci¨®n activa.
Sin embargo, con el 3% de su poblaci¨®n activa en la agricultura, Estados Unidos, consumiendo doble cantidad de abonos qu¨ªmicos y utilizando m¨¢s tractores y cosechadoras que los pa¨ªses afroasi¨¢ticos y latinoamericanos, produce m¨¢s cereales y forrajes que todos ellos juntos. As¨ª, por ejemplo, en 1987 Norteam¨¦rica (Canad¨¢ incluida) produjo 332 millones de toneladas de cereales, contra 112 millones de toneladas Am¨¦rica Latina y 186 millones Europa occidental en un espacio relativamente peque?o de 2,2 millones de kil¨®metros cuadrados, contra m¨¢s de 20 millones de kil¨®metros cuadrados para 20 pa¨ªses latinoamericanos.
Por incre¨ªble que parezca, en 1988 Europa occidental ten¨ªa grandes excedentes de manteca y leche y era capaz de cubrir el 30% de las exportaciones mundiales de cereales; pero es que la revoluci¨®n verde se ha desarrollado ampliamente en los pa¨ªses industrializados, siendo muy lento su progreso en Asia, ?frica y Am¨¦rica Latina. Ello cosntituye una prueba m¨¢s del desarrollo desigual entre el Norte, rico, y el Sur, pobre, que en la perspectiva del a?o 2000 no tender¨ªa a corregirse, sino m¨¢s bien a ampliarse, siendo as¨ª, cada a?o que pasa, los pa¨ªses ricos m¨¢s ricos y los pa¨ªses pobres m¨¢s pobres.
La 'revoluci¨®n verde'
As¨ª las cosas, los pa¨ªses subdesarrollados, a pesar de su gran espacio geogr¨¢fico y de tener el 75% de la poblaci¨®n mundial, con una agricultura atrasada, buena parte de ella de subsistencia, tienen un ftituro inmediato poco optimista, ya que han registrado un d¨¦ficit neto de importaci¨®n de cereales de 22,7 millones de toneladas para el per¨ªodo 1961-1965, elevado a 57,6 millones de toneladas durante 1978-1979, que ascender¨ªa a 84 millones de toneladas en 1990 y a m¨¢s de 100 millones de, toneladas en el a?o 2000.
Necesitan, pues, la agricultura y la ganader¨ªa del Tercer Mundo hacer la revoluci¨®n verde, cambiando las estructuras socioecon¨®micas que se opongan a su realizaci¨®n, para conseguir la productividad por hect¨¢rea y agricultor de Europa occidental, ¨²nico medio de borrar la geograf¨ªa del hambre, que se est¨¢ extendiendo en el Africa subsahariana y en algunas regiones de Asia y en Am¨¦rica Latina.
A nivel de la productividad por hect¨¢rea de Europa occidental, Argentina, con 143 millones de hect¨¢reas ¨²tiles para cultivos, contra solamente 127 millones China continental, aqu¨¦lla podr¨ªa alimentar tantos habitantes como ¨¦sta, consumiendo tantos fertilizantes y empleando tanta maquinaria como los agricultores europeos, para quienes la agricultura, mecanizada y electrificada, es una nueva industria por la gran intensidad de capital que emplea.
Am¨¦rica Latina, que ya tiene m¨¢s de 400 millones de habitantes, y que tendr¨¢ m¨¢s de 600 millones en el a?o 2000, con un incremento anual de su poblaci¨®n del 2,7%, tiene que hacer su revoluci¨®n verde para alimentar debidamente a los cientos de millones de personas que est¨¢n por llegar, y que pedir¨¢n un puesto en el banquete de la vida. Y el lugar econ¨®mico, geogr¨¢fico y ecol¨®gico, en Am¨¦rica Latina, para la revoluci¨®n verde ser¨ªan, sin duda alguna, las inmensas pampas verdes de la Argentina, el granero y la despensa de una Am¨¦rica Latina confederada, unida efectivamente en un solo pa¨ªs, con una sola frontera y una sola moneda, para ser una naci¨®n continente de igual poder¨ªo econ¨®mico, estrat¨¦gico, tecnol¨®gico y cultural que la Comunidad Europea, Estados Unidos, China, Jap¨®n y otros grandes pa¨ªses.
El mundo de nuestro tiempo, alegre y confiado, piensa que todo tiempo futuro tiene que ser mejor, siguiendo la ley del progreso acumulativo; pero pudiera suceder todo lo contrario, o que lo por venir nos reserve muchas sorpresas.
Hacia el a?o 2000, los pa¨ªses afroasi¨¢ticos y latinoamericanos constituir¨¢n el 80% de la poblaci¨®n, pero que no percibir¨¢n mucho m¨¢s del 20% de producto interno bruto mundial. Si la contradicci¨®n pol¨ªtica Este-Oeste tiende a una coexistencia necesaria, por temor a la guerra nuclear, la contradicci¨®n Norte-Sur, pa¨ªses ricos y pobres, no ser¨¢ tan conciliadora a medida que aumente el partido del descontento en el Tercer Mundo. Ello indicar¨ªa que el eje de la historia se desplazar¨ªa hacia Asia, ?frica y Am¨¦rica Latina, con preferencia hacia ¨¦sta, que ya tiene su pr¨®logo en Centroam¨¦rica y en otros pa¨ªses latinoamericanos, donde la violencia forma parte de la vida cotidiana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.