La fuerza de la raz¨®n

FINALMENTE, LA finca Caba?eros, una reserva ecol¨®gica de unas 25.000 hect¨¢reas situada al sur de los Montes de Toledo y al noroeste de la provincia de Ciudad Real, no ser¨¢ destinada a campo de tiro, sino a parque natural. Las especies protegidas que habitan all¨ª se han salvado as¨ª de perecer engullidas en las turbinas de los aviones de entrenamiento o descuartizadas por las explosiones. Pero no s¨®lo ha salido ganando la fauna por la soluci¨®n dada finalmente a una pol¨¦mica que ha durado cinco a?os. Tambi¨¦n la raz¨®n y el buen sentido se han impuesto a la ocurrencia de establecer un campo de entrenamiento militar en uno de los m¨¢s grandes y mejor conservados espacios naturales de toda Europa.El presidente de Castilla-La Mancha, Jos¨¦ Bono, y el titular de Defensa, Narc¨ªs Serra, han llegado a una soluci¨®n sobre la que -sean cuales sean las motivaciones ¨²ltimas que en el secreto les han llevado a la transacci¨®n- todo el mundo estar¨¢ de acuerdo. El m¨¢ximo responsable pol¨ªtico de la comunidad castellano-manchega ha luchado con tes¨®n por una causa en la que apost¨® su propia carrera pol¨ªtica. La opini¨®n p¨²blica y todas las fuerzas pol¨ªticas de la regi¨®n hubieran pasado, en el momento oportuno, la debida factura por un hecho que desde el primer instante se consider¨® discriminatorio y abusivo para la zona. El ministro de Defensa, por su parte, ha sido sensible a los argumentos y consideraciones que a lo largo de estos a?os se han ido poniendo sobre la mesa de su despacho. Eso es lo que m¨¢s hay que valorar.

Sin embargo, no estar¨¢ de m¨¢s que Defensa tome buena nota sobre la necesidad de cambiar en el futuro sus procedimientos para evitar errores que luego deben ser enmendados con tanto esfuerzo y a costa del dinero del contribuyente. Porque si algo est¨¢ claro en este asunto es la ligereza de quienes en su d¨ªa decidieron gastar millones de los Presupuestos Generales del Estado -se desconoce si fueron los 800 de que se habl¨®, pues el caso se clasific¨®, nadie sabe por qu¨¦, como secreto oficial- en la compra de Caba?eros. En definitiva, es ¨¦sta una forma de actuar expeditiva, que se ha mostrado desconocedora de los intereses globales en juego.

No significa todo ello, en modo alguno, que se ponga en cuesti¨®n el derecho del Estado a poner en pie todos los medios que sean necesarios para la defensa militar del pa¨ªs. En este sentido, no ser¨ªa dif¨ªcil encontrar en la zona central de Espa?a un lugar equidistante de las bases a¨¦reas espa?olas que no tenga el valor ecol¨®gico de Caba?eros, carezca de utilidad agr¨ªcola y est¨¦ pr¨¢cticamente deshabitado. Si el Gobierno de la naci¨®n ha llegado al convencimiento de que el Ej¨¦rcito del Aire necesita un pol¨ªgono de tiro, habr¨¢ que buscarlo. Pero sin llevarse por delante otros derechos e intereses leg¨ªtimos, y, llegado el caso, estableciendo las debidas compensaciones sociales a favor de quienes pueden verse afectados por una actividad que comporta evidentes riesgos.