Dignidad gitana

A quienes tienen a¨²n ciertas prevenciones sobre que el flamenco carece de otro horizonte que la taberna o el gueto, cosa de gitanos en fin, yo les invitar¨ªa a ver este espect¨¢culo. Estas personas prevenidas se dar¨ªan cuenta, quiz¨¢ -si ciertos prejuicios no entorpecen su percepci¨®n-, de que estamos ante un arte exquisito y fascinante, que se identifica de manera admirable con la filosofila de la vida y la dignidad de un pueblo que, en verdad, en verdad, conocemos malamente.El espect¨¢culo nos muestra un fresco espont¨¢neo y vital del arte de los gitanos de Jerez, casi tal como podr¨ªa verse, no hace muchos a?os todav¨ªa, en una casapuerta del barrio de Santiago. Desde los juegos de los ni?os a la fragua del T¨ªo Juane, desde lajubilosa albore¨¢ nupcial a una suntuosa fiesta final por buler¨ªas, con m¨¢s de 20 minutos de cante y baile y toque sin una sola pausa y al ritmo incesante y sostenido de las palmas, que se contagia a un p¨²blico entregado y que a su vez aplaude largamente siguiendo el comp¨¢s.

Guitarras de oroNo todo tiene la misma calidad, por supuesto, aunque todo sea aut¨¦ntico y todo sea gratificante. Incluso esas ni?as de corta edad, sorprendentes bailaoras que gustaron a rabiar.

Ana Parrilla no lleg¨® en la seguiriya a la incre¨ªble grandeza que le vimos en Jerez, pero toda su actuaci¨®n se mantuvo a un nivel espl¨¦ndido, con un polo impecable, en el que tuvo coy compa?ero al joven Antonio Ruiz, bailaor ya importante que en los martinetes brill¨® con luz propia.

Cante de gran calidad igualmente, con una Juana Fern¨¢ndez que est¨¢ adquiriendo esa solera de los viejos cantaores que lleva a matices de sabiajondura.

Muy bien La Macanita, y Manuel Moneo estuvo formidable en casi todo. Su hermano Juan hizo una gran versi¨®n del polo y por buler¨ªas dio un excelente recital. Y todo ello animado por tres guitarras de oro, de aut¨¦ntico oro jerezano, las del Morao, su sobrino El Chico y El Jero.