?Ave, Solchaga!
Pues s¨ª, se?or ministro, este colectivo de militares de la II Rep¨²blica (con un promedio de 75 a?os) le saluda, pero con tristeza y frustraci¨®n de no ver satisfechas sus justas reivindicaciones; aunque, parad¨®jicamente, me siento optimista al respecto. Me explico:Seg¨²n han ido sucedi¨¦ndose los hechos en torno a la resoluci¨®n de este contencioso, se desprende claramente que para este Ejecutivo socialista que nos gobierna el ¨²nico inconveniente es el aspecto econ¨®mico, por lo que la soluci¨®n, aunque sea siniestra, se ve venir de la siguiente forma.
La Ley 37/1984 concedi¨® a los. militares de la Rep¨²blica que ingresaron durante la contienda una pensi¨®n m¨ªnima (que yo denomino limosna republicana) a partir del a?o 1985, pero con tales incompatibilidades que s¨®lo la percibi¨® una modesta parte de los afectados. Dos a?os m¨¢s tarde, y cuando ya hab¨ªan fallecido una buena parte de los posibles afectados, fueron suprimidas dichas incompatibilidades, pero eso s¨ª, s¨®lo a partir de 1987. Es decir, que con los mismos fondos m¨¢s o menos, habida cuenta de las bajas, comenz¨® a beneficiarse cuando se hayan producido m¨¢s fallecimientos, no me extra?ar¨ªa que satisfagan los atrasos a los que no lo hicieron por la incompatibilididad entre 1985 y 1987, ya que al quedar menos beneficiarios se har¨ªa con la misma cantidad que se destin¨® para ello inicialmente. Tambi¨¦n es posible que m¨¢s adelante, cuando se produzcan m¨¢s fallecimientos, se reconozca a los afectados la categor¨ªa militar que cada uno ten¨ªa al acabar aquella triste e in¨²til guerra civil. Y finalmente, al morir otros cuantos, y teniendo en cuenta que por el mismo motivo de las bajas habidas no habr¨¢ necesidad de aumentar el presupuesto para ello, es muy probable que sean reconocidos de pleno todos los derechos del colectivo con el grado que cada uno hubiera obtenido de haber seguido en activo. O sea, que, como en aquella maldita guerra motivo de tanto desastre, lo que hay que hacer es resistir-
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