Funcionario Dud¨²
Para Marruecos, el ¨²nico l¨ªder de los musulmanes de Ceuta y Melilla es Hassan II
Aomar Dud¨² lleva en Rabat la vida de un an¨®nimo y bien colocado funcionario marroqu¨ª. El Ministerio del Interior le paga un chal¨¦, un sueldo y un ch¨®fer, y le invita a muchos de los actos oficiales de la corte alau¨ª. Pero el otrora l¨ªder de los musulmanes de Melilla no goza en Marruecos del protagonismo en los medios de comunicaci¨®n que tuvo en Espa?a. Dud¨² est¨¢ en la reserva, en un frigor¨ªfico pol¨ªtico del que saldr¨¢ alg¨²n d¨ªa si Marruecos decide utilizarlo. Dud¨² ha aprendido que en este pa¨ªs es el rey y s¨®lo ¨¦l quien hace la gran pol¨ªtica, incluida la relativa al contencioso de Ceuta y Melilla.
Una madrugada de fines del pasado mayo, Dud¨² tuvo un accidente de tr¨¢fico no lejos de Marraquech. Hab¨ªa parado su veh¨ªculo para auxiliar a otro averiado, cuando un tercer coche surgi¨® inesperadamente de la oscuridad y le arroll¨®. Dud¨² tard¨® varias semanas en recuperarse de sus lesiones en su domicilio de Nador, cerca de Melilla.Un peri¨®dico melillense public¨® que Dud¨² acusaba a ciertos servicios marroqu¨ªes de haber organizado el accidente. El ex dirigente de los musulmanes melillenses desmiente haber efectuado tales declaraciones, pero los que siguen su trayectoria en Marruecos afirman que "el suceso exacerb¨® su complejo de persecuci¨®n, y en privado expres¨® sus sospechas de haber sido v¨ªctima de un atentado". A diferencia del diario melillense, sus interlocutores marroqu¨ªes afirman que acus¨¦ al comisario Manuel C¨¦spedes, delegado del Gobierno espa?ol en Melilla, de haber organizado el accidente.
El pasado fin de semana, Dud¨² asisti¨® en Casablanca a los festejos del 59? cumplea?os del rey Hassan II. Su posici¨®n en ese tipo de actos oficiales es la de una especie de autoridad local, en segunda fila. En el oto?o de 1986, Dud¨² ten¨ªa 36 a?os y estaba en la c¨²spide de su fama. Nadie discut¨ªa su liderazgo sobre la comunidad musulmana de Melilla, su papel de campe¨®n de los derechos de ese colectivo, amenazados por la ley de Extranjer¨ªa. Dud¨² no reivindicaba la soberan¨ªa marroqu¨ª sobre la ciudad norteafricana, y hab¨ªa conseguido incluso ser asesor del Ministerio del Interior espa?ol.
Dud¨², menudo, nervioso, aprensivo, efectu¨® entonces una visita semisecreta a Rabat, donde comenz¨® a negociar su traslado a Marruecos. El paso definitivo lo dio en enero de 1987, al refugiarse en Nador, en plena temporada de detenciones y procesamientos de l¨ªderes musulmanes melillenses. El 3 de marzo de 1987, Dud¨² confirm¨® su elecci¨®n por Marruecos, al rendir pleites¨ªa a Hassan II a en la Fiesta del Trono celebrados en Rabat. D¨ªas despu¨¦s el soberano le recibi¨® en audiencia privada.
"Marruecos acogi¨® a Dud¨² como uno de sus hijos perseguidos por una justicia racista. Era blanco de un juez melillense antimusulm¨¢n", afirma una fuente del Ministerio del Interior marroqu¨ª. Esa fuente afirma que Dud¨² emplea ahora documentaci¨®n marroqu¨ª porque siempre tuvo esa nacionalidad, "que, seg¨²n nuestra Constituci¨®n, ni se adquiere ni se pierde".
De nuevo, Dud¨² es asesor de un Ministerio del Interior, pero esta vez del dirigido por Dris Basri. El melillense alterna su tiempo entre su casa familiar de Nador y el chal¨¦ puesto a su disposici¨®n en Rabat por el Ministerio del Interior.
La existencia marroqu¨ª de Dud¨² es c¨®moda, pero no lujosa. Sigue viajando en su propio Mercedes blanco matr¨ªcula de Melilla, un regalo de los comerciantes musulmanes de esa ciudad, en la ¨¦poca en que era su l¨ªder.
Idiomas
Dud¨² ha instalado en Rabat a su mujer, Saida, y a sus dos hijas, Lamia y Amal. El melillense ha tenido no pocos problemas de adaptaci¨®n, sobre todo porque s¨®lo hablaba castellano y desconoc¨ªa el franc¨¦s y el dialecto ¨¢rabe marroqu¨ª, las lenguas m¨¢s empleadas en Rabat. Dud¨² ha optado por aprender en primer lugar el franc¨¦s, que en la actualidad usa de forma rudimentaria.Cuando Dud¨² se instal¨® en Marruecos, las autoridades y los medios de comunicaci¨®n de este pa¨ªs otorgaron una gran importancia al gesto. La popularidad marroqu¨ª del melillense dur¨®, sin embargo, muy poco. Desde hace un a?o nadie dice una palabra sobre ¨¦l. "No es que haya consignas de silencio; es que es un s¨²bdito m¨¢s de su majestad", afirma un destacado periodista rabat¨ª. "Fue la Prensa espa?ola la que cre¨® la figura de Dud¨², la que le convirti¨® en l¨ªder", a?ade el periodista. Dud¨², anta?o muy parlanch¨ªn, es ahora cauto con la Prensa, en especial la espa?ola. "Tiene instrucciones de estarse callado", creen fuentes diplom¨¢ticas espa?olas.
Los servicios de informaci¨®n espa?oles, que siguen de cerca sus actividades en Marruecos, han llegado a la conclusi¨®n de que "Dud¨² est¨¢ en la reserva. En los ¨²ltimos tiempos no nos causa mucha inquietud, hasta dir¨ªamos que su autoexilio en Marruecos ha supuesto para Espa?a una bendici¨®n del cielo". Una broma corriente en Rabat afirma que es el Gobierno de Madrid el que corre con los gastos de estancia de Aornar Dud¨² en la capital del reino jerifiano.
Pero los servicios espa?oles piensan, no obstante, que "Dud¨² es una bomba que puede reactivarse en cualquier momento. No est¨¢ exactamente acabado. Se dir¨ªa m¨¢s bien que Marruecos prefiere tenerlo en la nevera, en particular ahora que las relaciones de Rabat y Madrid son excelentes". El pasado junio, Dud¨² tuvo su lugar en la tribuna de invitados a la boda en Marraquech de la princesa Lalla Asma, segunda hija del monarca. Y en la ¨²ltima Fiesta del Trono volvi¨® a rendir pleites¨ªa a Hassan II. En ambos casos estaba incluido en el seno de una m¨¢s amplia delegaci¨®n melillense.
Mientras tanto, muchos de los antiguos seguidores melillenses de Dud¨² le reprochan su "vida f¨¢cil" en Rabat. Para esos seguidores, Dud¨² deb¨ªa haber aceptado correr la suerte de un Nelson Mandela, haberse arriesgado a ser detenido y encarcelado por su causa.
Dud¨² est¨¢ convencido de que los nuevos l¨ªderes melillenses que le critican no gozan de ning¨²n respaldo popular. En cualquier momento, cree, ¨¦l podr¨¢ recuperar la confianza de los musulmanes de esa ciudad.
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