Cerca de mill¨®n y medio de env¨ªos postales
En el sumario de la primera p¨¢gina de EL PA?S del 1 de julio pasado se dec¨ªa: "Correos reconoce que tiene un mill¨®n de cartas sin repartir". En la p¨¢gina 19 del mismo d¨ªa, en el titular de la noticia anunciada en la portada, el n¨²mero de cartas retenidas crece: "Correos admite que tiene mill¨®n y medio de cartas atrasadas", dec¨ªa. Y en la entradilla de la informaci¨®n ya no se trata s¨®lo de cartas: "La secretar¨ªa general de Comunicaciones, Carmen Mestre", escribe el redactor Jos¨¦ F. Beaumont, "ha admitido que Correos tiene en estos momentos un atasco de cerca de mill¨®n y medio de env¨ªos postales ( ... )".Jes¨²s Ortega Calahorra, que trabaja en Tr¨¢fico Postal, en Madrid, protesta: "EL PA?S", escribe, "cuela a sus lectores una mentira, porque no todos los env¨ªos postales son cartas". Considera que "lo de menos ser¨ªa la realidad del atasco o retraso; no as¨ª la consideraci¨®n que merece ese cambio cuantitativo y cualitativo: de mill¨®n a mill¨®n y medio, y la identificaci¨®n absoluta, pero falsa, entre env¨ªos postales y cartas". Pregunta: "?Qui¨¦n miente, EL PA?S o la secretaria general de Comunicaciones?". El redactor jefe de informaci¨®n general, Jos¨¦ Mar¨ªa Izquierdo, responde: "La secretaria general de Comunicaciones, Carmen Mestre, dijo que Correos ten¨ªa en fecha del 1 de julio pasado cerca de mill¨®n y medio de env¨ªos postales, y as¨ª fue recogido en el texto por el redactor". Por si quedara duda, explica que "en la propia Secretar¨ªa General de Comunicaciones han vuelto a confirmar posteriormente este dato".
Bien: a fecha 1 de julio hab¨ªa cerca de mill¨®n y medio de env¨ªos postales sin repartir. ?Por qu¨¦ se habl¨® de cartas en los titulares? "Posteriormente", explica Izquierdo, "a la hora de editar y titular la informaci¨®n, se cambi¨® la expresi¨®n env¨ªo postal por la de carta, en beneficio de una mayor brevedad".
"Es obvio", admite Izquierdo, "que el editor se equivoc¨®, y que los env¨ªos postales es un t¨¦rmino mucho m¨¢s amplio que el de cartas, con lo que se titul¨® claramente de forma err¨®nea". Hubo un error, pues, como reconoce el redactor jefe. Un tipo de error que no es la primera vez que el defensor de los lectores se?ala en esta secci¨®n del ombudsman: los titulares no se ajustaban a lo que se dec¨ªa en la noticia. Habr¨¢ que repetir de nuevo que cuando haya desacuerdo entre titulares y texto de la noticia lo mejor es apostar por lo que se dice en el texto.
Admitida la equivocaci¨®n, el redactor jefe hace una puntualizaci¨®n al lector Ortega Calahorra: "A¨²n refiri¨¦ndose a env¨ªos postales, nada dice de la premura del servicio de Correos tal acumulaci¨®n de objetos (b¨²squese la denominaci¨®n m¨¢s ajustada) en sus oficinas". "Env¨ªos o cartas, el c¨²mulo es obvio, y dar cuenta de esa situaci¨®n era el objeto de la informaci¨®n", manifiesta Izquierdo.
(Ortega Calahorra se refiere tambi¨¦n en su carta a aspectos de la ley de Servicios Postales y al malestar que existe entre los trabajadores de Correos.)
La¨ªsmos
El pasado d¨ªa 3, en la secci¨®n Gente, se contaba que la actriz norteamericana Jennifer Leight hab¨ªa pedido a su peluquero, Louis Licari, una indemnizaci¨®n de cuatro millones de d¨®lares (unos 480 millones de pesetas) "por estropearla el pelo". La expresi¨®n estropearla el pelo ha motivado varias quejas de lectores.
Por ejemplo, desde Herrera (Sevilla), Manuela Ropero -"y una jart¨¢ de gente m¨¢s", a?ade- dice acerca de la locuci¨®n estropearla el pelo: "Yo, que como buena andaluza no tolero que nos critiquen de hablar fatal porque aspiramos la h, la d intervoc¨¢lica, y hagamos otras cuantas cosas m¨¢s..., dir¨¦ que me parece una est¨²pida muestra de ese peculiar acento de meseta". Otra protesta: desde Albox (Almer¨ªa), Diego Cerd¨¢n Galera se?ala que "aquellos que no descubran error alguno en el texto ser¨¢n seguramente la¨ªstas y deber¨¢n ponerse en tratamiento". "A ellos les digo", contin¨²a, "que donde dice estropearla deber¨ªa decir estropearle". "El la¨ªsmo", se lamenta, "es uno de los vicios ling¨¹¨ªsticos m¨¢s extendidos". Dice que ¨¦l no es un hombre de letras, sino de ciencias, pero le "resulta insoportable escuchar a negligentes la¨ªstas hablando mal cuando con el mismo esfuerzo lo pod¨ªan hacer bien". "Me gustar¨ªa", manifiesta, "no volver a encontrarme con algo as¨ª, sobre todo en los medios de comunicaci¨®n, que deben esmerarse extremadamente en el uso de nuestra preciosa lengua".
El redactor jefe de informaci¨®n general, Jos¨¦ Mar¨ªa Izquierdo, da toda la raz¨®n a los lectores y les pide disculpas. "El la¨ªsmo, el le¨ªsmo y, en menor medida, el lo¨ªsmo", reconoce, "siguen siendo vicios de escritura en algunos de nuestros redactores". Y a?ade que no s¨®lo el Libro de estilo de EL PA?S, " sino cualquier manual de uso del castellano, da cumplida cuenta de su empleo correcto". En su Diccionario de dudas y dificultades de la lengua espa?ola, Manuel Seco, miembro de n¨²mero de la Real Academia, cuenta que el la¨ªsmo (uso de la como complemento indirecto femenino en lugar de le, "que es la forma acad¨¦mica") pertenece al habla familiar, "y sobre todo popular", de Castilla. "Es muy antiguo (hay ejemplos en el Poema del Cid)", a?ade, "y aparece en muchos escritores distinguidos de siglos pasados". Pero aclara que el la¨ªsmo, hoy muy poco aceptado entre los escritores, no est¨¢ admitido por la Academia. Debe evitarse, pues: "Al menos cuando se habla o se escribe para un p¨²blico, ya que es un uso que est¨¢ al margen de la norma general del idioma", a?ade Manuel Seco.
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